La Facultad de Información y Comunicación (FIC) dicta ahora la mayoría de sus cursos on line, algunos exámenes se rinden por EVA o videollamada, e incluso las defensas de trabajos de grado se realizan en forma virtual. En conversación con Sala de Redacción, Natalia Bolaña, asistente académica de la decana Gladys Ceretta, explicó cómo se organizó la gestión para las defensas de grado virtuales y además contó su experiencia con su defensa de tesis de maestría.

Según Bolaña, la FIC tiene una sala virtual que quedó reservada para las defensas de grado y que se comparte con la persona que va a defender, con el tribunal, con el tutor y con el público que va a participar. Cada tribunal acuerda la organización. Habitualmente la persona -o las personas, si el trabajo es grupal- hace la exposición de su trabajo y luego el tribunal le hace las preguntas. Para hacer la evaluación final de la defensa, el tribunal se retira a una sala paralela, o le solicita a todos los asistentes que salgan de la sala y después de deliberar, les pide que vuelvan a entrar. 

Bolaña explicó que defender una tesis en forma virtual puede ser complejo si la persona no dispone en su hogar de condiciones para adquirir un nivel de concentración como el que implica una defensa. “A veces uno puede acordar con el resto de las personas del hogar para que no se interpongan o que acallen un poco sus actividades para poder defender la tesis, pero depende de con quién vivas” dijo, y señaló que la situación cambia, por ejemplo, si se tienen hijos chicos, como es su caso, que tuvo que coordinar para que otros se encargaran de su cuidado.

Bolaña nunca había hecho una defensa, ya que cuando se recibió de licenciada en Ciencias de la Comunicación no se realizaban tesis. Esta fue su primera defensa; la hizo sola y en su casa. “Como mi primer experiencia de defensa a mí me gustó; estar en mi casa me ayudó a estar más tranquila, estaba en mi territorio y eso me ayudó a llevarla mejor”, añadió.

Tanto de manera presencial como virtual, durante la defensa el estudiante ve a su tutor y a su tribunal, pero en la virtualidad la persona puede poner la presentación en la pantalla para no ver al tribunal mientras habla. “Eso puede servir para gente que es muy nerviosa y que no le gusta ver la reacción del otro, capaz que es una forma que la puede ayudar a equilibrar los nervios. No era mi caso pero se me pasó por la cabeza pensar que si me ponía muy nerviosa, podía hacerlo”, contó Bolaña. 

En mi tesis el tribunal habló antes, después armaron una nueva sala y se fueron a esa sala, y nosotros nos quedamos en el zoom de la defensa esperando a que volvieran. Ellos habían acordado ese asunto y entonces yo ya me quedé tranquila con eso organizado”, agregó.

A mí me gusto, no sé qué hubiera sido si yo la hubiera presentado presencialmente. De esta manera no me sentí incomoda ni nada, lo que no me agradó y me faltó fue el encuentro con la gente que yo quería estar, eso ya es afectivo, el poder festejar con mi familia, mis amigos; eso sí no me gustó”, concluyó.

Otra mirada

Federico Beltramelli, docente del área audiovisual de la FIC, contó a Sala de Redacción que en esta instancia ha sido tutor de dos defensas a través de zoom. Esta modalidad no necesariamente nació con la pandemia porque muchas veces los profesores ofician como integrantes de tribunales o son tutores de tesis de posgrado en el exterior. “Por supuesto que hay otro calor humano y distinto a cuando se hace de forma presencial pero en lo que tiene que ver con lo que hay que sustanciar en esa instancia, se lleva perfecto. Se manejan los tiempos, se hacen las preguntas y se logra llevar adelante la actividad”, sostuvo.

