Aldo Díaz nació el 28 de mayo de 1975 en la ciudad de Durazno. Se inició como golero en la selección de Paso de los Toros y después pasó a jugar de centrodelantero, posición que lo llevó a marcar varios goles y regalar alegrías. En Uruguay, además de jugar en Tacuarembó Fútbol Club, defendió la camiseta de Central Español, Liverpool y Bella Vista. En su carrera marcó 400 goles y es el máximo goleador de Tacuarembó Fútbol Club, con un total de 147 goles. Creció en el barrio Ferrocarril de Paso de los Toros y en la cancha Belgrano dio sus primeros pasos futbolísticos. Sus abuelos Irene y Dionicio lo criaron en una casa en la que vivían 12 personas más: seis hermanos y seis primos. 

Un tipo mañoso, con carácter, lo que lo hizo un nueve molesto dentro de la cancha y difícil de marcar. Su zona dentro del área era entre los zagueros rivales, atento al centro y a rematar de cabeza para mandar la pelota al fondo de la red. Siempre le gustó entrenar y dar lo máximo; mantenerse en forma fue lo que le permitió jugar muchos años y ser goleador uruguayo en varias ocasiones.

A cuatro años de retirarse del profesionalismo con la camiseta de Tacuarembó Fútbol Club, su pasión por el deporte sigue intacta. Su camino continuó con la ayuda a niños de su querido Paso de los Toros, donde se desempeña como entrenador y cuenta con su propia escuela deportiva.

-¿Cómo fue tu inicio en Tacuarembó Fútbol Club?

-Me inicié en 1999, cuando el club entra en el fútbol profesional. Me presenté el 10 de mayo para dar mis primeros pasos y cumplir objetivos. En 2009 me voy a Montevideo, pero años más tarde volví para seguir y acompañar al equipo.

-¿Recordás tu primer gol con la camiseta de Tacuarembó?

-Debuté contra Huracán Buceo en el Estadio Charrúa, ganamos 2 a 1 ese partido y marqué los dos goles, uno de cabeza al arquero Sebastián Pereyra, que lo recuerdo con mucha claridad. El primer gol a un grande fue a Peñarol en el Estadio Centenario, también de cabeza. Así fueron los inicios de mis goles.

-¿A qué destinaste tu primer sueldo?

-Cuando voy a Tacuarembó hago un arreglo con Wilson Ezquerra [en ese entonces presidente del club] de cinco mil pesos y 500 pesos por cada gol. Cuando firmé el contrato le dije que quería que me guardara dos mil pesos para poder comprar el terreno de mi casa. Lo otro fue para mi abuela, porque quería ayudarla. Él sacó la diferencia, le giraba el dinero a ella y, a su vez, guardaba mi parte. Conmigo se portó excelente, yo cumplí lo que prometí, marqué los goles y tenía ese premio. Luego me pude comprar el terreno en Paso de los Toros.

-¿Cuál fue el momento que más te marcó futbolísticamente?

-Siempre cuento que el mejor recuerdo que tengo fue cuando salimos campeones con Tacuarembó, en la final contra Atenas. Siempre estoy mirando ese partido, lo tengo grabado, pude marcar el gol ante toda la multitud para conseguir ese ascenso a primera. El gol a [el golero colombiano René] Higuita también me marcó mucho. El fútbol te da cosas que otro deporte tal vez no te da, o sí, pero al ser fanático de esta disciplina siento que me dio algo especial y para mí eso fue algo increíble. El recuerdo más firme es de esa final en un Estadio Goyenola repleto.

-¿Cómo viviste ese ascenso a primera con Tacuarembó?

-Ese partido fue algo impresionante. En la semana veníamos de enfrentar a Plaza Colonia y conseguir un paso importante con el equipo, pero no largamos la toalla, el lunes empezamos a entrenar al máximo, como si no hubiera pasado nada. En la noche previa llamaba a mi casa y hablaba con mis hijos y mi esposa, yo les dije: “Papá va a meter el gol del ascenso, salimos campeones con mi gol”. No podía dormir pensando en ese partido, me imaginaba todo. Fue algo espectacular. Saliendo de la concentración paramos en una escuela, nos tenían algo preparado, ahí estaba nuestra familia y en un proyector nos pasaron un video motivacional con el resumen de nuestro año. Nos hizo llorar a todos y a la hora del partido entramos con mucho ánimo. La final fue el 24 de mayo, en cuatro días [el 28 de mayo] era mi cumpleaños y el 24 de mayo se cumplía la fecha del fallecimiento de mi abuela. Era la oportunidad de darle alguna alegría, porque era una fecha muy importante para mí.

-¿Qué recordás de tu pasado en los equipos Brujas, de Costa Rica; Deportivo Italia, de Venezuela; y Rangers, de Chile?

-En todos dejé mi huella y buena imagen, quedaron varios amigos y una buena relación. Te deja los contactos para poder trabajar en un futuro, el mercado del fútbol te implica tener ese contacto. Como persona y ser humano uno ha andado bien, fui muy querido, me deja feliz poder hablar con la gente de Costa Rica o de Perú, poder contar mis proyectos y tener el apoyo. Hace poco tuve contacto con [Edinson] Cavani a través de Walter Guglielmone, es un jugador que admiro mucho y hablé unos 20 minutos con él. La llegada a él fue gracias al fútbol.

