En comparación a lo que ocurría en sus comienzos en Uruguay, en la década de 1970, el handball femenino presenta un progreso, con la apuesta a una mayor competitividad, a la expansión de categorías y una mayor llegada al interior. Pero a pesar de los esfuerzos, la práctica registra carencias que obstaculizan el desarrollo del deporte, y a la interna de la disciplina el beach handball tiene menor apoyo que la práctica del deporte en sala.

El handball femenino en Uruguay comenzó en la modalidad sala, con intercambios de partidos amistosos entre clubes y liceos de Montevideo, informó a Sala de Redacción Adriana Suburú, profesora de Educación Física y técnica en handball. Sus investigaciones arrojaron que la formalización de la rama femenina fue en 1978, con campeonatos realizados por la Asociación Deportiva de Integración Colegial (ADIC), una institución que nació con el objetivo de organizar las actividades deportivas de los centros de enseñanza privada.

Los campeonatos de ADIC tenían categorías por edad -desde escolares hasta sub 18- que más tarde se transformaron en divisionales superiores que potenciaron al handball femenino en ADIC. “De esta asociación salieron varias instituciones y jugadoras que forman parte de la historia del handball uruguayo, y se ha podido registrar documentación del pasaje de muchas chicas al handball federado en 1982”, escribió Suburú en el segundo tomo de su libro Los comienzos del handball uruguayo.

En 1981, tras la participación de Enrique Hornos, profesor del Colegio Alemán, en el III Congreso Panamericano de Handball en Buenos Aires, se comenzaron a gestar diálogos con representantes institucionales sudamericanos para la creación de una federación en Uruguay. A raíz de esto, el país fue convocado al primer Sudamericano de Clubes Campeones femenino en Asunción, Paraguay, en el que se presentó una delegación uruguaya femenina con integrantes de diferentes colegios de ADIC en marzo de 1982. “El grupo que viajó a Paraguay fue pionero y fundador –ese mismo año– de la Federación Uruguaya de Handball (FUH)”, redactó Suburú en su publicación. Luego, el deporte se comenzó a desprender de los colegios y se formaron más clubes que lo practican. A su vez, así como se desarrolló la forma de jugar en salón, a principios de los 2000 se sumó al handball uruguayo el entrenamiento en playa con la integración de campeonatos en verano y la formación de las selecciones masculinas y femeninas.

La modalidad salón

Paula Fynn, capitana del Club Layva y de la selección de handball sala mayor, identifica una evolución en el handball desde sus inicios como jugadora federada en su adolescencia: “hay un montón de ligas que antes no existían y para diferentes edades”, expresó a Sala de Redacción. Añadió que la FUH inició un plan de descentralización del deporte a otros departamentos; lo que la llevó como técnica y como jugadora a viajar al interior a conocer cómo ha avanzado el proyecto, acercarse a las ligas y también ver qué chicas tienen condiciones para formar parte de un plantel de selección.

Ignacio Cabrera, coordinador de la FUH que actualmente se enfoca en handball sala, contó que en los campeonatos participan planteles de formativas del interior, “de Canelones, La Paz y Solís de Pando, también Treinta y Tres y Plaza Colonia que vienen a jugar cada 15 días aproximadamente”, detalló. A su vez, la Federación organiza otras ligas federadas que se concentran en el este, en el norte y en el litoral. Según Cabrera, la rama femenina cuantifica en todo el país aproximadamente 950 jugadoras federadas entre todas las categorías, desde sub 14 hasta senior.

Primeras jugadas

Cabrera informó que la FUH promueve la disciplina en edades escolares, a través de acuerdos como el programa ¡Vamos equipo! de la Secretaría Nacional de Deporte y la Administración Nacional de Educación Pública, que consiste en llevar el básquetbol, voleibol, handball, hockey y rugby a escuelas, plazas de deportes o polideportivos de localidades del interior del país. “Es un programa que tiene una fuerte invitación a la comunidad, no solamente le da difusión al deporte sino que también hay una democratización del conocer deportes que en algunas localidades no se practican tanto”, añadió.

Otro convenio que tiene la FUH para fomentar este deporte consiste en la creación de escuelitas de handball en contrapartida a la utilización de instalaciones de la Intendencia de Canelones para partidos del campeonato; de esta forma, se han generado escuelitas en La Paz, en la Plaza de Deportes N°2 de la ciudad de Canelones y el Polideportivo Paso Carrasco.

Respecto a las dificultades, Fynn expresó que faltan canchas para entrenar y jugar acorde a lo que requiere la disciplina. “Hay pocas canchas de 40 por 20 metros que podamos usar en horarios viables y acordes a nuestra realidad”, declaró. Las canchas reglamentarias para los torneos son las de los colegios Scuola Italiana, Alemán y Clara Jackson, y las de las plazas de deportes; además, los clubes y la Federación recurren al alquiler de otros espacios para los entrenamientos. En cuanto a la posibilidad de tener una cancha propia de la Federación para paliar esta carencia, Cabrera adelantó que está en desarrollo un proyecto para usar un terreno del Parque Roosevelt que la Intendencia de Canelones les dio en concesión.

