Desde la formación y dificultades de la profesión, hasta las presiones que se experimentan en la cancha, Sala de Redacción dialogó con distintos actores relacionados al arbitraje que aportaron diferentes miradas.
El reconocido ex árbitro de fútbol uruguayo Darío Ubriaco contó sobre su rol dentro del Colegio de Árbitros, como director del departamento de arbitraje, además de comentar los criterios que se tienen en cuenta para ingresar a los cursos de árbitros.
Entre los requisitos que deben tener los futuros referís está la edad (entre 18 y 25 años), pasar un examen médico, psicológico y físico y tener bachillerato aprobado. Para ser árbitro se debe hacer un curso que dura dos años; de momento no se sabe si abrirán nuevos cupos el año próximo, ya que dependerá de la demanda.
Precisamente, Ubriaco señaló que generalmente se anotan unas 100 personas y se hace una selección de unos 50 o 60 alumnos. “Los que se reciben y entran en la AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol) deben ser la mitad, 20 o 30 árbitros”, afirmó, y agregó que en algunas ocasiones hay árbitros que, pese a haber culminado sus estudios, no son inmediatamente contratados. “En ese caso quedan en la lista de espera, pero han habido pocos casos así”, aclaró.
Las exigencias de la formación
“Todos los árbitros que están hoy por hoy en actividad, al menos han tenido un curso RAP FIFA (Referee Assistance Program), desde los más chicos a los más grandes”, expresó. Según el director del departamento de arbitraje, en estos cursos se busca la “uniformidad de criterios, para que tengan todos la misma linea de conducción”.
El ex árbitro consideró que es difícil comparar el nivel de arbitraje en los distintos países del mundo. “Creo que Uruguay tiene un buen nivel de arbitraje y siempre está considerado tanto por la Conmebol como por FIFA. Es decir, siempre los árbitros uruguayos han estado en las definiciones de los torneos”, expresó.
-La Conmebol estableció recientemente que se harán públicos todos los audios que se generen entre los árbitros centrales y los encargados del VAR, ¿qué opinión tiene al respecto?
-En la medida de que eso sirva para emparejar las cosas y que todo el mundo esté tranquilo de que las decisiones se toman de acuerdo a las reglas, lo veo conveniente. Además, creo que genera cierta tranquilidad en el público en general. Estoy totalmente de acuerdo con el VAR, termina siendo algo bueno porque al final lo que todos buscamos es la justicia en el fútbol.
Desde adentro
Sofia Sarzay es una chica de 20 años que actualmente está cursando su segundo año en el Colegio de Árbitros. En simultáneo, también trabaja y estudia la carrera de contador público en la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.
En su infancia le gustaba jugar al fútbol, “jugaba sola o con compañeros en las plazas”. Su interés por el fútbol crecía poco a poco, hasta que a los 15 años decidió jugar en un equipo amateur del liceo. “Ahí fui, practiqué, me gustó y seguí jugando; en un momento pensé en otra manera de continuar en el fútbol”, explicó.
Ya no se veía en ese lugar, y pensó en otras opciones, como estudiar para ser directora técnica. Averiguó sobre los cursos, pero finalmente no hizo ninguno porque “eran muy caros”. Más tarde se interesó por los cursos de arbitraje. “Después de haber llamado tantas veces, me comuniqué en 2018, año que se abría el curso en el Colegio de Árbitros, me inscribí y arranqué”, afirmó.
Cambio de perspectiva
El rol del jugador y el del árbitro son distintos. “Sin dudas me sirvió bastante haber jugado antes para entender el juego y también el trato con el jugador. Vos ya estuviste antes y ahora te toca estar del otro lado”, apuntó. Ese cambio de rol le sirvió para entender “las reglas pero también tener el espíritu del juego”.
Tanto Sarzay como algunos compañeros de su curso fueron seleccionados y contratados por la AUF para trabajar arbitrando juveniles femeninos. Se trata de una pasantía de seis meses, mientras aún siguen en formación. “Partido a partido fui agarrando confianza, me fui formando, también con la experiencia de los compañeros”, expresó, y añadió que hay que ser “como una esponja” para absorber todos los conocimientos posibles.
