El programa original es conocido a nivel mundial por su nombre Cycling Without Age (CWA) y promueve la capacidad de los adultos mayores de andar en bicicleta, aunque no puedan pedalear por sí mismos. Es impulsado por Ole Kassow, un proyecto que fue fundado en Copenhague (Dinamarca) en 2012, que está en más de 450 ciudades de 51 países, cinco de ellos son de habla hispana, entre los que, desde finales de 2019, está Uruguay. 

El movimiento internacional funciona gracias a la organización comunitaria de un grupo de voluntarios que están dispuestos a realizar los paseos a través de un triciclo adaptado. En conversación con Sala de Redacción el creador de la propuesta en Uruguay, Julián Morán dijo que conoció este programa por internet y que le llamó la atención: “me gustan mucho las bicicletas y quería hacer algo de voluntariado”, relató. Vio que en el país no se desarrollaban este tipo de actividades y pensó que podría replicarlas en Montevideo: “me postulé para hacerlo, fui consiguiendo recursos de varias partes y luego pedí permiso en el Jardín Botánico, la gente se sumó y le gustó”.

Al igual que en el resto del mundo, el proyecto requiere de triciclos u otros vehículos en los que pueda transportar a las personas mayores o con discapacidades. Sin embargo, no todos los tienen, por lo que algunos están en proceso de recaudar fondos para conseguirlos. Morán mencionó que al postularse, sus datos quedaron registrados en la página oficial del proyecto y el residencial Hogar Cocoon, ubicado en el Prado, obtuvo su información y lo contactó. De ahí la razón de escoger el Jardín Botánico como punto inicial para realizar las actividades, porque estaba cerca de ellos y “porque es un espacio abierto pero al mismo tiempo cerrado para los autos”; solicitaron un permiso para ir entre semana y empezaron a realizar los paseos de forma recurrente.

Paseo asegurado

Al principio, Morán no contaba con los recursos necesarios para empezar con el proyecto, pero se comprometió con el Hogar Cocoon a resolver, en un mes, cómo sacar adelante la idea. El costo de los triciclos estaba por encima de lo esperado y “necesitaba algo que lo pudiéramos fabricar acá o que ya existiera. Así fue como di con el proyecto ‘Dalavuelta’”, mencionó Morán.  

“Dalavuelta” es una iniciativa que nació en 2018 de un proyecto de extensión de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar), que nucleó un grupo interdisciplinario conformado por docentes y estudiantes de carreras como Ingeniería, Terapia Ocupacional y Diseño Industrial, entre otras. El cometido fue diseñar vehículos inclusivos a partir de bicicletas tradicionales que modificaron para agregarle una silla en el costado. Propusieron, además, gestionadas de forma gratuita en algunos lugares públicos y ayudar a las personas que se encuentran en situación de discapacidad, para mejorar la inclusión. En diálogo con Sala de Redacción, Sebastián Hernández, docente de la Facultad de Ingeniería de la Udelar, mencionó que presentaron este proyecto con diferentes organizaciones de la sociedad que se encontraban vinculadas al ciclismo y parques abiertos, y luego a la Comisión Sectorial de de Extensión y Actividades en el Medio, de la Udelar, “y salimos financiados en un llamado de Proyectos de Consolidación, en 2018”.

Foto: Página oficial de Facebook del grupo Dalavuelta.

“Nuestra idea era diseñar seis bicicletas que fueran inclusivas en un grupo en el marco de un curso interdisciplinario con estudiantes de estas disciplinas e intercambiando con diferentes organizaciones”, mencionó el docente. Recabaron información y sugerencias para mejorar el diseño del prototipo; necesitaban bicicletas y las consiguieron a partir de una donación de la Policía, que les entregó las que “usaban antes para hacer recorridas en la rambla”, dijo. Al tener lo principal, mandaron a una herrería a hacer los carros que van acoplados y lograron maximizar todo para fabricarlas. A cada institución que los apoyaron para presentarse, le entregaron una bicicleta. 

