Este año la red social Instagram decidió ocultar en varios países la cifra de “Me gusta” de las publicaciones, así como la cantidad de visualizaciones de los videos subidos por sus usuarios. El 17 de julio, la red social informó a través de su cuenta oficial de twitter el supuesto motivo: “Queremos que tus amigos se centren en las fotos y videos que compartes, no en la cantidad de me gusta que obtienen. Todavía puede ver sus propios ‘Me gusta’ tocando la lista de personas a las que les ha gustado, pero sus amigos no podrán ver cuántos ‘Me gusta’ ha recibido su publicación” . En otra publicación que se realizó el mismo día, la compañía explicó que se trataba de una prueba que se va a aplicar en Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda.
Anteriormente, en abril de este año el medio británico “The Independent” anticipó en una publicación que los Me gusta de Instagram, Facebook y Snapchat podrían prohibirse para los jóvenes, bajo nuevas reglas del Reino Unido que intentan proteger la seguridad de los niños en internet. La publicación se realizó en base a un informe de la Oficina del Comisionado de Información Británica, en el que se recomendó que la función de “Me gusta” debería ser bloqueada para proteger la seguridad y el bienestar de los usuarios más jóvenes. Se considera que la decisión de la compañía es en base a lo anteriormente mencionado.
En 2017, la Royal Society for Public Health (RSPH) y el Young Health Movement (YHM) de Reino Unido publicaron un informe que examina los efectos positivos y negativos de las redes sociales en la salud de los jóvenes. Allí se indica que Instagram es la peor para la salud mental de los adolescentes, además plantea cuáles son los posibles efectos negativos que pueden causar las redes sociales, entre ellos ansiedad y depresión, sueño deficiente, problemas para aceptarse físicamente, ciberbullying, entre otros.
El estudio también plantea los aspectos positivos, como construir y mantener relaciones, autoexpresión e identidad propia, apoyo emocional y desarrollo comunitario, acceso a la experiencia de salud de otras personas y a información de expertos en salud.
Roberto Balaguer, psicólogo experto en TICS y escritor de varios libros relacionados a las redes sociales y los jóvenes, planteó a Sala de Redacción que Instagram pudo haber tomado esa decisión por un tema de salud mental, debido a que cada vez hay mayor conciencia respecto a la adicción que la redes sociales están causando y el contenido persuasivo que contienen. Esta medida podría minimizar esos efectos, opinó. “Los jóvenes están muy pendientes de lo que otros opinan, piensan, valoran… particularmente en la adolescencia que es una etapa donde están más sensibles a eso, están desarrollando la identidad y están más pendientes de los niveles de aceptación. Esto lo exacerba, lo hace mucho más marcado; la forma de estar en el mundo pasa en buena medida por esa aceptación”, resumió el psicólogo.
Balaguer también sostuvo que depende mucho de la personalidad de los distintos jóvenes, el nivel o grado de influencia que puedan tener las redes sociales sobre ellos. En las personas que son más sensibles y están más pendientes frente a ese tipo de cosas -cantidad de me gusta, ver a personas y/o influencers con otros estilos de vida, etc-, va a generar un efecto mucho más negativo: “…no quiere decir que sea una causa, pero sí un gran catalizador que produce efectos dañinos y nocivos” en la salud de esos jóvenes.
Balaguer plantea también que las redes sociales hoy forman parte de la vida moderna y lo bueno es poder conocer los efectos que ellas provocan y darle la importancia que se merecen: “poner las redes sociales al servicio de uno y no uno estar al servicio de las redessociales”. Este medio tiene cosas negativas, pero de él también pueden obtenerse cosas positivas, sostuvo el psicólogo. Todo depende de cómo se administre el tiempo en las redes, y en base a la personalidad de cada uno poder sacarle el mejor provecho; “cuando empieza a ocupar más tiempo en tu vida de lo que quisieras… hay que poder autorregularse”.
Sobre los más jóvenes Balaguer recomienda que, más que un control por parte de los padres, los que debe haber es un diálogo con los hijos para poder orientarlos y ayudarlos a navegar seguros por la red.