“Los números están en rojo, por eso para subsistir lo que estamos haciendo nosotros es poner plata de nuestros bolsillos para cubrir los gastos fijos”, dijo a Sala de Redacción Patricia Martínez, propietaria de la residencia estudiantil Uruguay Estudia.

El comienzo del año estudiantil fue de los más atípicos e inesperados que se ha visto en mucho tiempo. En el caso de la Universidad de la República (Udelar), las clases presenciales fueron suspendidas, en principio por una semana, el 13 de marzo, cuando se confirmaron los primeros casos de Covid-19; luego, cuando se vio la dimensión de la emergencia sanitaria, el rector Rodrigo Arim decidió que se dictaran de manera virtual durante el resto del semestre.

Esta medida provocó que muchos estudiantes del interior decidieran volver a sus hogares y esto repercutió, de forma directa, en emprendimientos como las residencias estudiantiles, que se vieron seriamente afectadas, no sólo en el funcionamiento normal de las actividades, sino respecto al descenso de sus ingresos.

En los últimos días ha circulado por varias redes sociales una junta de firmas que pide a las residencias no cobrar el alquiler a aquellos estudiantes que, por la emergencia sanitaria, volvieron a sus hogares en el interior del país. Sin embargo, para los dueños de estas casas, es fundamental seguir percibiendo ingresos para mantener el lugar y poder brindar los servicios a quienes decidieron quedarse.

La realidad desde adentro

Uruguay Estudia es una residencia estudiantil que, desde que se decretó la emergencia sanitaria, atraviesa serios problemas económicos que su propietaria ha tenido que enfrentar. Patricia Martínez afirmó que su negocio normalmente percibe ingresos mensuales, pero a raíz de que muchos residentes volvieron a sus casas en el interior del país, la situación económica se ha complicado. “Se fueron casi todos y quedaron seis nada más”, dijo Martínez, quien además sostuvo que desde la administración tratan de que la residencia funcione de manera normal para esas personas que se quedaron y, para que eso suceda, deben cubrir los gastos fijos con dinero que sacan de sus bolsillos.

La propietaria también manifestó que se tomó la decisión de cobrar un 30% del alquiler durante estos primeros tres meses para aquellos que se fueron como forma de mantener su lugar y flexibilizar el pago. Además, se encargaron de crear medidas de contención para las seis personas que se quedaron. “Agregamos cosas para que estén más entretenidos en la casa, hicimos una biblioteca, llevamos 50 libros de distintas cosas y material para ejercitarse”, relató. Respecto a los cuidados sanitarios que se aplican en el lugar, dijo que lo primero que hicieron fue tomar las medidas de higiene necesarias y adecuadas como lo indicó el Ministerio de Salud Pública. “Los dispensadores de alcohol en gel y jabón están en todos lados, la limpieza de las mesadas y los baños tres o cuatro veces por día”, detalló, y añadió que los residentes deben seguir un protocolo de limpieza cada vez que salen.

Otra casa estudiantil que también enfrenta problemas es La Puerta del Parque. Rubén Estel, propietario de la residencia, contó a Sala de Redacción que la situación “es algo que nos tomó por sorpresa a todos”. Afirmó que en principio se pensaba que la situación iba a durar un mes y que todo lo que ha ocurrido le es inesperado en muchos aspectos. Por el momento, la casa está vacía de residentes, aunque continúan el vínculo con ellos ya que les han ido enviando sus pertenencias a sus respectivas casas.

Más allá de todas las consecuencias negativas que trajo el coronavirus a estas residencias, Estel opinó que “es una oportunidad para dar un paso más adelante en cuanto a lo que tiene que ver con los servicios”, y agregó que están aprovechando la situación para “acomodar algunas cosas y refaccionar las casas”.

En primera persona

Nicolás Fonseca es un estudiante universitario de Maldonado que estaba viviendo en una residencia estudiantil y decidió regresar a su departamento porque, además de no tener clases, su trabajo cerró debido a la emergencia sanitaria, explicó a Sala de Redacción. Desde entonces, mantiene contacto con los dueños para estar al tanto de las medidas que se han tomado y agregó que tanto él como otros que regresaron a sus hogares dejaron a disposición de los que se quedaron sus alimentos, ya que se estima que no van a volver por mucho tiempo.

En cuanto al pago durante este período, la residencia les ofreció, de acuerdo a la modalidad que tenga cada uno (mensual o anual), un descuento del 30% a partir del mes de abril que fue cuando se suspendieron las clases presenciales. “Eso es lo que se maneja hasta ahora, en los sucesivos meses habrá que ver qué se decide en función de cuánto dure la suspensión y la emergencia sanitaria”, afirmó Fonseca.

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