En su rol de árbitro, Sarzay afirmó que se tiene una presión y una responsabilidad que hay que saber sobrellevar. “Si bien tratás de pasar lo más desapercibido posible, en cada jugada te van a mirar y sos quien tiene que responder”, señaló.
–¿Consideras que existe discriminación de las mujeres que están relacionadas con el mundo del fútbol?
-Sin dudas eso todavía sigue estando, vivimos en una cultura machista y en el fútbol a veces se nota más. Tal vez lo viví en el comentario de algún compañero, de algún técnico, en algo medio disfrazado, pero creo que se ha cambiado pila. Particularmente hasta ahora no he tenido una situación puntal fuerte en la que me haya sentido discriminada por ser mujer. Lo noté más cuando arranqué a jugar; pasaba mucho que, cuando teníamos prácticas, si venían los varones nosotras teníamos que dejarles la cancha. Creo que ahora las mujeres están ganando su espacio en el fútbol y en el arbitraje.
Sarzay considera a Claudia Umpiérrez como una “gran referente”. “Que haya arbitrado una mujer una final de la Supercopa de la UEFA fue un hecho histórico, creo que de a poco se va mejorando y se van disminuyendo esas distinciones”.
Sarzay contó que cuando expresó su interés por el mundo del fútbol en su casa, su familia no lo tomó muy en serio. “Como era nena, no se motivaron mucho para que jugara”, afirmó, lo veían como “un hobby”.
“Quizás tampoco entendían mucho el tema del curso, a qué podía llegar, qué iba a arbitrar, no tenían mucha idea. Y me remarcaban que estudiara otra cosa y que no dejara por esto”, detalló. Igualmente su familia la apoyó en que hiciera el curso y a medida de que pasó el tiempo se lo tomaron de otra forma: “Por el esfuerzo de no faltar, de empezar a entrenar, de un montón de cosas. Creo que ahí fueron viendo que me gustaba en serio y me dieron un apoyo más fuerte”.
–¿Cómo te visualizas a futuro, cuál es tu meta?
-Como todo árbitro, estar en Primera División o ser internacional. Pero en realidad ahora estoy enfocada, mi meta sería pasar el curso, recibirme, a partir de ahí empieza otra etapa que en realidad no la tengo muy clara aún.
Mathías Espinosa tiene 28 años y es árbitro desde hace cuatro. En primera instancia tuvo cercanía con el curso del Colegio de Árbitros a través de su tío Mauricio Espinosa, un árbitro de reconocida trayectoria. “En realidad soy un caso medio raro, la gran mayoría de los árbitros tuvieron un pasado bastante extenso jugando al fútbol, yo sólo jugué cuando era niño”, contó.
Luego tuvo referencias de su tío por su carrera como árbitro y en 2014 comenzó el curso. “En mi curso las pasantías las hicimos todos los que quedamos para el segundo año, porque ya en principio habíamos entrado menos y también las pruebas habían eliminado a unos cuantos”, afirmó Espinosa, que agregó que la competencia con los compañeros “es jodida”, pero que cada uno compite como quiere. “A veces es sana y a veces no lo es tanto”, señaló.
Respecto al seguimiento, en cada partido la AUF contrata a un veedor para establecer un informe del accionar de cada árbitro. “Después a fin de año se hace un promedio de los puntajes y respecto a eso podés subir de categoría, mantenerte o descender”, explicó.
Las presiones dentro de la cancha
Los errores suceden y Espinosa reconoció que siempre hay posibilidad de equivocarse. “A medida que vas subiendo de categoría, van subiendo las presiones, a los cuadros no les gusta perder por un error arbitral, ni al más chico ni al mas grande, entonces vos tenés que intentar de estar a la altura de lo que es el partido”, señaló.
Este árbitro ambiciona con llegar a ser internacional FIFA. “Quiero llegar lo más alto que se pueda, mi primer objetivo es llegar a primera categoría, para después intentar conseguir un escudo FIFA y arbitrar partidos de mayor nivel”, expresó. Igualmente, Espinosa asegura que está tranquilo, dando lo mejor en cada partido. “Por ahora no me veo arriba porque es una carrera complicada y no es para todos, entonces voy paso a paso”, concluyó.