En conferencia de prensa convocada por Ricardo Perciballe, fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, se informó este martes la identificación de los restos óseos hallados en el Batallón 14 el pasado 6 de junio de 2023, pertenecientes a Amelia Sanjurjo Casal. El fiscal comunicó que “se tomaron muestras de exámenes de familiares en el Uruguay y en el extranjero”, y que las demoras en la identificación se debieron a que solo pudieron obtener muestras de los familiares que viven en el exterior, particularmente en España e Italia.

Por su parte, Alicia Lusiardo, coordinadora del Grupo de Investigación de Antropología Forense (GIAF), puntualizó que el 6 de junio se cumplirá un año del hallazgo de los restos óseos en el Batallón 14. La especialista en antropología forense señaló que “todo este trabajo que es necesario y que puede parecer lento”, es lo que permite la certeza a nivel legal y familiar de la pertenencia de los restos hallados. Reafirmó que falta información, muestras de sangre y una base con la que se pueda comparar a fin de investigar con mayor precisión y agilidad.

Wilder Tayler, director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH), agradeció a cada persona que integró el exhaustivo proceso de investigación y aseguró que el trabajo por memoria, verdad y justicia continúa.

Sin embargo estoy aquí, resucitando

Alba González, madre del detenido desaparecido Rafael Lezama González, se expresó en representación de Madres y Familiares. Describió a Amelia Sanjurjo como una “militante de alma” que “dedicó su vida entera a la militancia y fue consecuente con ella hasta el final”. Destacó que gracias al trabajo en conjunto se pudo “arribar a la identificación” de Sanjurjo y agregó que “ha sido un proceso lento y doloroso, pero que hoy finalmente nos permite llegar a la verdad de su nombre”. González se refirió al actuar de los torturadores y su silencio, y afirmó que, aunque “siguen ejerciendo su odio y su miedo”, Madres y Familiares seguirá exigiendo “que digan dónde están”. La asociación reafirmó su compromiso eterno con la búsqueda de los detenidos desaparecidos, dio la “bienvenida a Amelia” y celebró que “hoy vuelve a su hogar”.

Entre las voces de Madres y Familiares, se expresó Nilo Patiño, sobrino de Luisa Cuesta y primo de Nibio Cuesta, detenido desaparecido. En diálogo con Sala de Redacción, Patiño se refirió a lo conmovedor que es hallar la identificación de los restos, y se explayó respecto a los niveles de compromiso de los gobiernos con la búsqueda. En ese sentido, dijo que previo al gobierno de Jorge Batlle, quien gobernó en el período 2000-2005, “ni se reconocía a los desaparecidos”. Aunque a partir del año 2000 hubo un cambio en ese aspecto, aseveró que los gobiernos subsiguientes “no hicieron nada por la sangre”, en referencia al material genético, hecho que, según sus palabras, “tiene lógica”, porque “la versión que daban era que [los cuerpos] habían sido quemados y tirados al mar”.

Sobre el tema, agregó que desde Madres y Familiares tenían la convicción de que eso no era así, por lo que fueron los únicos interesados en conseguir las muestras de sangre. Patiño destacó la “cadena” de ayuda que recibió Madres y Familiares para reunirlas y agregó que, según Lusiardo, “recién ahora se centralizó toda la sangre que antes estaba en distintos lugares”, un hecho que constituía una dificultad para las investigaciones. A su vez, Patiño puso de relieve la dedicación y el esfuerzo de las diversas organizaciones que colaboraron en la búsqueda y sumó que es un gran hallazgo encontrar un cuerpo, pero luego es importante su identificación: “Esa es la idea para recuperar el nombre y que la familia tenga un retorno”, concluyó.

Identificar a un desaparecido más, según Nilo Patiño, refuerza la esperanza. Afirmó a Sala de Redacción que hoy en día están “más certeros” en cuanto a la experiencia ganada en la búsqueda, aunque “se va a tientas”, debido a la falta de información. El militante aseguró que no van a lograr conseguir esa información “ni de los propios perpetradores, ni de las Fuerzas Armadas”.

Los amigos del barrio pueden desaparecer

El Equipo de Investigación Histórica del Grupo de Trabajo Verdad y Justicia y la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente creó una ficha perteneciente a Amelia Sanjurjo Casal, por tratarse de una persona detenida desaparecida por responsabilidad o aquiescencia del Estado. Tenía 41 años al momento de su desaparición y cursaba un embarazo reciente. Era empleada de la editorial Mundo libro y militaba en el Partido Comunista del Uruguay (PCU) y el Frente Amplio (FA). Fue detenida el 2 de noviembre de 1977 en la vía pública.

Según recoge el informe, Leonor Albagli fue secuestrada en la casa de Amelia Sanjurjo, que era su amiga. Al entrar al predio, fue tomada del brazo por un hombre que se encontraba oculto tras el muro de la finca. La trasladaron al interior de la vivienda, donde fue interrogada por al menos tres personas vestidas de particular. En la casa de Sanjurjo habían montado lo que se conoce como una “ratonera”; la estaban esperando. Albagli fue trasladada a La Tablada, conocida como Base Roberto, que funcionó como centro clandestino de detención y tortura del Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA). El lugar fue puesto en funcionamiento en 1977, año en que fueron secuestradas ambas mujeres, y funcionó hasta 1983. Allí fue torturada por las Fuerzas Armadas durante dos o tres días, quienes pretendían dar con el paradero de la militante. En el centro de detención y tortura escuchó los gritos de su amiga, pero un día dejó de escucharlos. Luego de eso, las preguntas sobre su paradero cesaron. El acta de interrogatorio entregada por el Juzgado Militar omite que la detención de Albagli se dio en la casa de Sanjurjo.

