En sus últimas elecciones, realizadas el 21 de noviembre, Chile tuvo uno de los sufragios presidenciales más importantes de los últimos 30 años. La elección estuvo marcada por todos los hechos que acontecieron desde el 18 de octubre de 2019, cuando comenzó un histórico estallido social a partir del aumento del precio del boleto, pero que derivó en protestas contra el sistema chileno. Además, estos comicios se destacaron por ocurrir en medio del proceso de redacción de una nueva Constitución, que suplantará a la impuesta por el dictador Augusto Pinochet en 1980. 

Según el Servicio Electoral Chileno, los resultados preliminares de las elecciones marcaron que habrá un balotaje entre José Antonio Kast, del Partido Republicano, y Gabriel Boric, de la coalición Apruebo Dignidad, ya que ninguno llegó al 50% de las preferencias para poder ganar en primera vuelta. Kast lideró la elección con 27,91% de los votos, seguido de Boric, con 25,38%. 

Lihuen Nocetto, uruguayo candidato a doctor en Ciencia Política por la Pontificia Universidad Católica de Chile, declaró a Sala de Redacción antes de la primera vuelta que el proceso electoral está marcado por el post estallido y la pospandemia. En ese marco, ocurrieron conflictos armados en la región de La Araucanía y también transcurre el trabajo de la Asamblea Constituyente para cambiar la vieja Constitución del régimen de Pinochet

Según el analista, la polarización de la elección era previsible. De todas formas, fue sorpresivo que un candidato como Kast, representante de la ultraderecha conservadora, que viene de una rama pinochetista en un partido establecido hace 30 años como la Unión Demócrata Independiente (UDI), pueda llegar a disputar la elección. Sus discursos son extremos en varios temas, por ejemplo, en el rol que debe ocupar el Estado y en el uso de las fuerzas para ordenar el país, con componentes explícitamente xenófobos. “No se creía que después de los resultados del plebiscito por el Apruebo, que tiraron la herencia pinochetista al suelo, esta reacción conservadora pudiera venir tan rápido”, expresó Nocetto.

Del otro lado está Boric, un diputado joven y de izquierda, que salió del movimiento estudiantil y fue candidato del Frente Amplio Chileno. Boric está aliado con el Partido Comunista bajo el lema -en Chile se llama “pacto”- Apruebo Dignidad. “Era previsible que saliera primero o pasara a segunda vuelta, dado la rabia de una buena parte del electorado con el status quo de la Concertación”, destacó Nocetto.

Reconfiguración

Paralelamente, durante esta campaña electoral se desarrolla un juicio político contra el actual mandatario, Sebastián Piñera, por estar incluido en el escándalo de los Pandora Papers. Al respecto, Nocetto apuntó que Chile pasó de estar 30 años con un sistema político estable y aburrido a tener un ritmo vertiginoso de eventos. El especialista afirmó que en marzo Piñera entregará la banda presidencial, pero la gente está alterada por toda una secuencia de cambios. “También hay miedo de que Chile deje de ser lo que era, que efectivamente ya dejó de serlo. En cualquiera de los casos, los años que se vienen no van a ser fáciles para Chile”, aseguró.

Por su parte, el politólogo Mauro Casa declaró a este medio antes de la elección que lo de Piñera “fue muy sorpresivo”, pero que no necesariamente influye en las elecciones, porque el mandatario no tiene un candidato propio. Según agregó, la izquierda y la derecha chilena están cambiando mucho y, por lo tanto, hay un panorama de reconfiguración. Desde el retorno a la democracia en Chile hubo un orden estable, con un sistema de partidos en torno a dos grandes coaliciones: por un lado, la Concertación y, por el otro, la unión UDI-Renovación Nacional. 

Las elecciones en Chile no son obligatorias, pero se esperaba una importante concurrencia debido a los movimientos sociales que se han dado en este último tiempo. Sin embargo, sólo votó 47,34% de los habilitados. Nocetto destacó que la participación promedio no es muy distinta a la de Estados Unidos, donde también rige el voto voluntario: “Aquí siempre vota más o menos el 48 o 45% de la población habilitada”, es decir, cinco de cada diez personas. Lo nuevo de las elecciones para elegir a la Asamblea Constituyente o del plebiscito para generar una nueva Constitución fue que se dio un aumento de la participación del electorado, principalmente en los barrios periféricos del Gran Santiago y en el voto joven, explicó Nocetto. 

Fortalezas

Nocetto declaró que el punto fuerte de Boric es tener una conexión bastante lineal con los jóvenes y el movimiento estudiantil. Particularmente, con una juventud cansada del modelo de endeudamiento y con frustraciones por no lograr movilidad social. “Su gran punto débil es su juventud, haber sido solo diputado y provenir del Partido Comunista, que para el sistema chileno siempre ha sido un gran problema para la centro-izquierda. El anticomunismo siempre ha sido grande en Latinoamérica, pero más grande es en Chile. La derecha le pega por decir que es un títere del comunismo”, sostuvo.

Por otro lado, según Nocetto, el gran punto fuerte de Kast es la fortaleza de concurrir a elecciones con un partido nuevo. “Él está limpio de piñerismo y eso es una fortaleza, porque estar cerca de Piñera hoy es algo suicida. Representa estar lejos de Bolsonaro, en el sentido de su brutalidad, desparpajo y destrato. Es un caballero pausado, con mucho sentido del humor, se puede reír de las cosas y nadie lo saca de las casillas”, analizó. Además, planteó que “es una persona con gran habilidad, pero, de cualquier manera, para cualquier otra persona representa la herencia del pinochetismo, pues es muy autoritario y conservador”.

Casa indicó que es muy difícil ser indiferente ante uno u otro candidato, lo que también marca el cambio político radical en Chile, cuyo sistema político siempre se caracterizó por ser moderado. “Si uno lo mira en términos técnicos, tiene sentido que dos candidatos que están totalmente en polos opuestos accedan a la segunda vuelta, porque estamos en un momento de ruptura del sistema político moderado y tradicional”, expresó.

A futuro

El balotaje se realizará el 19 diciembre y el escenario que quedará planteado después de ese día parece algo incierto. Nocetto aseguró que la única certeza es que se acrecentarán la polarización y las movilizaciones. “Si gana Boric, el establishment posiblemente empiece a mostrar más los dientes de lo que ya los ha mostrado, sacando capitales de la economía, disminuyendo la inversión y favoreciendo el deterioro del salario, debido a que aquí no hay medidas fuertes de indemnización salarial como en Uruguay”. Si gana Kast, Nocetto sostuvo que habrá sectores más sensibles con la izquierda o con la movilización popular. “La llegada de Kast puede generar problemas sobre el sentido de excesos en las fuerzas públicas y un discurso que puede dejar de ser calibrado”, manifestó.

Por su parte, Casa opinó que si la política fuera coherente, probablemente tendría más sentido que un gobierno progresista sea el que implemente lo que emane de la Convención Constituyente. Según fundamentó, desde ese espectro político se ha estado a favor de renovar la Constitución, a diferencia de la derecha, que pretendía mantener la vieja Constitución de Pinochet. “Sería una contradicción bastante grande si llegara a ganar Kast bajo una nueva Constitución progresista, pero todo puede pasar”, concluyó.

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