El tratamiento antirretroviral permite eliminar el riesgo de transmitir el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), incluso entre parejas homosexuales, confirmó la revista médica británica The Lancet a comienzo de mayo. Ocho años de investigación, cerca de mil parejas participantes, y un total de información equivalente a 1.573 años de estudio comprueban la efectividad de la medicación, sin importar la preferencia sexual del paciente. 

El estudio, realizado en Europa entre 2010 y 2018, confirmó una hipótesis que los científicos sostenían hace tiempo: llevar la enfermedad a su estado indetectable evita la transmisión en relaciones sexuales anales sin protección. En 2011 se hizo este descubrimiento en un estudio de parejas heterosexuales, pero faltan pruebas para confirmarlo en varones que tienen sexo con varones, que es lo que se concluyó este año. 

¿Terapia antirretroviral?

La Organización Mundial de la Salud describe el tratamiento como la combinación de al menos tres antirretrovirales, con el objetivo de suprimir al máximo el virus, frenando la progresión de la enfermedad. El tratamiento tiene dos objetivos principales: prevenir la reproducción del virus y ayudar en la restauración de los linfocitos T4, encargados de proteger el sistema inmunológico. 

El portal estadounidense infoSIDA explica que los medicamentos antirretrovirales (ARV) aprobados para el VIH pertenecen a siete clases distintas, según la forma en que afectan el ciclo de vida de ese virus. Esas siete clases incluyen los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de los nucleósidos (ITIN), los inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de los nucleósidos (ITINN), los inhibidores de la proteasa (IP), los inhibidores de la fusión, los antagonistas de CCR5, inhibidores de posfijación, y los inhibidores de la transferencia de cadenas de la integrasa.

Los avances y descubrimientos en el área llevaron a impulsar, en 2011, la campaña “Indetectable = Intransmisible”. Uruguay hace de la consigna uno de sus puntos clave, explicó a Sala de Redacción Susana Cabrera, directora del área ITS/VIH-SIDA del Ministerio de Salud Pública (MSP). De hecho, dijo que en 2015, cuando se definieron los objetivos sanitarios nacionales, el MSP “se planteó como objetivo aumentar la cantidad de tratados por terapia antirretroviral para alcanzar las nuevas metas mundiales”.

“No es una política de Estado”

Sala de Redacción dialogó con Lizet Collazo, presidenta de la Asociación de Ayuda al Seropositivo (ASEPO), organización que se encarga “hacer un monitoreo de los compromisos asumidos por el Estado sobre el VIH”, y en algunas instancias se ha visto obligada a tomar acción. Collazo explicó que en 2017 presentaron un recurso de amparo para que un grupo de niños con VIH pudiera acceder a fármacos en formulación pediátrica, que no estaban en Uruguay; la medida se presentó contra el MSP, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y el Fondo Nacional de Recursos (FNR). Los medicamentos fueron adquiridos y suministrados sin interrupción desde febrero a diciembre de 2018, pero dijo que a partir de enero se agotaron y se les volvió a entregar a los niños medicación para adultos.

Organizaciones como ASEPO trabajan con la sociedad, y por eso Collazo hizo énfasis en la necesidad de ser integrados en la toma de decisiones sobre VIH: “Se nos integra cuando hay que dar informes, pero no para participar desde adentro. Creemos que hasta cuando se arman los tratamientos tienen que escuchar a la sociedad civil, al margen de que la implementación le corresponde al profesional”. Dijo que “no es fácil” abordar el tema del VIH en el paísy que “siempre depende de la voluntad política de la autoridad que esté en el momento”. En ese sentido, remarcó que “no es una política de Estado” como piden las organizaciones, porque ante un cambio de gobierno, esa es la forma de darle continuidad a las definiciones.

El acceso a la medicación

Collazo opina que existen grandes dificultades a la hora de integrar nueva medicación. “De repente se hace por normativa, pero la realidad es otra. Explicó que los médicos tienen dificultades para acceder a los fármacos porque “hay una cantidad de documentación a firmar y completar para conseguirlos, incluso para niños”. La consecuencia de esto, indicó, es la falta de atención personalizada al paciente, ya que los médicos se ven obligados a completar “el papeleo” cada tres meses. 

Cabrera esclareció que los tratamientos están disponibles y se entregan bajo receta en las farmacias. Sin embargo, explicó que pueden haber casos especiales que requieren tratamientos alternativos: “En el subsector público se evalúan situaciones individuales que salen de la norma, porque hay una amplitud de prescriptores importante”. Algunas zonas del país no cuentan con médicos “de alta formación en el tema” y existe una comisión que los asesora en algunos de esos casos, explicó. Cuando el tratamiento tiene un costo elevado, se recurre a la financiación del FNR, y ese proceso especial exige documentación del proceso asistencial.

En los casos que se requiere el financiamiento del FNR, el paciente debe realizarse un test de resistencia en el laboratorio de salud pública; al detectarse el virus en la sangre, la prueba de biología molecular establece que fármacos le servirán y cuáles no. Además, se debe completar un formulario que contenga el historial clínico, los resultados del test y el consentimiento del paciente. El trámite “tiene su propio protocolo, que exige una serie de formularios para que el usuario pueda acceder al fármaco. Después se le pide al médico que cada seis meses informe los resultados del tratamiento” expresó Cabrera, que  aclaró que esto ocurre en ocasiones muy especiales. En la mayor parte de los casos, los laboratorios se encargan de conseguir las medicaciones. “Hay laboratorios que traen fármacos originales con representación en el país, otros que traen genéricos, pero los laboratorios se encargan de traer los fármacos, no es haya que traerlos por una vía especial o excepcional”, añadió.

Hay recursos

Collazo señaló que el precio de las medicaciones varía, pero el FNR puede cubrirlo. Cabrera explicó que el fondo compra según la demanda. De todas formas, equivale a un número muy reducido de la población afectada ( cinco o seis por ciento), porque la mayoría responde a los antirretrovirales que son cubiertos por las instituciones de salud. Aclaró que los mecanismos para solicitar los fármacos son similares a los utilizados con otras afecciones, como la Hepatitis C. 

En las instituciones privadas el costo de los fármacos varía de acuerdo al ticket por medicamento que cobre cada institución; en ASSE, el tratamiento no tiene costo para el paciente, y lo mismo ocurre en el FNR.

Respecto a los estudios publicados por The Lancet, Collazo recomendó tener cautela. “Si bien hay que decirlo porque está comprobado científicamente, también está la realidad del ciudadano común, de la población, que asume la responsabilidad de decir ‘me estoy cuidando y cuido’”. En este sentido, se mostró preocupada por la falta de adherencia a los tratamientos. “El Indetectable = Intransmisible no solo es ‘tengo hoy, estoy indetectable’. Sí, se pueden tener relaciones, pero hay que seguir un continuo control para ver que la persona mantenga ese estado”.

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