Tres meses antes fue secuestrado y desaparecido el maestro y periodista Julio Castro, quien fue encontrado por el equipo de antropología forense de la Universidad de la República en octubre de 2011. Sus restos estaban enterrados en el Batallón 14 de Infantería, el mismo centro clandestino de detención y tortura en que se hallaron los restos de Amelia Sanjurjo en junio de 2023.

Los informes policiales recogidos en la ficha de Sanjurjo, entregados por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia del Ministerio del Interior, señalan que había sido detenida en 1970 cuando se encontraba entregando “panfletos de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) y boletines de Unidad Universitaria – Frente a la Intervención”, junto a otros compañeros. “Posteriormente recuperó su libertad”.

El informe de la Comisión para la Paz de 2003 determina que el fallecimiento fue el 8 de noviembre de 1977, apenas 6 días después del secuestro. Según testigos, la militante era trasladada a otra sesión de tortura, a la que opuso resistencia. Producto de los golpes recibidos, falleció.

En mi país, qué tristeza

El Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) se posicionó en 1987 sobre los casos de Amelia Sanjurjo y Eduardo Pérez, también desaparecido. Allí indicaron que el Ministerio de Defensa Nacional encomendó la investigación del caso al coronel Héctor Borgato, quien les solicitó el envío de toda la información existente a la fiscalía militar. Aunque Serpaj testimonia haber entregado toda la información a los órganos competentes, agrega que la Justicia Militar no “ofrece las mínimas garantías de imparcialidad e independencia”.

El Informe de la Comisión para la Paz, que data de 2003, confirma la denuncia sobre la desaparición forzada de Amelia Sanjurjo. El documento relevado en la ficha asegura que fue llevada al centro clandestino de detención La Tablada, donde fue severamente torturada a pesar de que cursaba un embarazo reciente. El mismo escrito establece que, según información recibida, los restos de la militante habrían sido enterrados en el Batallón 14 de Toledo y, sobre fines de 1984, exhumados, incinerados y tirados al Río de la Plata.

Las declaraciones desde Serpaj sobre la falta de garantías que otorgaba la Justicia Militar, se confirman 37 años después con la identificación de los restos de Sanjurjo. Si bien los restos fueron exhumados en junio de 2023, el proceso de identificación se prolongó en el tiempo ante la escasez de muestras de sangre de familiares directos para cotejar. “Fue necesario revisar archivos, hacer genealogías, conseguir partidas de nacimiento y de defunción, acudir a cementerios, abrir panteones y urnas”, explicó Lusiardo en la conferencia de prensa.

Como la investigación sobre los restos encontrados apuntaba a Sanjurjo, familiares lejanos en España e Italia fueron contactados para brindar sus muestras en los respectivos consulados. Finalmente, el ADN cotejado fue enviado a Córdoba, confirmando así la identidad de “La Pocha”.

“Hoy Amelia vuelve a su casa, a su familia y a su pueblo”, fueron las palabras elegidas por Alba González, vocera e integrante de la agrupación Familiares, para confirmar la identificación de Sanjurjo en la conferencia de prensa. Por su parte, la legisladora Liliam Kechichian, que compartió espacios de militancia con Sanjurjo, expresó a la prensa sentir “cierta paz espiritual por conocer de quiénes son estos restos”, a pesar de la “tristeza por confirmar la brutalidad del terrorismo de Estado”.

Rasguña las piedras

La cifra confirmada reconoce 197 personas detenidas desaparecidas en la dictadura cívico-militar uruguaya entre los años 1973 y 1985. El hallazgo de los restos de Amelia Sanjurjo eleva a siete la cifra de desaparecidos encontrados en el país. Seis de ellos fueron hallados a raíz de los esfuerzos del Grupo de Investigación en Antropología Forense, activo desde el año 2005: Ubagesner Chaves Sosa, Fernando Miranda, Eduardo Bleier, Julio Castro y Ricardo Blanco, estos dos últimos también hallados en el Batallón de Infantería 14. El séptimo nombre es en realidad el primero: Roberto Gomensoro, cuyos restos fueron hallados flotando en el lago de Rincón del Bonete en 1973 e identificados casi tres décadas después.

A raíz de la identificación de Amelia Sanjurjo, Wilder Tayler confirmó en la conferencia de prensa la inminente firma de un convenio entre UTE y el Ministerio de Defensa Nacional para retomar las excavaciones en el Servicio de Material y Armamento del Ejército (SMA). Allí, en los fondos del Galpón 4, funcionó el Centro Clandestino de Detención “300 Carlos”, donde se estima que 500 personas fueron detenidas y torturadas entre noviembre de 1975 y enero de 1977. La búsqueda de restos en el predio, donde aún funciona el SMA, se habían interrumpido dos años atrás a causa de un cable que interfiere con las excavaciones.

Tayler confirmó también el inicio de excavaciones dentro de nuevos predios privados en los próximos meses. Las zonas de búsqueda “se están designando en este momento”, afirmó. En la misma línea, el fiscal Perciballe sostuvo que “la búsqueda con este hallazgo no para” y concluyó que “esto es una cuestión que atañe a toda la sociedad”.

A pesar de que los torturadores eligen callar, las esperanzas continúan mientras la tierra siga hablando.

Angie Álvarez / Rafaela Cardarello / Lucía Lahourguette / Renata Pieri

FacebookTwitter