Según Fynn, el handball no tiene discriminación de género como el fútbol o el básquetbol deportes en los que la rama masculina tiene más apoyo; por el contrario, dijo que en el handball “las mujeres han sido el bastión de este deporte; hemos tenido voz, además de logros que nos ayudan”. Sin embargo, exigió que “los reconocimientos valgan” y que tengan las mismas posibilidades que la selección uruguaya de fútbol para jugar un mundial, que “no tienen ni que pensar en qué pagar”, “no como nos pasa, que cuando se determina un dinero para el handball, no da ni para empezar”, afirmó.

Selección uruguaya de handball sala. Foto: Federación Uruguaya de Handball.

El próximo desafío que afrontará la selección uruguaya femenina de sala son los XII Juegos Suramericanos de la Organización Deportiva Suramericana, que se disputarán en octubre en Asunción, Paraguay. Según la capitana de la selección, será una instancia para fortalecer el nivel y recuperarse del torneo Sur Centroamericano de fines de 2021, en el que no lograron clasificar para el próximo mundial. Fynn comentó que tienen el objetivo de “estar arriba de Paraguay y Chile”, rivales con los que empataron en el último torneo.

Sobre la arena y las brisas del mar

Florencia Lachaise, capitana de la selección uruguaya de handball beach y del Club Malvín, expresó a Sala de Redacción que a pesar de la extensión de esta forma de práctica, “es histórico que la sala siempre tuvo más apoyo porque la Federación Internacional apoya un poco más”, y puntualizó que lo que más imposibilita es no recibir el respaldo económico necesario. Aunque reconoció que la FUH en el último torneo Centro-Sur Beach Handball para la clasificación al mundial aumentó el sostén económico para los planteles de playa, dijo que para el mundial, que comenzó el 21 de junio en Héraklion, Grecia, tuvieron que vender rifas y organizar un baile para costearse los pasajes. Eso determina que “la cabeza de la jugadora siempre termine estando ocupada por otros temas que no sean únicamente el entrenamiento y la competencia”, lamentó Lachaise. A su entender, lo que cambiaría para que se igualara el apoyo y se estimulara la modalidad, es que el handball playa sea nombrado deporte olímpico.

Asimismo, se les presentan obstáculos para prepararse para los mundiales -se juegan a mitad de año- porque los entrenamientos se desarrollan durante el otoño y hasta casi invierno. Se exponen a ejercicios al aire libre en la noche, que es cuando pueden hacerlo por sus rutinas, y eso las lleva a entrenar “con poca luz, frío, viento, lluvia, con vestimenta de calza y remera térmicas, campera y botas de neopreno, porque jugamos con el frío de los pies”, indicó Lachaise. No obstante, para la preparación al mundial de este año, pudieron acceder a una cancha techada alquilada ubicada en Malvín Norte, que apaciguó los riesgos de entrenar con bajas temperaturas al aire libre.

El beach no contiene políticas de fomento de la FUH ni del gobierno; en cambio, se ha beneficiado por iniciativas de los directores técnicos. “Antes del covid-19 había un campus para categorías de niños chicos en la Playa Malvín que tuvo una gran repercusión, pero siempre parte de la voluntad propia de los que estamos metidos en la burbujita del handball de playa”, comentó Lachaise. Añadió que de este proyecto salieron jugadoras de la actual selección femenina sub 18, que se estrenó en el mundial juvenil en Grecia, una semana antes que jugara la selección mayor. “Si hubiera más de esto, habría un poco más de viralización y ayuda”, dijo la jugadora oro del Panamericano de 2016.

Mundial de Grecia

La selección femenina senior finalizó su participación mundialista en la arena de la isla de Creta, Grecia, en el puesto 12° de 32 equipos, aunque alcanzaron con esfuerzo disputar los encuentros de igual a igual a las selecciones contrincantes. Debutaron en primera ronda con dos derrotas frente a Argentina y Países Bajos y su primera victoria contra Australia, que les permitió pasar a la siguiente fase, la main round. En ella tuvieron rivales potentes: Alemania, Noruega y Brasil; fueron derrotadas por las europeas y llegaron a la tanda de penales para desempatar con las brasileñas. El sábado 25 y el domingo 26 de junio jugaron la última instancia del mundial por la ronda del 9° al 16° puestos; se enfrentaron a Vietnam, Tailandia y Noruega, nuevamente, y lograron ganar a las vietnamitas pero no pudieron con el resto.

Conformaron la selección uruguaya Florencia Lachaise, Camila Palomeque, Camila Bianchi, Mikaela Feher, Romina Boschiero, Sofía Suárez, Guillermina Rodríguez, Sofía Giani, Florencia Suárez y Ana Iglesias.

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