A tres años de su apertura, la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) es el centro logístico y de comercialización mayorista de alimentos más importante del país. En ese tiempo, sequía extrema y lluvias intensas influyeron en la calidad y cantidad de la producción que ingresó a la unidad.
Pablo Pacheco, jefe del Área de Desarrollo de la UAM, dijo a Sala de Redacción que la sequía que se instaló en nuestro país a principios del segundo semestre de 2022 comenzó a mostrar un fuerte impacto en los ingresos a la unidad a principios de 2023: mientras que en enero fueron 34.300 toneladas, en febrero y marzo ingresaron menos de 30.000. El fenómeno también causó repercutió en la calidad de la oferta e incrementos importantes en los precios.
El valor kilo canasta (VKC) se utiliza desde 2012 y permite comparar la evolución y el precio frutihortícola. Para su cómputo se toma en cuenta el precio de las 30 frutas y hortalizas más consumidas en función del volumen ingresado, y la escasez en la oferta es el factor que determina los precios altos en los productos que ingresan a la UAM, que alcanzaron en marzo y abril de 2023, según el jefe del área, un valor de 60 pesos por kilogramo.
Pacheco comentó a SdR que 2024 comenzó con niveles de entrada superiores al año anterior, ya que los primeros meses “estuvieron más próximos y por encima de las 30.000 toneladas por mes”. A su vez, se originó un nuevo impacto en los precios y ahora se ubican por debajo del valor del año pasado y en valores esperables, “mucho más cerca a los 50 pesos por kilo”, afirmó Pacheco.
El déficit hídrico produjo una reducción generalizada de la oferta de hortalizas secas (cultivos con tiempo límite de conservación), como cebolla, zanahoria, boniato, y en los cultivos de hojas caducas (plantas de estación), como la manzana y la pera. Por otra parte, el exceso hídrico produjo una normalización en los niveles de oferta de hortalizas secas, en hortalizas de fruto, como el tomate, morrón, berenjena, zapallito, pepino, y en fruta de hoja caduca.
Según Fernando Perdomo, operador comercial de la UAM, el año pasado se importaron muchos productos y este año las lluvias intensas hacen que se estén pudriendo cebollas y zanahorias, que “tomó un precio alto, cambió considerablemente por la menor oferta y porque no se pudo cosechar en forma, mucha hubo que tirarla, abandonarla o dejarla en la tierra”, expresó. “Es inminente que se va a importar”, porque cuando llegue agosto o setiembre “no vamos a tener producto para ofertar”, explicó.
Por su parte, Pacheco mencionó que las intensas lluvias no favorecen a ningún tipo de cultivo ya que desde lo sanitario generan condiciones para el desarrollo de enfermedades que dañan la piel, la calidad y la conservación de los productos. A su vez, afirmó que “las lluvias no son malas” sino que el problema se genera cuando se producen eventos con viento y períodos de lluvia de un “montón de días”.
La oferta actual de la UAM es la de “un año relativamente normal”, ya que es común que se perjudiquen cultivos porque la canasta de productos es muy diversa, tiene zonas de producción diferentes y requerimientos distintos: “es extraño un año en el que no tengas ningún producto que haya sufrido algún tipo de problema, estadísticamente es probable que en algún momento y en algún lugar, en diferentes zonas del país, se den condiciones inapropiadas o negativas para el desarrollo de los cultivos”, finalizó Pacheco.