A la hora de enfrentar la pandemia de covid-19, algunos países han optado por la cuarentena obligatoria, mientras que otros han pedido a la población que se quede en sus casas sin normas que mandaten a hacerlo. También hay ejemplos de países que han elegido una estrategia más “relajada” y, en otros casos más extremos, están los que subestimaron o le quitaron importancia a la enfermedad.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo el 20 de abril que “flexibilizar restricciones no significa el fin de la pandemia en ningún país. Terminar con la pandemia requiere de un esfuerzo sostenido de parte de cada persona, comunidad y gobierno, para continuar suprimiendo y controlando este virus mortal”. Además, el director de la OMS advirtió que “lo peor está aún por venir”, incluso para países desarrollados, que sacaron conclusiones erróneas y terminaron metiéndose en problemas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un principio trató de quitarle importancia a la enfermedad. Manifestó que nadie sabía qué pasaría con el virus que la genera y que este iba a desaparecer “como un milagro”. Sin embargo, con el transcurso del tiempo moderó su discurso e incluso le dijo a un gobernador que es demasiado pronto para reabrir los comercios.
El viernes, días después de anunciar el cese del financiamiento de ese país a la OMS, Trump hizo declaraciones públicas quedejaron perpleja a la comunidad científica. Después de leer informes científicos que muestran que el coronavirus se elimina más rápido ante el calor, la humedad y desinfectantes de uso doméstico, dijo que una posible solución para combatirlo sería que las personas se inyecten productos de limpieza y que se les pueda introducir una luz ultravioleta, y pidió a médicos que lo analizaran. Actualmente, Estados Unidos batió el récord de muertes por covid-19, con más de 57.000 y también el de infectados, con más de un millón.
La situación en México también tuvo cambios de clima. Al comienzo de la pandemia, el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, le pidió a la población que “no dejen de salir, todavía estamos en la primera fase, yo les voy a decir cuando no salgan”. Y agregó: “Si pueden hacerlo y tienen la posibilidad económica, sigan llevando a la familia a los restaurantes, porque eso es fortalecer a la economía”. Después de unos días, el mandatario se rectificó y pidió a los mexicanos que se queden en sus casas y guarden una “distancia sana”. Actualmente, en dicho país rige una cuarentena de carácter voluntario que se extenderá hasta el 30 de mayo.
Cuestión social
Sala de Redacción consultó a Alejandro Macías, infectólogo mexicano, quien fue además comisionado nacional durante la pandemia de la influenza H1N1, en 2009. Según manifestó, no cree que haya habido una subestimación de la enfermedad en México. Macías explicó que cuando se aplica un confinamiento a tiempo y a través de pruebas de laboratorio se realizan testeos a un número alto de personas con síntomas y sus contactos para aislarlos, se reduce sustancialmente la transmisión del virus y se aplana la curva de transmisión. En suma, señaló que esto evita que se saturen los hospitales y se mantiene una cierta normalidad en la actuación de las necesidades sociales.
El infectólogo detalló que “mientras no haya una vacuna, este virus tarde o temprano acabará por infectarnos a muchos. Lo que se trata ahora es de que no nos infectemos todos al mismo tiempo”. Macías consideró que las medidas más estrictas tienen sus desventajas, como lo costos altos de las pruebas, pero es más costoso pagar las consecuencias de un colapso en el sistema de salud y del cierre total de la economía por más tiempo. “También hay quien ha dicho ‘evitemos que se infecten los jóvenes’, pues yo creo que estaríamos dilatando el problema y prolongándolo”, afirmó.
Por último, agregó que se tenía muy abandonada a la salud pública mexicana y que el presupuesto era insuficiente, por lo que a partir de la pandemia podría surgir un reclamo social de más inversión en esa área. “Los hospitales son parte del contrato social, no son nada más un lugar donde se gasta mucho dinero, son parte de la seguridad nacional y son determinantes para la continuidad de las instituciones sociales”, concluyó el especialista.
Acá al lado
En Brasil, donde en las últimas horas se dispararon los casos confirmados de covid-19 y las muertes generadas por esa causa, en varias oportunidades el presidente Jair Bolsonaro le quitó importancia a la enfermedad, a la que definió como “apenas una pequeña gripe o resfriado”. Además, ante medidas de cuarentena adoptadas por gobernadores estaduales, el presidente defendió la reapertura del país para reactivar su economía. A su vez, se pudo ver una clara falta coordinación en las medidas, reflejada en la destitución del ministro de salud Henrique Mandetta hace algunos días, después de varios desencuentros con Bolsonaro sobre cómo gestionar la crisis sanitaria.
En conversación con Sala de Redacción, el periodista brasileño José Altino da Cruz Machado afirmó que existieron fuertes presiones contra las medidas de aislamiento social y que el presidente “hace todo lo posible para que las mismas sean inviables, en nombre de las actividades económicas y el empleo”.
Según el periodista, las actitudes de Bolsonaro y sus declaraciones se superponen con los llamados realizados por los gobernadores y alcaldes, lo que genera confusión en la población. “La cuarentena es una recomendación que hacen los médicos y la OMS como única forma de mitigar la propagación de una enfermedad para la cual todavía no existe una vacuna o tratamiento farmacológico”, consideró.