La salud mental es la capacidad del sujeto de interactuar con su comunidad, con su medio ambiente y con sus pares, es la capacidad que tiene de aportar a la sociedad y de que la sociedad le aporte. Por otro lado, es también la forma de sobrellevar el sufrimiento inherente a la condición humana y los apoyos que tiene para eso. “Para mí salud mental es eso: una condición sobre el sujeto que es claramente social, es biopsicosocial”, explicó en diálogo con Sala de Redacción María José Beltrán, docente del Área de Salud Mental del Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar).

El 24 de agosto de 2017 se aprobó la Ley de Salud Mental 19.529 y en febrero de 2020 se publicó el Plan Nacional de Salud Mental (PNSM) que elaboró el Ministerio de Salud Pública y que se proyecta hasta 2027. El plan contiene un diagnóstico sobre la situación de la salud mental en el que se evidencian algunas cuestiones que socialmente se saben, como que el modelo asilar que todavía persiste en nuestro país, la carencia en acciones de promoción de salud mental y la prevención del sufrimiento mental. 

La docente mencionó que las prestaciones de salud mental que se implementaron en el Sistema Nacional Integrado de Salud a partir de 2011 son una medida de prevención, pero que el plan evidencia otros problemas, como la falta de coordinación entre los dispositivos de atención a la salud mental, las carencias de formación de profesionales para que trabajen con un enfoque comunitario, las carencias en los dispositivos de atención en el primer nivel, las residencias asistidas y las casas de medio camino.

Es un plan que reconoce carencias y que propone un conjunto de acciones en esa línea de la promoción, de la prevención de la salud y de la creación de dispositivos que tiendan a cerrar los centros asilares (hospitales psiquiátricos) y que lleven al sujeto a una atención en hospitales generales, en ocasiones en que tenga algún episodio agudo”, sostuvo.

El plan propone una red de atención en el primer nivel de atención -a nivel de policlínicas y de la comunidad, y no tanto a nivel hospitalario- y otros dispositivos que tiendan al alta y al egreso de las personas que han pasado gran parte de su vida internadas; también busca garantizar soluciones habitacionales, de apoyo y de sostén para las personas que lo necesiten. Por otra parte, maneja opciones concretas para la prevención del suicidio, el uso problemático de drogas, y la atención de niños, niñas y adolescentes.

El plan es muy interesante, tiene cronogramas de ejecución con objetivos generales y específicos bien delimitados, es un plan que está para implementar”, aclaró Beltrán.

En el proyecto de ley de Presupuesto Nacional que se está votando en la Cámara de Senadores hay una partida presupuestal de 50 millones de pesos para la contratación de profesionales que trabajen en la implementación del nuevo modelo de salud mental en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), así como para la construcción de casas de medio camino. Pero no son suficiente y el presidente de ASSE, Leonardo Cipriani, ya ha anunciado que la idea no es cerrar el Hospital Vilardebó, sino intentar que la gente que está allí desde hace mucho tiempo, empiece a egresar.

En relación a los dispositivos alternativos a la hospitalización que se manejan en el Plan de Salud Mental, como casas de medio camino, residencias con apoyo, viviendas supervisadas, Beltrán dijo que “hay algunas iniciativas pero no parecen demasiado alentadoras en términos de cantidad, son experiencias que se están haciendo y que de a poco se han implementando a un ritmo que quizá no es el que marca la ley, sino a un ritmo mucho más enlentecido”, expresó. La Ley 18.529 habla de que los asilos y hospitales psiquiátricos deberán cerrarse en 2025.

La casa Buceo es una residencia con apoyo compartida habitada por personas que estaban internadas en el hospital Vilardebó y en las colonias psiquiátricas que viven allí con apoyo de enfermería, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales. “Es una experiencia súper interesante de las que nosotros queremos que sucedan y la idea es caminar por ese camino. No hay demasiada claridad con respecto a lo que se va a implementar en salud mental ya que estamos en un período con más ocupación en el tema covid-19, entonces hay cierta incertidumbre”, indicó la docente.

