Ubicado en Paso de la Arena, el centro Áreas Pedagógicas recibe cada día a 110 estudiantes de 14 a 18 años, aunque está acondicionado tan solo para 90. Es parte de la propuesta educativa Áreas Pedagógicas, que fue creada por Instituto del Niño y el Adolescente Uruguayo (INAU) y Consejo de Educación Secundaria de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) en 1989. Hay centros en otros puntos de Montevideo, en Canelones, Colonia, Maldonado, Rio Negro y Soriano. Todos trabajan con adolescentes que están desafiliados del sistema educativo formal y en situación de vulneración y exclusión social, con el objetivo de que puedan finalizar el ciclo básico.

Muchos adolescentes son derivados por INAU y todos han tenido actividad educativa previa. Cursan allí el ciclo básico, pero no de la forma tradicional puesto que su estructura fue adaptada por el programa. Si bien los cursos son divididos en distintos niveles (1º, 2º, y 3º), cada estudiante tiene su propia agenda curricular y horarios personalizados según la disponibilidad y la cantidad de materias pendientes. Por esta razón, la finalización del ciclo depende de cada uno, ya que ellos mismos deciden cuándo rendir las materias y respectivos exámenes.

Karina Adorian, coordinadora del centro de Paso de la Arena, explicó a Sala de Redacción que el objetivo central es el “contradestino” de cada uno de los adolescentes, a causa de su situación de vulnerabilidad y de escaso acceso al estudio y a los derechos. Se buscan diferentes estrategias y se les brindan herramientas para que encuentren la resignificación de lo que es ser estudiante y la propia superación.

Este centro no logra satisfacer la demanda de Paso de la Arena y barrios aledaños: además de atender a 20 estudiantes más, hay quienes están en lista de espera. Al encontrarse capacitado para trabajar con una menor cantidad de estudiantes, cuenta con diversas precariedades: salones pequeños, poco calefaccionados, y no cuentan con acceso a Ceibal, como las demás instituciones públicas de enseñanza media del país.

Adorian manifestó que el apoyo que recibe el centro es bajo, y que principalmente proviene del INAU, a través del Instituto del Hombre (IDH), quien se encarga de resolver problemas cotidianos y de posibilitar el desayuno para los estudiantes. El aporte de Secundaria se dedica íntegramente al sueldo de los profesores, explicó.

Natalia Hernández, profesora en el centro de Paso de la Arena, reafirmó esta postura en conversación con Sala de Redacción, y expresó que siente una gran desilusión ante lo recibido por Secundaria: “ni siquiera otorgan borradores o tinta para los marcadores”, dijo. Además, contó que los profesores entregan canastas de alimentación, ropa y abrigo.

El año pasado se hizo un recorte del tercio de la presencia directa y las horas por actividad curricular también se vieron reducidas. Según Hernández, “el centro estuvo a punto de desaparecer, estuvo en la mira”, y ahora se está trabajando solo una vez por semana con cada materia, “lo que dificulta la planificación, aún más con materias que se dictan semestralmente”.

Más que un centro educativo

Según la coordinadora, los estudiantes buscan generar un vínculo de afecto y confianza con los profesores; señaló que ese es un pilar del centro y es fundamental para generar un aprendizaje significativo. Es por eso que “este año recibimos visitas del equipo técnico de Áreas [Pedagógicas], y nos acercamos a la policlínica del barrio para que puedan apoyar y brindar herramientas a los estudiantes”, dijo Adorian.

Los docentes del centro le dan una atención personalizada a cada estudiante y traspasan lo curricular, porque es necesario crear un vínculo solvente ante las dificultades de cada uno. Entre ellos se encuentran chicos con autismo, con discapacidades visuales o, incluso, analfabetos.

Hernández resaltó que la formación de los profesores debería darse de forma diferente, por ejemplo que puedan acceder a posgrados u otras capacitaciones. Dijo que ella elige año tras año dicho centro porque representa un desafío y es muy satisfactorio ver el resultado de la superación en cada uno de los estudiantes.

La coordinadora del centro lamentó que muchos docentes eligen cargos en Áreas Pedagógicas -que ofrecen una remuneración mayor que otros- sin saber de qué se trata, y que eso hace que el apoyo y la dinámica necesaria para el correcto desarrollo de las actividades, no esté. También dijo que existe una actitud por parte de muchos docentes centrada en la “mirada que uno tiene sobre el otro”. Al sentir que se trata de adolescentes que no aspiran a más que terminar ciclo básico, o no cuentan con posibilidades de salir adelante, simplemente realizan su trabajo sin la implicancia que requiere, lo que perjudica los pilares fundamentales del centro. “Es la parte más difícil”, reveló.

Otras propuestas

Muchos adolescentes no prevén seguir estudiando después de su transcurso por áreas pedagógicas y por eso, el centro apunta a la inserción laboral a través de diversos talleres. Según explicó Adorian, se busca trascender la asignatura trabajando lo aptitudinal, tener redes con otras instituciones del barrio y trazar actividades que trasciendan el aula. Además, el IDH aporta un profesor para llevar adelante un espacio educativo como apoyo en las asignaturas. También cuentan con la Casa Joven, a la que muchos estudiantes que van a clase de mañana, asisten por la tarde para hacer actividades recreativas de forma extracurricular; en ella se brinda apoyo al estudio. Muchos se acercan por la Casa Joven y por la recreación, y de ahí se convencen de terminar ciclo básico en áreas pedagógicas.

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