Después de 20 años el grupo político y religioso Emirato Islámico de Afganistán, conocidos como los talibanes, irrumpieron en Kabul –capital de Afganistán- y oficialmente tomaron el poder del país. En protesta al régimen talibán y la idea de modificar la bandera oficial del país por la bandera de la Yihad, símbolo representativo del islamismo, hubo una concentración masiva en Jalalabad -ciudad próxima a Kabul- que tuvo como consecuencia tres muertos y al menos 12 heridos, según la agencia Reuters. Si bien en conferencia de prensa el representante de los talibanes Zabihullah Mujahid señaló que están en son de paz y no con el deseo de venganza, el pueblo afgano teme el devenir de la aplicación de la ley islámica o la sharía -que establece prohibiciones extremas-, motivo por el que el fin de semana miles de personas intentaron irse del país desde el aeropuerto de Kabul. El episodio culminó con personas heridas tras caer al vacío por aferrarse a las ruedas y alas de los aviones en el momento del despegue, explicó el canal de televisión español La Sexta, y otros murieron pero no se confirmó si fue por las detonaciones o por la balacera entre talibanes y soldados de Estados Unidos, informó Reuters.

Zabihullah Mujahid durante la conferencia de prensa, en Kabul, el 17 de agosto de 2021. Foto: Hoshang Hashimi / AFP

Maylín Tourn y Noemí Schur, uruguayas voluntarias de la ONG Shelter Now International, que fueron trasladadas desde Afganistán a Alemania en un vuelo humanitario, comentaron durante una conferencia de prensa virtual con los medios uruguayos que en “las regiones donde los talibanes fueron avanzando, hay un retroceso”, tanto en “derechos humanos” como en “calidad de vida para los habitantes”. Y agregaron: “Para los padres es una situación muy difícil, no sólo que las niñas no puedan estudiar sino también el peligro de esas niñas” ya que pueden “capturarlas”, al igual que para los varones, que son reclutados para “ser preparados militarmente”.

El grupo extremista islámico ejerció su poder en el país desde 1996 hasta 2001, año en que la organización terrorista al-Qaeda y su líder Osama Bin Laden, cometieron ataques terroristas. El más recordado es el episodio contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, que tuvo como consecuencia muertes, heridos, desapariciones y destrucción total de edificios. Tras esa serie de ataques y la negativa del grupo ultraconservador de extraditar a Bin Laden a Estados Unidos, comenzaron enfrentamientos militares entre Estados Unidos y sus aliados con Afganistán, que desembocó en la destitución de los talibanes.

Este grupo se opone a las elecciones políticas y, en consecuencia, a un sistema democrático que priorice la libertad en un sentido amplio. De esta manera se vincula con el terrorismo islámico y busca aplicar medidas enfocadas a “vigilar y castigar” -en términos del filósofo francés Michel Foucault-, sobre todo a las más vulneradas: mujeres y niñas.

La sharia

Durante el mandato -año 96- de los talibanes en Kabul, instauraron una ley islámica que establece las conductas que están permitidas o prohibidas para las mujeres y los hombres, según el estado islámico. En el caso de las mujeres afganas, se las obligaba a utilizar la burka, vestimenta que cubre sus cuerpos y rostros. Además, no se las consideraba sujetas de derechos: no podían estudiar o trabajar, excepto doctoras o enfermeras, y tampoco salir de sus hogares. En caso de hacerlo necesitaban la compañía de un hombre; padre, hermano o marido. También eran ilícitas cuestiones como pintarse las uñas o maquillarse, usar vestimenta colorida o tacos, reír en voz alta, practicar una actividad deportiva en un gimnasio, salir a los balcones y conducir motos o andar en bicicleta. 

En cuanto a los hombres, debían tener la barba crecida y no se les permitía usar pantalones ajustados. Si lo hacían, podían ir presos por 10 días, tiempo en que serían reeducados. Asimismo, se restringía la televisión, el cine, la música y decir públicamente que estaban en pareja con alguien. Incluso, se imponían castigos severos -hudud- en lugares públicos a aquellas personas que cometían crímenes de violación, robo, asesinato, también si eran homosexuales o infieles.

Las mujeres son invisibilizadas, azotadas e incluso deben estar siempre acompañadas de la presencia de una figura masculina, sin tener el poder de decidir y ni siquiera vivir con y en libertad; son ellas quienes sufren mayormente las restricciones impuestas por la sharia. Por lo tanto temen que haya una regresión durante el régimen talibán en la conquista de derechos alcanzados en materia de educación, trabajo y presencia en el espacio público.

“Estoy sentada aquí esperando a que vengan. No hay nadie que me ayude a mí ni a mi familia. Solo estoy sentada con ellos y mi esposo. Y vendrán por gente como yo y me matarán. No puedo dejar a mi familia. Y de todos modos, ¿a dónde iría?”, dijo Zarifa Ghafari, alcaldesa afgana y activista por los derechos de las mujeres, en una entrevista con el medio británico iNews of the Taliban!

En el mes de julio de este año, las mujeres afganas resolvieron salir a las calles con armas -en la zona norte y el centro de Afganistán- para manifestarse, contó el diario británico The Guardian. A pesar del miedo, enfrentaron al régimen talibán y tomaron las riendas en aquel momento de tensión y restricciones. Hoy, algunas permanecen refugiadas en sus hogares, por temor a que la historia se vuelva a repetir y corran peligro sus vidas, y otras se manifiestan con carteles en las calles exigiendo respeto y protección de sus derechos humanos. Incluso, hay un hashtag en la red social Twitter titulado #FreeAfghanistanWomen que reclama libertad para las mujeres afganas.  

Si bien Mujahid dijo en conferencia de prensa que van a “permitir que las mujeres trabajen y estudien. Tenemos marcos, por supuesto. Las mujeres van a ser muy activas en la sociedad, pero dentro del marco del islam”, la realidad de hoy es que “los maestros se despidieron de sus alumnas a las que ya no se les permitirá ir a la escuela”, afirmó Shabnam Nasimi, activista social y comentarista política británica-afgana, vía Twitter.

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