En su búsqueda por llevar la idea a la acción, Morán encontró a través de las redes sociales a este grupo interdisciplinario. “Él buscaba la posibilidad de tener una bici y nosotros buscábamos la posibilidad de que existiera un buen uso”, dijo Hernández sobre el intercambio con Morán. Comentó que la propuesta de Morán complementa 100% la idea inicial del grupo: “tener bicicletas en lugares públicos”.  A su vez, dijo que el propósito era permitir la recreación de personas que tuvieran determinada discapacidad e “invadir un poco y visibilizar la problemática de la falta de inclusión” relacionadas con movilidad de personas en situación de discapacidad motriz. Dijo que entre los proyectos y los miembros hubo mucho feeling y les entregaron una bicicleta para realizar paseos, y luego otra, cuando vieron la cantidad de participantes que se habían sumado. Actualmente hay cinco bicicletas de “Dalavuelta” en funcionamiento en diferentes puntos de la ciudad; dos las tiene “En bici sin edad”.

Efecto beneficio

Más que un medio de transporte, la bicicleta en este proyecto es una propuesta para observar el entorno a otro ritmo y disfrutar de la aventura. Esta iniciativa promueve la actividad en los ciudadanos cuya movilidad se ve reducida. Ahora pueden pedalear indirectamente y experimentarlo a tiempo real. Morán dijo que “es una actividad que disfrutan y la esperan” los adultos mayores que participan. Lo que al principio empezó con timidez “al final les termina gustando”, puesto que “es una oportunidad para ellos estar afuera, relacionarse con otra gente y hacer una actividad que no hacen todos los días”, comentó. 

Los paseos consisten en “dar algunas vueltas con cada persona entre cinco y diez minutos por las calles internas del Jardín Botánico para que todos puedan disfrutar un ratito”. Dijo que se encuentran un poco limitados por la capacidad que tiene el residencial de llevar gente, sumado a la cantidad de bicicletas y de voluntarios. “La idea es que no se sumen demasiados voluntarios y personas”, que tengan que esperar mucho tiempo para un breve paseo, sino que todo esté “medianamente equilibrado”.

El docente dijo que el pasajero que va en la bicisilla “puede o no tener una discapacidad” y destacó que “es completamente inclusiva, tiene un asiento acoplado porque si quiere ir una pareja, puede ir sin problema; si quiere ir una persona que está en silla de ruedas, el asiento se saca y se sube la silla”, el uso que tienen y el que se le da es “bastante amplio”, apuntó. Mencionó que las personas que son llevadas “preferían ir al costado para ir viendo a la persona que está manejando” y de esa manera poder dialogar. 

Hernández comentó que la alianza con “En bici sin edad” se concretó muy rápido: “para nosotros en todos estos años fue el proyecto que salió más redondo por lejos, porque salió todo dentro de los costos, en buenos tiempos y tuvo un mejor impacto de lo que esperábamos”. Explicó que el producto final no fue algo complejo puesto que el grupo estaba integrado por docentes que tenían experiencia en construcción y la idea era hacerlo sencillo, “nuestro objetivo era dejar los planos disponibles”, dijo. Estos están disponibles en la página oficial de Facebook del grupo para quienes estén interesados en construirlas. Morán mencionó que el futuro que él quiere para este proyecto de paseos es que cada residencial que esté interesado en llevar a cabo esta actividad tenga su propia bicicleta “para poder conformar su propio grupo de voluntarios y que cada una gestione su proyecto de manera independiente o nosotros pudiendo ayudar”.

Recordó que “Bici sin edad en Uruguay” no estaría sin el apoyo de “Dalavuelta”, “sin sus bicis no podría haber hecho este proyecto por más de que tuviera la voluntad de hacer los paseos, la bici es una parte importante”, dijo. Después de su éxito a finales de 2019, la pandemia suspendió la actividad. “Lo estábamos haciendo en verano hasta que pasó todo el coronavirus y luego llegó el invierno”, y las bajas temperaturas, el viento y las lluvias impidieron el retorno de la actividad. “Ahora nuestra idea es retomarlo y el residencial con el que estamos saliendo tiene otra casa en Carrasco”, añadió. Por ahora su plan es “tener paseos por la rambla”, pero todavía se está por definir el lugar donde van a circular.

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