Hasta el 30 de agosto están abiertas las inscripciones de Yo Estudio y Trabajo, el programa que desde 2012 busca dar la oportunidad de la primera experiencia laboral a jóvenes de entre 16 y 20 años. Este año, el cupo total es de 770 puestos de trabajo en distintos entes públicos –457 en Montevideo y 313 en localidades del interior del país–. El sorteo que definirá a las personas seleccionadas se realizará el 4 de setiembre y los talleres de orientación previos al comienzo de la experiencia laboral se llevarán a cabo en setiembre y octubre.
El lanzamiento de la octava edición del programa se realizó el 20 de agosto en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y allí estuvieron jerarcas de las instituciones públicas involucradas con el programa. Además del titular del MTSS, Ernesto Murro, estuvieron la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz; el director nacional de Empleo, Eduardo Pereyra; la presidenta del Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay, Marisa Lindner; y el director del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), Federico Barreto.
Barreto consideró positiva la implementación de la iniciativa y, en diálogo con Sala de Redacción, dijo que, “a pesar de lo que se dice desde algunos sectores políticos, las políticas sociales han tenido un impacto positivo en los sectores más vulnerables de la población”.
El jerarca sostuvo que Yo Estudio y Trabajo es “un programa emblemático”, que busca que los jóvenes accedan a su primera experiencia laboral en “condiciones decentes”. En ese sentido, Barreto destacó que ese es un aspecto central de la iniciativa, dado que los indicadores de desempleo, informalidad y siniestralidad laboral muestran sus valores más altos en la población joven.
Al ser consultado sobre si se van a incorporar empresas del sector privado a la iniciativa, el director del INJU aclaró que el programa tiene como objetivo solamente asignar empleos en el sector público. De todas formas, mencionó que se han hecho modificaciones a la Ley de Empleo Juvenil con el fin de incentivar a instituciones privadas para que contraten jóvenes sin experiencia laboral previa.
Tras las experiencias de quienes participaron en ocasiones anteriores del programa se constató que tuvo un importante impacto positivo en las trayectorias estudiantiles y laborales de personas provenientes de los sectores con más bajos recursos. Según contó Barreto, estos datos salen de los seguimientos interministeriales que se realizan periódicamente desde los organismos responsables.
Por último, el jerarca señaló que el programa tiene cupos asignados a la población de sectores más vulnerables, como las personas de bajos recursos, afrodescendientes, quienes tienen alguna discapacidad física y las personas trans.