-¿Qué significa para vos el fútbol?

-Siempre digo que lo más importante que le puede pasar a uno es ser padre, pero con respecto al fútbol, siempre soñé con ser futbolista profesional. Hoy en día es lo que me dio un nombre dentro del fútbol, hablan de Tacuarembó y mi nombre está ahí siempre. La pelota me permitió estar en lugares increíbles, nunca imaginé poder viajar en avión y estar en lugares impresionantes. Mi nombre sigue vigente, soy un agradecido a lo que me brindó el fútbol, nadie me regaló nada, todo lo hice a base de esfuerzo y sacrificio. 

-¿Fue difícil tomar la decisión del retiro?

-La noche previa tomé la decisión. Nos jugábamos el descenso y me toca marcar dos goles que terminan salvando al equipo. Les comenté a mis hijos que me retiraba, me decidí en esa noche. Me entristecía el momento que se estaba viviendo, no me podía dormir. Cuando me cae la ficha de que no iba a entrar más a una cancha de fútbol y digo “qué cagada me mande”, fue cuando hacen el cambio. Agacho la cabeza, me bajo las medias, me saco las canilleras, me golpeo las manos, camino de la mitad de la cancha hacia afuera, veo a toda la gente ovacionando y ahí empecé a llorar, pero ya estaba todo decidido, era el momento de retirarme. Quería retirarme vigente, sin que digan que pasaba lesionado, tenía casi 43 años, podía seguir seis meses más. Terminé el campeonato con 18 goles sin ser titular, fue impresionante. Me fui tranquilo, competitivo, cumpliendo con lo mío, fue muy emotivo.

-Tu hijo Lorenzo sigue tus pasos y juega en Atenas, ¿cómo le está yendo?

-Tiene mis mañas, es igualito a mí. Él mira mis videos en Youtube y me pregunta cómo hacía para definir así si era bajo, o cómo terminaba cada jugada. Vino gente de Peñarol, pero él en ese momento era muy chico, quería que se formara acá en Paso de los Toros. También lo vino a buscar gente de Tacuarembó, pero siguió con la selección de acá. Vinieron de Atenas años más tarde y se quiso ir para allá. Ahora tiene 15 años, lo quieren mucho y ama lo que hace. Le digo que entrene, tiene todas las condiciones y las bases para ser un buen jugador de fútbol, es zurdo, delantero. Quiero que aprenda los valores del fútbol, lo despiertan a las seis de la mañana, tiende la cama, ordena su cuarto y tiene que ir a estudiar. En Atenas tiene todo para crecer, comparte el complejo con 40 niños del interior, no les falta nada, los llevan y traen.

-¿Cómo ves al futbolista de hoy en día?

-El fútbol cambió mucho. Hay diferencias con respecto a mi época. La tecnología hoy es mucha, el VAR es una, la tecnología aplicada a las prácticas es otra. Cuando empecé no teníamos celulares, la gurisada hoy está pendiente del celular y no de entrenar, y eso saca un poco del foco. Hablé con entrenadores y afirman esa situación. Cuando llegaba al entrenamiento era el primero, hacía mis cosas, abdominales, pesas, y esperaba la hora de entrenar. A nivel internacional el entrenamiento mejoró, pero considero que el fútbol uruguayo debería cambiar. Es muy lento comparado a los demás y estamos por debajo de muchas ligas internacionales. El fútbol brasilero, por ejemplo, está en un nivel muy alto. Esperemos que se pueda cambiar para bien, a nivel de copas estamos por debajo de otras ligas que nos están superando mucho. El fútbol brasilero tiene mucha clase, el nuestro te entristece, hay canchas en mal estado que enlentecen mucho.

-¿Cómo vives el momento actual de Tacuarembó, que vuelve al profesionalismo después de dos años estar en la C?

-El año pasado lo seguí mucho más, con información de mi hermano, que es hincha, o escuchando a los relatores que también me pasaban datos. Me alegro mucho por los gurises, por el pueblo, los directivos, sé que se sufrió mucho y es una alegría grande que reciban este premio. Hay un buen trabajo desde las formativas y eso es importante. Tienen que seguir por ese camino para que el club siga creciendo. Como hincha veo que mejoró mucho la institución. Consiguieron algo importante como grupo, que sigan por ese camino y que se vengan más logros importantes, ahora todo el pueblo tiene que seguir apoyando.

-¿A qué te estás dedicando en la actualidad?

-Hoy en día estoy radicado en Paso de los Toros. Tengo una escuelita de fútbol con varios niños. Además, ayudo a muchas familias con el merendero. A mí me gusta mucho el aspecto social. Estoy trabajando en la escuela rural 67 de Peralta, ahí es un amor sincero que recibo de los niños transmitiendo el deporte. También en la selección local de acá, como técnico de los más chicos. Por otro lado, estoy viendo otras cosas para más adelante seguir trabajando en lo mío a nivel formativo.

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