A pesar de los esfuerzos del gobierno y de organizaciones no gubernamentales para promover los derechos de las personas transgénero, la discriminación sigue siendo un problema de relevancia dentro de las instituciones educativas. La población trans es uno de los sectores más vulnerables de la sociedad uruguaya y posee problemas de inclusión en muchas áreas de la vida cotidiana, donde la educación no es una excepción.

88% de las personas trans fue discriminada en ámbitos educativos, lo que se refleja en los índices de egreso, ya que 87,9% de esa población no termina la educación media, según un censo que realizó en 2016 el Ministerio de Desarrollo Social. Además de la discriminación sufrida, 25% de los encuestados tuvieron que abandonar a sus familias a los 18 años por discriminación. En ese contexto, seguir con sus estudios se vuelve una tarea más difícil, porque no cuentan con el apoyo económico de sus padres.

Tomás, un joven transgénero de 19 años, contó a Sala de Redacción que sufrió discriminación tanto por parte de compañeros como del personal de la institución educativa. “En los espacios educativos la pasé muy mal”, comentó, y recordó varios actos de violencia física y verbal de sus compañeros de los que fue víctima: “Llegaron a tirarme abajo de un auto y me quebraron una pierna”. En los centros educativos a los que asistió nunca se abordaron los derechos de las personas trans y se evitaba nombrar la palabra “gay” o “lesbiana”. Según relató, los malos tratos también venían desde el personal docente que sentía el mismo rechazo que los otros alumnos frente a su identidad. “En la época en que estaba medicado por depresión me dormía en clase; el director de la UTU llamaba a mi madre y le decía que viniera a buscar a ‘esto’ o a ‘su hija o hijo’ porque se durmió”, contó Tomás.

Distintas respuestas

Diego Sempol, docente e investigador en el Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, comentó a Sala de Redacción que en algunos liceos y colegios se han registrado expulsiones de jóvenes transgénero, mientras que en otros se logró dar soporte y contención a identidades trans manifiestas. Sempol afirmó que el proceso de cambio de sexo se vive diferente en varones y mujeres. Al respecto, fundamentó que en el caso de los varones que desean modificar su identidad de género, la transición es más dura a causa de la significación cultural de la figura del hombre a nivel social.

A partir de varias investigaciones que ha desarrollado en la temática, Sempol consideró que la comunidad transgénero uruguaya es un sector especialmente vulnerable, pesea a estar conformado por un número relativamente pequeño de integrantes. Asimismo, señaló que la Ley Integral para Personas Trans aprobada el año pasado en el Parlamento constituye una batería normativa de calidad a un problema complejo y difícil de abaracar. Si bien en la Ley General de Educación de 2008 se establece que “el Estado garantizará y promoverá una educación de calidad para todos sus habitantes a lo largo de toda la vida, facilitando la continuidad educativa”, nada está más alejado de la realidad de la mayoría de las personas trans.

Sempol aseveró que “para conseguir una completa inclusión en la educación es imprescindible sensibilizar al personal docente y crear espacios de diálogo e instancias institucionales donde se blanquee el tema y se tomen medidas reales de inclusión”. De esta manera, ya no habrá personas que sientan que la educación no es su espacio, como manifestó haberlo sentido Tomás. El docente investigador entendió que “se debe fomentar también el respeto y proteger la trayectoria de diversas instituciones militantes que luchan por el amparo de este sector e impulsan así el progreso a una sociedad más justa e igualitaria”.

Mejor que antes

Sheina Leoni Handel, profesora de sociología y militante de los derechos de la comunidad LGBTQ+ en Uruguay dijo a Sala de Redacción que “el panorama ha mejorado muchísimo” en los últimos años. “Inclusive hay oficinas de apoyo por discriminación en diversas instituciones educativas. Particularmente donde yo imparto clases se respeta mucho a los alumnos trans y el ambiente es muy sano”, valoró. Para la profesora, cuanto mayor es la edad de las personas mayor es el prejuicio y la intolerancia, por lo que es necesario tenerlo presente para trabajar socialmente de forma focal.

Handel se considera militante independiente y señala que actualmente la militancia está facilitada por la posibilidad de estrechar lazos mediante comunidades virtuales, donde se generan entornos de diálogo y de organización constante. La docente concuerda con Sempol al afirmar que la educación es un elemento clave de la inclusión y de la garantía de los derechos humanos, ya que es gracias a ella que se puede desarrollar una vida plena.

Victoria Arias y Santiago Campagna

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