A poco más de un mes de haberse detectado los primeros casos de Covid-19 en Uruguay, las cifras oficiales muestran que se ha podido contener el brote inicial y que el sistema de salud sigue con buen margen de respuesta. “Los resultados están a la vista. Uruguay logró evitar en esta primera etapa un aumento exponencial de los casos. Es importante aclarar que no se trata de que ‘aplanamos la curva’ sino que suprimimos de entrada el aumento”, afirmó a Sala de Redacción, Julio Medina, director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. 

“Se ‘compró’ tiempo para que el sistema de salud se preparara, consiguiendo insumos, aumentando las camas de CTI y de cuidados moderados, entrenando al personal de salud, armando protocolos y guías, etcétera. El sistema de salud está más preparado que hace un mes para responder a un aumento considerable de casos, aunque este aumento debe ser controlado”, agregó.

Amenazas

Medina ve que hay un gran desafío por delante. Sostuvo que el distanciamiento social “modificó la velocidad de la evolución de la epidemia en nuestro país” pero advirtió que “al comenzar a levantarse las restricciones al movimiento, la velocidad de la epidemia irá retomando su velocidad original”. “En estos momentos hay condiciones para levantar algunas restricciones de manera progresiva pero siempre monitoreando la evolución de la epidemia.

En comunicación con Sala de Redacción, la infectóloga Zaida Arteta -secretaria médica del Sindicato Médico del Uruguay-, considera que “tenemos una pendiente que es lenta” pero agregó que “todavía tenemos dificultades para la gestión del testeo, además, de muchos de los tests que se han hecho no conocemos porqué se realizaron, es decir, si es porque la persona simplemente quiso ir a testearse o porque realmente tenía síntomas”.

La reanudación de actividades de la construcción, el debilitamiento de la cuarentena voluntaria y el brote del virus en el Hospital Vilardebó, según Arteta, muestran la diseminación del virus en diferentes sectores socioeconómicos, lo que a su entender es preocupante. “Esperamos que haya mayor número de casos en todos los barrios así como en algunos lugares del interior del país, pero no sabemos cómo se va a comportar el virus, yo no esperaría que se comportara de la misma manera. Las condiciones socioeconómicas no son las mismas, por lo tanto, el impacto de las infecciones sumado a la posibilidad o a la imposibilidad de testeo o aislamiento tampoco es igual” sostuvo, poco antes de que se conocieran los casos positivos de Covid-19 en asentamientos y en residenciales de ancianos de Montevideo.

“Nos preocupa mucho la respuesta en esta etapa porque es donde van a empezar a haber casos más diseminados. El ministerio ya no está teniendo el control de cada caso como al principio en donde llamaba por teléfono a cada persona, esto ahora queda librado a los prestadores, si es que pueden hacerlo o si por alguna dificultad de gestión no lo pueden realizar. Todo esto indica que no va a pasar lo mismo que viene sucediendo hasta ahora”, expresó Arteta.

En este tiempo transcurrido, la infectóloga ha observado debilidades, como el alcance de los testeos a lo largo del país, en lo que incide que no estén centralizados y que cada prestador se encargue de realizarlos. “Lo que el gobierno implementó creo que es adecuado, no creo que haya habido ninguna medida en la que se pueda decir que determinada cosa no hay que hacerla así. El tema pasa por la profundidad de las medidas, por ejemplo en el testeo, deberíamos contar con mucha más capacidad de insumos en todo el país para poder testear a muchas más personas, es decir, algo más coordinado e intenso”, sostuvo. “Si por ejemplo yo en Uruguay necesito hacerme una resonancia magnética puedo ir a mi prestador, puedo pagarla particular, puedo pedirle al médico que me lo ponga urgente, puedo tratar de pasar por la dirección técnica… una serie de cosas de gestión de los estudios que hacen que algunas personas lo obtengan antes, otras después y otras muy tarde; esto mismo está sucediendo con el testeo de Covid, que lo tiene que autorizar la dirección técnica de cada prestador, que a su vez establece a quién se lo hace, cuándo y cómo”, reprobó Arteta.

Falta de liderazgo

Marisa Buglioli, ex directora del Departamento de Medicina Preventiva y Social en la Udelar expresó en diálogo con Sala de Redacción su postura acerca de cómo seguir tratando la epidemia, teniendo en cuenta una posible vuelta progresiva a la vida normal. “Todavía no está claro qué tipo de inmunidad se adquiere al contraer la enfermedad, por lo tanto cualquier estrategia a nivel mundial, y por ende a nivel país, va a ir validándose de acuerdo, sobre todo, a los países que tuvieron los primeros casos antes”.

“Se necesita hacer evaluaciones, ir al ensayo y error, pero basado siempre en evidencia. Es relevante pensar en qué situación estamos y armar una especie de cronograma de cómo sería una línea de tiempo de eventos esperados como, por ejemplo, las bajas temperaturas que se vienen y, a partir de este cronograma, armar un plan de contingencia. El retorno tiene que ser progresivo, tenemos que ir evaluando cada medida para saber si en un balance costo/beneficio, nos está brindando más beneficio que costo”, manifestó.

Según Buglioli, la gran carencia en este proceso que hemos transitado es la falta de autoridad, a nivel sanitario y epidemiológico, del Ministerio de Salud Pública (MSP): “Para estar en el MSP, además de la condición de médico, se necesita cumplir con la condición de autoridad sanitaria, y eso significa tener un rol mucho más activo que el que que está teniendo hoy por hoy el Ministerio”¸ reclamó. Agregó que “las instituciones tienen fortalezas y debilidades, y una debilidad del MSP es que no tiene un conductor definido. No tenemos líderes o referentes claros a nivel de la autoridad sanitaria, y una función esencial del MSP es la de liderazgo a nivel sanitario, y más dentro de una pandemia”, remarcó.

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