Todo el show es una coreografía perfectamente armada, acompañada de una puesta en escena pensada minuto a minuto. Durante más de dos horas, treinta son las canciones que recorren todos sus discos y estilos. Y seis son los cambios de looks que se suceden en segundos, donde el fuego y la sensualidad se fusionan con látex, cueros, colores rojos, dorados y vibrantes.
Pasados siete minutos de las nueve de la noche, la actriz, bailarina y cantante apareció en el escenario para interpretar Eclipse, perteneciente a su cuarto disco de estudio llamado Libra. Rodeada de bailarines y el avasallante amor que al instante le brindó el público, comenzó un show digno de grandes artistas.
No es casualidad el orden de sus canciones, que en una primera parte invitan al amor propio, al quererse y respetarse uno mismo y al otro. Luego llega hasta Diva, uno de los cuatro sencillos lanzados este año en los que presenta su nuevo sello más pop y se anima a demostrar que hay estilos que también se pueden cantar en español con mensajes de liberación y cambios.
Hubo dos momentos que marcaron la noche por su emoción: el público cantó al unísono Ego, con un Antel Arena iluminado únicamente por las luces de los celulares, canción considerada himno por sus fans y que ella misma expresa como la definición de “esta secta hermosa que somos”. El segundo momento fue la acción de sus fans cuando comenzó a cantar Del otro lado, tema perteneciente a su primer disco solista A bailar; los seguidores levantaron carteles que rezaban “Estamos del otro lado pero siempre con vos”, algo que no pasó desapercibido y conmovió a la cantante.
La magia que tiene Ego en vivo llevó a la actriz a pedirle a sus seguidores repetirla a capella. Allí manifestó lo agradecida que estaba de reencontrarse con Uruguay luego de dos años y expresó lo que sintió en ese momento que la tuvo al borde de las lágrimas en varias oportunidades. Parte de esa emoción la repetiría nuevamente en sus redes sociales una vez culminado el show.
La interacción es constante, no faltan las risas y su humor característico que genera una conexión instantánea con la gente. Lali adelantó una estrofa de su nueva canción Dos son tres, en medio de lecturas de carteles y shots de tequila compartidos. Fiel a su estilo, no permitió que una falla técnica que cortó la luz del lugar le impidiera volver a cantar Soy -canción que da nombre a su segundo disco-, y reconoció que no merecía ser cantada “a medias”.
El punto más alto de la noche fue cuando a pedido del público, la artista invitó a subir al escenario a Eugenia “China” Suarez y se besaron haciendo honor al #ChapeTour, nombre que le dieron los fans debido a la cantidad de personas que ha besado durante la gira.
Momentos antes de cantar Como tú, el tercer sencillo que lanzó este año en “la nueva era” de su música, volvió a agradecer al público por su cariño. Un público multitudinario -desde niños a personas mayores- emocionados y disfrutando de una mujer que habla de amor propio, el valor de ser diversos, la importancia de quererse a sí mismos y el respeto a la vida ajena. Se las dedicó con la frase “no hay nadie como tu, Uruguay”, generando aún más euforia en un tumulto de gente ya extasiada.
Claramente conmovida por la manifestación constante de amor, confesó que aunque “estas cosas no se dicen” tenía fiebre antes de subir al escenario y estaba muy asustada, pero que este público era un bálsamo. Lali se despidió cantando Boomerang, un tema de su segundo disco como solista. Una canción que habla sobre recibir lo que uno da, deseando a sus fans que les vuelva el amor que ella había recibido esta noche.
El trabajo, la perseverancia, la apuesta a su identidad y la búsqueda de un camino en la industria formaron una bestia dispuesta a darlo todo. Se reivindica como artista y demuestra que sola o acompañada se apodera de ella una fuerza pocas veces vista y vuelve a dejar en claro por qué hoy está donde está.
Es un show que invita a ser visto y disfrutar de algo pensado con amor para el disfrute y la emoción de quienes participan de ese momento.