El espíritu de la Renta Básica Universal (RBU) es que garantice la existencia material a todos y todas”, dijo a Sala de Redacción Christian Mirza, uno de los responsables de la Red de Renta Básica de la Universidad de la República (Udelar), un grupo interdisciplinario formado por docentes e investigadores de las facultades de Ciencias Sociales y de Derecho de la Udelar.

La RBU, explicó Mirza, es una transferencia monetaria directa, personal, intransferible, incondicional y universal dirigida a toda la población que reside de forma fija en Uruguay sin importar su nivel económico, franja etaria, tenga o no trabajo. El grupo ya trabajaba desde antes, pero la crisis sanitaria por la epidemia de covid-19 lo llevó a presentar, el 18 de abril, un documento sobre cómo implementar estas transferencias monetarias.

Son circunstancias complejas y aunque desde diferentes voces se parece hablar sobre renta básica, tal vez, no hablamos de lo mismo”, dijo Mirza, y señaló que “por eso es relevante el documento”. Actores sociales y políticos han propuesto atender la vulnerabilidad de cierta parte de la población pero, según Mirza, lo particular de la propuesta de RBU es que hay un plan pensado con un abordaje de cómo desarrollarlo y cómo financiarlo.

Esta es una propuesta estudiada, no estamos improvisando, estamos partiendo de la acumulación de saber de varios años”, puntualizó.

Proponen una Renta Básica de Emergencia dirigida a 400 mil personas que están por fuera del sistema de seguridad social y no tienen ninguna cobertura social. El aporte sería por cuatro meses y cada jefe o jefa de hogar recibirá a lo largo de cuatro meses el valor corresponde a cuatro canastas básicas de alimentos (cerca de 15.700 pesos en total). Estiman que el costo de esta prestación sería de 585 millones de dólares. El financiamiento está asociado a un impuesto adicional al patrimonio y al IRPF. “Sobre una base de un adicional de estos dos impuestos, sin tocar el IRAE ni el IVA, estamos diciendo que es posible financiar esta renta básica de emergencia”, afirmó Mirza.

La segunda fase, que se diseñó con el supuesto de que la recuperación económica y social no va ser inmediata, amplía la cobertura sin dejar de atender al primer grupo, pero sumando a menores de 18 años y mayores de 65.

Planteamos una tercera fase para dentro de cuatro años, donde se logrará una renta básica universal para todos los residentes de la República en el entendido de que esto va acompañado de una reestructura tributaria con modificaciones del IRPF, del impuesto al patrimonio y planeamos gravar al capital radicado fuera del país y la renta empresarial”, enfatizó Mirza. Cuando surge la controversia de por qué también recibirán ingresos las personas con mayor poder económico, el docente responde que “eso está resuelto por la reestructuración tributaria, que va a cargar mucho más a los sectores más pudientes, por lo tanto, para este sector el efecto de la RBU es nulo ya que prácticamente el saldo es absorbido por el impuesto que tienen que pagar”. Según simulaciones de escenarios que se han hecho en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, al término de los cuatro años, esto supondría una inversión de seis a siete por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo que, según Mirza, “no es nada disparatado”, y de posible financiación.

Cuando dicen que no hay recursos, sí hay recursos, los capitales uruguayos depositados en el extranjero están rondando los 20 mil millones de dólares, ¿por qué no pensar en gravar ese capital? El tema es coordinar una reestructura tributaria y una reestructura del sistema de previsión social en base a un nuevo pacto”, opinó.

Pensar políticas a gran escala

Sala de Redacción consultó también al economista Mauricio Da Rosa, quien forma parte del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, en el grupo de investigación sobre Desigualdad y Pobreza. Da Rosa opinó que el documento le parece muy oportuno, sobre todo porque piensa que es clave fortalecer el sistema de transferencias monetarias en Uruguay con un énfasis en los más vulnerables, sobre todo en el contexto de expansión del coronavirus y la crisis económica y social que esto está desatando. “Evidentemente nos enfrentamos a una crisis muy importante” , dijo, y comentó que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), está dando una contracción del PIB para Uruguay de un cuatro por ciento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) habla de tres por ciento, y el Banco Mundial (BM) había hablado de 2.7 por ciento. “Son contracciones económicas muy significativas, una contracción de tres o cuatro puntos del PIB es una contracción muy marcada. Recordemos que en la crisis de 2002 la economía se contrajo alrededor del siete por ciento, la pregunta es si después va a haber un rebote o no en 2021 o 2022”, explicó.

