Hay un incremento muy importante de personas que se alimentan de ollas, afirmó en diálogo con Sala de Redacción, Pedro Rodríguez, vocero de la Coordinadora Popular y Solidaria Ollas por Vida Digna. Rodríguez es parte de el Galpón de Corrales, una organización social que se encuentra en el barrio montevideano de Villa Española y que organiza ollas populares desde antes de la pandemia. “Van dos fines de semana que se sirven 420 porciones los días domingo, mucho más que el año pasado”, contó Rodríguez, quien habló de un incremento de 100 porciones.

Para Rodríguez existen dos partes de esta problemática, una que emana de la pandemia y otra de un problema estructural. A su entender, la pandemia agravó una situación estructural de la sociedad uruguaya, y la problemática no cesó con la emergencia sanitaria. A modo de ejemplo, narró la situación de un hombre que llega desde Salinas en busca de alimentos porque estuvo 15 días enfermo y no pudo ir trabajar. “Son compañeros, que quieren trabajar, que quieren hacer cosas pero no tienen apoyo”. Para Rodríguez, se hace muy difícil “sacarlos de golpe y porrazo” de esa situación: “ellos necesitan políticas más a largo plazo que hoy lamentablemente no tenemos”, lamentó.

El 8 de abril el PIT-CNT había publicado en su cuenta de Twitter que hay una emergencia que continúa: el aumento de personas que se alimentan de ollas y merenderos. Consultado al respecto, Rodríguez opinó que la gestión del gobierno “ha quedado demasiado corta” y criticó que solamente se están haciendo transferencias económicas. “Nadie dice que está mal, pero hay un problema mucho más grande que un plato de comida”, evaluó, y aseguró que “falta gente en territorio” que esté ayudando en lo psicológico, en la educación y en la salud de las personas.

Según Juan Pablo Labat, ex director de Evaluación y Monitoreo del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), existe la posibilidad de solucionar este problema a corto plazo. Consideró que Uruguay no necesitaría tener ninguna olla de alimentación, porque “a toda esta gente se puede atender apretando un botón y transfiriendo los recursos a sus hogares”. A su vez, sostener las ollas populares con ese “gigantesco” esfuerzo de la gente es una decisión política, porque “se transforman en una especie de política pública de segunda línea, que es una vergüenza porque superexplota a la población”.

El despertar de las ollas

“La problemática de las ollas se despierta en el contexto de la pandemia, cuando hay una contracción muy fuerte del mercado de trabajo producto de la movilidad voluntaria” y las personas más vulnerables que vivían de lo que obtenían en el día, se quedaron sin suministros económicos porque no había forma “de ir a buscarlos”, explicó a Sala de Redacción, Santiago Pérez, fundador de Uruguay Adelante, una organización que mediante un acuerdo con el Mides, gestiona la compra y distribución de alimentos para ollas y merenderos de Montevideo y del área metropolitana. 

Según Labat, en 2020 se transfirió, en promedio,18 pesos por persona por día a aproximadamente un millón de uruguayos con bajos recursos. A no eran beneficiarios del programa de transferencia, se les implementó un nuevo programa de canastas; “está claro que estas ayudas fueron insuficientes”, aseguró.

Frente a este contexto, surgieron las ollas populares “un recurso que apela a la solidaridad del pueblo uruguayo”, expresó Rodríguez, quien recordó que al principio no tuvieron ningún apoyo del gobierno, que empezaron a llegar más tarde, aunque están “muy lejos de cubrir los costos económicos”. De todos modos, expresó que “esto no es nuevo”, y que las primeras ollas surgieron a consecuencia de una “pobreza estructural”, porque muchos barrios son marginados porque nadie los ayuda.

“Problemas estructurales”

Martín Lema, ministro de Desarrollo Social, anunció el 22 de abril en su cuenta de Twitter que se iba a extender durante cuatro meses el apoyo a ollas populares y merenderos a través de la fundación Uruguay Adelante. El fundador de Uruguay Adelante explicó que la olla en sí misma jamás puede ser “un fin”, tiene que ser un medio. Según Pérez, si se piensa en las ollas populares como una posibilidad para generar “algo que una a la comunidad” y si desde ahí se incorporan estrategias que terminen redundando en soluciones para los más desfavorecidos, “terminaría siendo algo estrictamente netamente positivo”.

Pérez coincidió con Rodríguez en que hay “una masa concentrada que no se soluciona ni con ollas populares ni con transferencias bancarias” y consideró que “hay una charla que tenemos que dar”. Señaló la necesidad de saber cuántas son las personas afectadas por esta situación y generar soluciones a largo plazo. En ese sentido, Pérez celebró la iniciativa del Mides y el Instituto Nacional de Estadística para tratar de tener datos nacionales de seguridad alimentaria.

En contraposición, Labat afirmó que “hay instrumentos para medir la población vulnerable” y que hay una red de identificación que se terminó de completar con las canastas que se implementaron en la pandemia. Añadió que en 2020 el gobierno ahorró 140 millones de dólares más de lo que pensaba y dijo que si a esa cifra se le agregan los resultados de las empresas públicas, como la venta de energía a Brasil, “suma un total de 700 millones de dólares”, una cifra que supera lo que se ha gastado en ayudas. “El gobierno podría haber duplicado por varias veces todas las ayudas que se dio”, puntualizó.

La actualidad y el futuro

Según el director de Uruguay Adelante, hubo un leve aumento en las ollas populares estas últimas semanas, “pero en números globales, estamos en baja sustancial frente al año pasado”, dijo. Apuntó que es clave mirar el mapa global del funcionamiento, porque “muchas ollas cerraron por desgaste” mientras que otras sirven hasta 500 porciones diarias pero, en comparación con 2020, antes tenía “seis más a la redonda y ahora tiene solamente una”. “Somos optimistas en cuanto al año pasado y a este: descendió la cantidad de personas que tenemos en ollas y merenderos”, manifestó.

Pérez sostuvo que Uruguay Adelante está “atacando” una necesidad actual, distribuyendo alimentos y construyendo una relación entre los referentes de las ollas, en su mayoría mujeres. Agregó que “la olla está intentando servir como nexo para otro tipo de situaciones” y, como ejemplo, mencionó el enlace que hacen con la Administración de los Servicios de Salud del Estado y el Mides para que los niños tengan las vacunas al día.

Consultado por el futuro de las ollas populares, Rodríguez comentó que el Mides destinó 67 millones de pesos para Uruguay Adelante, lo que garantiza insumos hasta el 30 de setiembre. Hasta diciembre tendrán, además, insumos proporcionados por la Intendencia de Montevideo, a través del plan ABC.

El vocero de la coordinadora considera que las ollas siempre son una solución: “nosotros hacemos lo imprescindible para que la gente pueda comer, sin comida no hay forma de que se pueda hacer algo”. Subrayó que hay mucho trabajo voluntario de vecinos y aseguró que eso no se detendrá.

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