Ni todo está perdido (Nitep) es el primer colectivo en la historia de Uruguay que nucela a personas en situación de calle y lucha por sus derechos. “Significa que no todos tenemos la misma vida, las mismas posibilidades, pero no podemos estar entregados. No podemos estar mirando para arriba esperando ver qué nos cae, tenemos que mover la pelota, si no la movemos nosotros, nadie la va a mover. Acá todos sabemos lo que se siente estar en calle y no queremos que nadie quede expulsado del sistema”, contó Elizabeth Almirón, vocera del colectivo, en diálogo con Sala de Redacción.

El mes pasado, el Ministro del Interior, Jorge Larrañaga, brindó una conferencia de prensa en la que anunció que, en coordinación con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), su cartera comenzaría a retirar de la vía pública a las personas en situación de calle. “Los espacios públicos no constituyen un derecho de vivienda para quienes lo puedan ocupar”, expresó Larrañaga en ese momento.

Consultada sobre estas declaraciones, Almirón afirmó que lo dicho por el jerarca se trata de “una opinión de él, que ni siquiera es legítima. La ley dice que se puede hacer todo aquello que no se prohibe. Por otra parte, es terrible que la ley de faltas la haya instaurado el Frente Amplio. Esto de agravar la ley de faltas en la LUC [Ley de Urgente Consideración] lo pueden hacer porque ya tenían la base de la ley anterior, es un proyecto que estuvo mal encarado”, agregó.

En ese sentido, dijo también que la normativa vigente es inconstitucional, ya que viola “la parte dogmática de la Constitución de la República que dice que cada ciudadano tiene derechos, obligaciones y garantías. La forma de criminalizar a alguien es con semiplena prueba o delito infraganti”.  Y continuó: “No tener dónde dormir no es un delito y más si es en un lugar público. Llega un momento en que la persona se cae del sueño. La policía los levanta y no se sabe dónde los mandan”.

Trágico

El miércoles se dio el segundo fallecimiento por hipotermia en lo que va del año, después de que la persona -en situación de calle- pidiera alojamiento en un refugio del Mides, pero se lo negaran por falta de lugar. Lejos de buscar una solución, a través de la encargada del refugio se le solicitó a la policía que lo retiraran del lugar.

La entrevistada sostuvo que no hay una solución clara a esta situación por parte de las autoridades y reclamó que queda mucho por hacer en cuanto a brindar posibilidades y poder generar una buena reinserción. Almirón considera que “poder estudiar es acceder al primer trabajo, aunque no sea remunerado, remunera a futuro”. Para la vocera, hay que tener en cuenta “que el trabajo es tu medio de vida, no se puede estigmatizar al individuo porque nadie elige en qué circunstancias nacer, en qué familia, o en qué condiciones”.  En suma, consideró que “por nacer en una familia trabajadora tampoco tenés garantizado que no vayan a pasar circunstancias que te afecten. Almirón detalló que el mercado formal de trabajo no es compatible para quienes no tienen instrucción en el sistema educativo formal: “Ahí es donde falla la inserción, hay mucha gente que sabe hacer cosas y tiene habilidades estupendas en lo práctico”.

Respecto a la incidencia de Nitep, la vocera contó que “el colectivo es fundamental en el apoyo y la contención de las personas. “Hay que recordar que a los refugios se puede acceder entre las 18.00 y las 20.00, y a las 9.00 del día siguiente hay que retirarse”, agregó. Por su parte, el colectivo también trabaja en conjunto con otras entidades, como la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, con la que desarrolla un proyecto de trayectorias integrales. “También tenemos asesoramiento del colectivo Anti represión”, contó.

“Hay compañeros que no están en situación de calle, que se han arrimado al colectivo y se integran, ayudan y se comprometen”, señaló, y añadió que Nitep cuenta con una casa que está abierta de 10.00 a 14.00, donde hay “un acuerdo de convivencia por el que no está permitida la violencia ni la agresión. Nosotros abrazamos, no expulsamos, no criminalizamos. También hay trincheras de cuidados donde se abordan distintos temas, por ejemplo, sobre el consumo”, dijo, y afirmó que “al estar ocupado, al abrazar y mantener la mente ocupada, los malos hábitos desaparecen”.

Interior del país

Cuando se habla de personas en situación de calle, se tiende a pensar en Montevideo. Si bien en la capital es donde se encuentra la mayoría, el interior del país no está ajeno a esta problemática. Para Almirón, “el foco está en lo metropolitano”, pero “hay más solidaridad en campaña, la gente es más solidaria, tiene otra forma de ver las cosas”. Para la vocera, parte del problema es la coordinación entre los gobiernos departamentales y el gobierno nacional: “Lamentablemente, en políticas sociales fallan las coordinaciones entre, por ejemplo, el Mides y las intendencias, no sé si es por una cuestión de color político. Las realidades son diferentes en los distintos departamentos. En suma, mencionó el caso de “las ciudades dormitorio” de Canelones, donde “es muy costoso el traslado, el acceso al trabajo, a la educación. Cuesta venir a Montevideo a entregar currículums y poder entrevistarte”.

Además de la complejidad del tema en condiciones sanitarias normales, la pandemia de covid 19 sumó aún más complejidad. Almirón aseguró que se “aplazaron muchas cosas, lo que impactó en mucha gente que vivía haciendo ferias, rescatando cosas de las volquetas”. “Muchas de las personas en situación de calle son conocidas por los vecinos, que les brindan cosas que ya no usan para que puedan repararlas y revenderlas; esto también se vio afectado, ya que mucha gente dejó de salir. A la gente en situación de calle se la aglutinó en lugares que no tenían ventilación, en condiciones inhumanas”, concluyó.

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