El economista agregó que la crisis económica que se vive es de naturaleza compleja y rara. Tiene un componente de oferta, porque la gente no puede ir a trabajar, entonces no se produce y la consecuencia es un shock negativo en la economía. Pero a su vez hay un componente de demanda, que se traduce en que la gente no tiene dinero para comprar bienes y servicios, y dijo que “eso tranca la economía, es como meterle un palo en la rueda”. Agregó que “si se inyecta dinero en la economía, sobre todo en los hogares que no lo van a ahorrar, sino que se lo van a consumir todo” eso genera una movilización en el mercado que, además, por lo general, es más que proporcional al ingreso que se inyecta en la economía.

Da Rosa se mostró preocupado porque el 21 de abril la CEPAL aseveró en un documento que América Latina se enfrenta a la peor crisis económica desde que hay registros y que por esto “hay que pararse en ese lugar, asumir que esto va a ser grande. Tenemos que hacer políticas que no son políticas incrementales, de hacer ajustes acá o allá, sino pensar políticas a gran escala decididas que logren hacer frente a una crisis de la magnitud que es”.

Por último, Da Rosa señaló que, más allá de si la herramienta es o no la RBU, “el punto es que es necesario inyectar dinero rápidamente a un conjunto amplio de la población y que mueva la aguja de los hogares y de la economía” y valoró que “ese es un tema que recoge el documento”.

En otras partes del globo

A partir de la pandemia de Covid-19, la emergencia sanitaria y la recesión económica que afectó a casi todos los países, el debate sobre la RBU se instaló en varias partes del mundo.

Según publicó France 24, a favor de la RBU a nivel mundial, se encuentran no solo políticos de izquierda, sino que figuras como Elon Musk, Mark Zuckerber, el papa Francisco, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis Guindos y el excandidato a la presidencia demócrata, Andrew Yang, quién tenía una RBU de mil dólares dentro de sus propuestas. Este medio señala que en varios países se vienen aplicando rentas que, si bien no son universales, apuntan en ese sentido para afrontar la crisis de Covid-19. Por ejemplo, el 25 de marzo se aprobó en Estados Unidos un paquete de ayudas por dos billones de dólares donde se incluye un pago directo de 1.200 dólares y 500 adicionales por cada hijo, una renta que se entrega sin un uso predeterminado ni contraprestación.

En Reino Unido 175 parlamentarios firmaron para que el gobierno incluya a la RBU como una respuesta de emergencia y solución práctica más eficaz que subsidiar a las compañías como en la anterior crisis financiera del 2008. Según informó Euronews, aunque, el ministro británico de Finanzas, Rishi Sunak, rechazó la propuesta alegando que no era la respuesta correcta a la crisis del coronavirus y defendió el actual sistema del bienestar.

En Italia la ministra de Trabajo, Nunzia Catalfo, impulsó un ingreso de emergencia para cerca de 3 millones de ciudadanos italianos, mientras que en Alemania, se llevó una propuesta al parlamento con más de 450.000 firmas a favor de la RBU, aunque esto necesita una mayoría parlamentaria con la que no contaría.

En Francia, Benoit Hamon, candidato socialista a la presidencia de Francia en 2017 público en el periódico Le Monde que la RBU “es el antídoto social para la repetición de estas crisis sanitarias”; en cambio, según informó Euronews, el presidente francés, Emmanuel Macron, declaró: “nunca he creído en un ingreso universal incondicional”.

Del dicho al hecho

Se pueden mencionar tres ejemplos de donde se ha aplicado la RBU: Kenia, Finlandia y Stockton. En Kenia, la renta básica está impulsada por la ONG GiveDirecly junto a investigadores de universidades estadounidenses. Según un estudio publicado en 2019, “GiveDirectly entregó desde el 2016 1.000 dólares anuales a 10.500 hogares en 328 poblaciones de la región de Siaya, lo que representa el 15% del PIB local”. El programa está proyectado a 12 años, y los resultados arrojaron que la RBU “tuvo grandes impactos en el consumo y en los activos de los beneficiarios”. Según informó France 24, “movilizó la economía cercana a los beneficiados, generando 2,60 dólares adicionales en gasto o ingresos en el área por cada dólar invertido”.

En Finlandia la experiencia se llevó a cabo con 2000 personas desempleadas a las que se les entregaron 560 euros por dos años. Tuvo un impacto positivo en el bienestar, tanto en la salud, el estrés y la habilidad de concentrarse, aunque no tuvo evidencia de incidencia en la búsqueda de empleo, y el gobierno decidió no extender el programa porque no cumplió con el objetivo propuesto.

Otro lugar donde ahora se está probando la RBU es en Stockton, California, en los Estados Unidos, financiado por Economic Security Project. La alcaldía entrega 500 dólares a 125 personas. También existe en otras partes de Estados Unidos, Irán, Alemania, Canadá, Países Bajos, Namibia, India y China. La evidencia de esas experiencias no arrojan algún efecto significativo ni positivo ni negativo en lo concerniente a la búsqueda de empleo, pero se comprobó una mejoría en los niveles de pobreza, salud, estado de ánimo y asistencia escolar.

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