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Listas colectoras de votos: entre la representación y la confusión

El aumento de listas en las últimas elecciones departamentales y municipales expuso una estrategia que es tan legal como cuestionada


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Un concepto que resulta nuevo irrumpió en las elecciones departamentales y municipales en Uruguay: las llamadas colectoras de votos. Son, en este caso, listas que tienen como principal objetivo sumar votos para obtener bancas en la Junta Departamental (el órgano legislativo de cada departamento). El Frente Amplio (FA) es el que más ha utilizado esta estrategia: en las últimas elecciones en Montevideo, de 131 listas de votación que se presentaron, 85 fueron del FA. 

En entrevista con Sala de Redacción, Antonio Cardarello, doctor en Ciencia Política, señaló que las miradas sobre este fenómeno son diversas. “Es legítimo, está dentro de lo que el sistema electoral permite”, expresó en referencia a que dichas prácticas se ajustan al marco legal. Por otra parte, hay quienes destacan que no se trata de una estrategia novedosa, como mencionó a Sala de Redacción, José Garchitorena, ministro de la Corte Electoral: “las llamadas colectoras lo único que tienen de nuevo es el nombre. Históricamente, por lo menos desde 1910 cuando se sancionó la ley de doble voto simultáneo, la pluralidad de listas que acumulan votos por sublema es una constante en la política uruguaya”.

Cada lema partidario puede presentar varias listas a la Junta Departamental, muchas veces vinculadas a distintos sectores internos como juventudes, sindicatos, movimientos sociales o agrupaciones ideológicas. Estas listas funcionan como colectoras, ya que refuerzan la votación total del partido y contribuyen a lograr una mayor representación legislativa. De este modo, es posible acumular pocos votos por lista pero alcanzar más bancas dentro del sector. En algunos casos se presentan listas casi idénticas que apoyan a distintos candidatos, y en otros, una gran variedad de listas, que son encabezadas por distintas personas que se agrupan para competir contra un tercero.

Sin embargo, “hay dirigentes que sienten que hay una suerte de competencia desleal utilizando las posibilidades que da el sistema electoral”, comentó Cardarello. Además, explicó que estas cooperativas de votos en ocasiones terminan obteniendo bancas que, de otro modo, habrían sido ocupadas por sectores más consolidados o con mayor reconocimiento entre el electorado frenteamplista. “Ese es un poco el debate que hay sobre la mesa de la interna, sobre la exigencia de algunos dirigentes para limitar este mecanismo”, expresó. 

Al recorrer las listas disponibles en el visualizador de la Corte Electoral, se pueden observar varios de estos ejemplos. En las elecciones departamentales en Montevideo, dentro del FA y particularmente bajo el sublema Compromiso Sumemos Uruguay se destaca la lista 217, que presenta ilustraciones de hojas de cannabis; la lista 1618, que combina los colores de la bandera del FA con la bandera LGBT; la lista 2301, que utiliza los colores de Peñarol junto con estrellas; y la 9020, con Mario Bergara como titular y huellas de perros. Por otra parte, la lista 1968, bajo el sublema RE-EVOLUCIONA Montevideo, con Verónica Piñeiro como candidata, incorpora una amplia variedad de imágenes en en el pie de página, como la moña azul, la bandera LGBT, la consigna  “Nunca Más”, hojas de cannabis y otras ilustraciones. 

“Hay listas que se presentan para ser atractivas para un público muy diverso, para que todo el mundo pueda sentirse atraído por una oferta electoral”. concluyó el politólogo. Esta diversidad busca resonar con la identidad de posibles votantes, ya sean indecisos o aquellos decididos a buscar propuestas alineadas con sus intereses.