Covid-19 y salud mental

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya está hablando sobre los efectos de la pandemia de covid-19 en la salud mental, por el impacto del encierro. Ya se han evidenciado situaciones de depresión, de violencia intrafamiliar, de soledad y de angustia por la falta de vínculos y la imposibilidad de relacionarse socialmente. “Si bien tenemos medios de comunicación como Whatsapp, Zoom y entre otras herramientas que nos pueden acercar, el contacto humano y la sociabilidad no se pueden sustituir por esos medios, entonces se evidencia la afectación por el aislamiento”, explicó Beltrán.

Beltrán recordó que cuando empezaron las medidas de aislamiento circuló por las redes sociales un afiche y que decía “vieron que el encierro no cura, no rehabilita, no hace bien” en referencia a las personas que están encerradas en instituciones psiquiátricas. “El encierro no cura, sino que hace mal en términos de salud mental. Todos, de hecho, lo estamos viviendo porque estamos limitados en nuestros vínculos sociales”, sostuvo.

Creo que cuando esta situación de covid-19 pase, con vacuna o sin vacuna, con la medida que adopte cada uno de los gobiernos, va a quedar como residuo de esta pandemia un espacio de sufrimiento en todos nosotros para cubrir, llenar y atender. Seguramente como sociedad vamos a sobrevivir al covid-19 pero van a quedar otras secuelas que van a perdurar muchos años y que habrá que medir”, agregó. “Uruguay tiene algunos problemas como el suicidio que me pregunto si se habrá agravado o no con la pandemia, habrá que ver las cifras después, pero evidentemente estamos transitando otra pandemia que podría llegar a ser la salud mental de todos nosotros”, concluyó.

¿Hay información?

En el momento en que surgió la ley y en los años previos (2014-2017) hubo mucho debate con respecto a lo que significa la ley. Posteriormente, el tema quedó quizá un poco más calmo. A partir del brote de covid-19 en el Vilardebó volvió a surgir el tema y varias organizaciones solicitaron no internar a más personas en ese hospital. Surgieron algunos debates con respecto al encierro, pero la docente considera que sigue faltando información y que incluso el propio plan lo dice. “Falta de información y de coordinación entre los propios actores del campo de la salud mental, entre los que trabajan en los distintos dispositivos y entre los propios productores de los servicios de salud mental”, detalló.

En agosto La Letra Chica, de TV Ciudad, dedicó un programa al tema de salud mental y consultó a con distintos referentes, entre ellos integrantes de Radio Vilardevoz. “Estuvo bueno y muy interesante el programa pero falta. Más allá de la ley creo que es un tema que falta colocarse y discutirse en general. Preguntarnos qué es salud mental para nosotros y cómo se trabaja, qué pasa con el suicidio, con el consumo problemático de sustancias y qué dispositivos hay. Me parece que socialmente falta discusión en la prensa y entre nosotros los uruguayos”, reflexionó.

Grupo de Salud Comunitaria 

Beltrán contó que con compañeros y compañeras de distintos servicios universitarios (de trabajo social, psicología, sociología, psicomotricidad, terapia ocupacional, entre otros) formaron un grupo que se llama “Grupo de Salud Comunitaria”. El grupo tiene financiamiento del programa Artículo 2 de la Udelar, que apoya la difusión de temas de interés general. El proyecto incluye una serie de instancias de debate sobre tópicos de la salud mental en el que participan personas de la política, la academia, movimientos sociales y usuarios, entre otros. La primera actividad fue el 14 de octubre y se trabajó sobre la implementación, los obstáculos y los desafíos de la ley y la próxima se desarrollará en diciembre. 

El grupo está escribiendo un artículo sobre lo que dejó la pandemia en términos reflexivos, un apunte con respecto a cómo afecta el encierro a las personas. “A veces uno dice que las personas que están internadas están en su espacio pero, al estar encerradas, están invisibilizadas y una de las experiencias que nos dejó la pandemia es rever el encierro como medida” dijo. Acotó que el encierro en la pandemia está pensado como una medida para frenar los contagios pero que en el plano de la salud mental es cuestionable, porque “es la única medida terapéutica para las personas que viven con sufrimiento mental“. El artículo apunta a decir  “repensemos ahora el encierro no sólo a partir de lo que los otros viven, sino de lo que nosotros vivimos desde marzo hasta ahora”, explicó.

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