El impulso inicial de un grupo de personas, que más tarde se organizaron y fundaron la“Asociación de Amigos”, fue el motor detrás de la creación del Museo de la Memoria (Mume), ubicado sobre Avenida de las Instrucciones. La asociación está integrada por militantes políticos, sindicales, ex presos y familiares de desaparecidos. A principios de los ‘2000, este grupo se unió con la idea de generar un espacio “que dé cuenta del horror que se vivió”, dijo Susana Souto, directora interina del Mume, a Sala de Redacción. Esas mismas intenciones incentivaron la presentación de una programación de actividades a lo largo de todo el mes de la memoria.

Tal vez la más impactante sea la exposición de la escultura de Luisa Cuesta, realizada por la artista Lucía Romero. “Me pareció muy significativo arrancar el mes con un homenaje a una gran mujer que luchó incansablemente por encontrar a su hijo y saber la verdad”, expresó Souto, quién contó que el 23 de mayo la exposición se trasladará al Centro Cívico Luisa Cuesta, donde también habrá una charla y propuesta musical.

El 14 y 15 en el MUME y el 16 de mayo en el restaurante Lo de Molina, ubicado en la calle Tristán Narvaja, será el segundo encuentro de poesía “Olvidar el olvido”. Con la curaduría de María Blanco, Silvia Carrero y Diego Cubelli y la participación de 31 artistas, los encuentros estarán conformados por mesas temáticas y se intercalarán con música y performance, para luego cerrar con la lectura de seis poetas invitados a cada una de las fechas. La mesa de apertura se dedicará a todos aquellos poetas fallecidos, ex presos, que dejaron libros que luego los familiares alcanzaron a la organización. Antonia Yáñez, ex presa política e integrante de la asociación, contó a SdR que fue convocada para rescatar la poesía de Nibia Sabalsagaray, profesora de literatura que fue asesinada a los 24 años. “Leer sus poesías y narrativas escritas en cuadernos que fueron rescatadas por sus compañeros en aquellos años de dictadura, es un acto conmovedor y de justicia”, expresó Antonia. María Blanco, trabajadora social y escritora, valoró que estas cosas “mantienen viva la memoria”, en conversación con SdR

Otra de las actividades que se desarrollará en este ciclo, el 31 de mayo y 1° de junio, es “La ciudad que nos duele”, referente a políticas de vivienda y terrorismo de Estado y organizada por la antropóloga Alejandra Guzmán. Allí se abordará, dijo Souto, “una zona del terrorismo de Estado que a veces no es tan explorada”, la de los desalojos forzados de poblaciones de escasos recursos, particularmente afrodescendientes, durante la dictadura.  

Una herida abierta

El terrorismo de Estado no es algo que se lee en los libros de historia, sino algo que formó parte de la vida de los uruguayos durante “ese período tan nefasto”, valoró Souto, pero “a veces no nos damos cuenta de lo profundo que caló en nuestra sociedad”. Considera que se trata de una herida abierta de “toda la sociedad en su conjunto” y “una responsabilidad del Estado uruguayo con cada una de las personas que fueron afectadas”. La dictadura militar estuvo muy presente en la vida de Souto, ya que su madre, quien era maestra, fue destituida. “Me crie en conversaciones que tenían como centro lo sucedido y cuestionaban un montón de cosas”, contó.

“Tener a alguien desaparecido es una de las peores tragedias que puede sobrellevar un ser humano”, expresó la escritora Blanco, que elige vincular lo sucedido con la poesía porque “escribir es un ejercicio de memoria”, expresó. En este sentido, para ella, uno escribe relatando cosas que pasaron e imaginando otras, “por los que no pueden escribir, por los que no están”. La escritora recalcó la importancia de saber dónde están y de poder cerrar los duelos y los ciclos. “Estar la vida entera en ese limbo de incertidumbre es muy cruel”, dijo. Para Yáñez, es importante que estos días sean parte de una etapa de reconocimiento de lo que pasó y remarcó la importancia de seguir contribuyendo de alguna manera “a que no vuelva a pasar”.

Mirando hacia el futuro

Durante el año seguirán desarrollándose actividades en torno a la memoria. Por ejemplo, exposiciones que tendrán lugar en agosto, setiembre y a finales del año. También está pactada una obra de teatro para el mes de junio y “la idea es que se sumen otras propuestas”, contó Souto.

En lo que respecta a la poesía, Blanco cuenta que si bien “es una incógnita” saber qué va a pasar año a año, la idea es seguir aportando desde este formato o desde algún otro, pero siempre “con este tema presente”. La escritora hizo referencia a lo dificultoso que resulta llevar adelante estos encuentros, ya que no se cuenta con apoyo económico de ningún tipo, y remarcó el agradecimiento que tienen con el MUME y la Asociación de Amigos por brindarles el espacio. 

Florencia Silva

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