Los trabajos de grado que incluyen una realización audiovisual, como un documental o un reportaje, se pueden ver condicionados en esta modalidad. Cuando se hace la defensa de forma presencial, el trabajo se muestra en ese momento; sin embargo, en la modalidad virtual el trabajo no se pasa, sino que el tribunal ya lo vio y lo que se hace es una defensa en términos de presentación y luego se responden las preguntas del tribunal. “Creo que en alguna medida afecta a las defensas de grado de realización que implican una obra, porque no es el mismo clima, no es el mismo registro de memoria que puede tener quien presenta ni el tribunal. Ni mucho menos para los que asisten en forma virtual para presenciar la instancia de defensa, porque no ven la obra”, explicó.

En el caso de que ocurra alguna falla técnica durante la videoconferencia, Beltramelli dijo que hay que buscar la solución porque la defensa de trabajo de grado es una instancia de sustentación y  hay que respetar mucho el trabajo que le dio al estudiante. “Tiene una carga por supuesto de conocimiento pero también una carga afectiva  que importa que funcione bien en su momento. Si llegara a pasar algo de eso habría que reprogramar, habría que buscar alternativas, esperar a que se solucione”, señaló.

Mathias Gimeno, estudiante de la FIC del área audiovisual, contó a Sala de Redacción cómo fue defender su tesis. “Como alumno me sentí bien, cómodo. No me hizo diferencia que fuera de manera virtual aunque tuve algunas mínimas dificultades de conexión. La defensa duró alrededor de una hora y poco. Lo sentí como una presentación más, aunque se pierde un poco lo humano del asunto”, reflexionó.

Nicolas Sequeira, estudiante de la FIC del área audiovisual, también contó a Sala de Redacción como fue su experiencia en su defensa de tesis. “Si bien hubiese preferido que fuera presencial, la modalidad virtual funcionó bien, el ida y vuelta entre nosotros y la mesa fue fluido y nos sentimos cómodos en el tiempo de exposición”, contó. “Siento que si bien se comprobó que funciona el sistema, una pata importante es estar juntos en un salón. Por ejemplo, en la defensa presencial estaba planteado comenzar con el visionado de la serie, algo que no se pudo hacer on line y me hubiese gustado mucho hacer”, agregó.

Virtualidad cotidiana

Más que la virtualidad en la defensa de tesis, a Beltramelli le preocupa más la virtualidad de los cursos. “En lo que tiene que ver con  una defensa de trabajo de grado yo creo que no hay cambios, ya sea presencial o virtual, eso lo tengo claro porque es la culminación, es una obra terminada, es una carrera terminada. Me preocupa más con esto de la virtualidad lo que son los cursos”, apuntó.

Para el docente, las clases on line son una realidad en este contexto, y pueden llegar a ser una alternativa cuando no haya pandemia, por ejemplo, para paliar la masividad en las clases, aunque Beltramelli insiste en que hay que evaluarlo. “Hay que ver qué es lo que están aprendiendo los estudiantes, hay que ver el vínculo entre estudiante, docente y contenido. Para los estudiantes debe ser muy duro no haber visto nunca físicamente a los docentes pero para los docentes es muy duro también porque la situación de clase admite otras cosas, vos estás viendo al estudiante, le estás explicando y él tiene capacidad de respuesta. Hay una interacción simbólica distinta y una construcción del vínculo distinto que es diferente a estas instancias donde hay que medirse mucho más”, añadió.

No sabemos cómo el estudiante recibe del otro lado y lo último que queremos es afectarlo innecesariamente, entonces ese es un tema. Hay materias como por ejemplo las que damos en Audiovisual que es muy difícil llevarlas adelante porque les estamos pidiendo permanentemente que vayan a filmar y eso en una situación de clase ellos lo hacen, uno lo critica y ellos ya saben como son las reglas del juego, agarrás el trabajo de uno y después agarras el trabajo de otro, y ellos van interviniendo, van participando pero acá se enfría a veces la cosa y es difícil”, concluyó.

Algo parecido expresó Sequeira, quien considera que “las plataformas on line funcionan y son una herramienta útil que podrá ayudar para el futuro desarrollo de la carrera. De todos modos, pienso que como estudiantes de comunicación, el medio personal es necesario y más rico en todos los procesos de la carrera, sobre todo pensando en las materias prácticas de audiovisual”.

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