Gonzalo Abella es maestro, comenzó a ejercer en 1968. Cuando el golpe de Estado de 1973 militaba en una organización interna del Partido Comunista, por eso las autoridades no lo identificaron en seguida como militante y pudo seguir trabajando en primaria hasta 1975. En marzo de 1976 se exilió en Buenos Aires, luego vivió en Cuba, en la ex Unión Soviética, en Nicaragua; regresó a Uruguay cuando se permitió el retorno de los exiliados. Militó en el FA hasta que se firmó el Pacto del Club Naval (1984), en el que militares y representantes de los partidos Colorado, FA y Unión Cívica acordaron la transición democrática, y los partidos aceptaron la proscripción de los líderes del Partido Nacional, Colorado y del FA. Abella fue el candidato a presidente en las elecciones de 2014, la primera de Unidad Popular.
-¿A qué aspira UP en estas elecciones?
-El objetivo de la UP va más allá de las elecciones: queremos mandar una señal al pueblo oriental de que hay otros caminos posibles, sin someterse a las trasnacionales ni a las reglas de juego del imperialismo. Creemos que se puede confiar en la industria nacional, además de tener una relación con la inversión extranjera que no sea de sometimiento sino de igual a igual. Si bien a veces necesitamos de la inversión extranjera también ellos necesitan de lo que nosotros les podamos ofrecer. Las elecciones son un momento para priorizar nuestro mensaje, transferirlo. Sin embargo, el Parlamento es un lugar muy importante, porque ahí tenemos una tribuna para defender las causas populares. En general imaginamos a la tribuna parlamentaria en sintonía con los grandes movimientos sociales, con las grandes corrientes de opinión, con las luchas del pueblo oriental. Ese nexo entre el movimiento social, la opinión pública ciudadana y una bancada minoritaria puede generar una coyuntura tal que la bancada puede transformar sus propuestas minoritarias en mayoritarias si hay un nexo con la opinión pública ciudadana que, a su vez, presiona a los parlamentarios de los otros partidos. Como techo posible, aspiramos a tener una bancada bicameral, alcanzando a un senador.
-Si hay balotaje, ¿a quién acompañaría?
-Para nosotros lo más importante en octubre es tener una bancada que sintonice con las demandas ciudadanas, después analizaremos la posición de noviembre. De todos modos, lo que une a la UP es un programa y en este caso una plataforma electoral. Ni en el programa ni en la plataforma electoral establece lo que hay que hacer en una segunda vuelta que no participemos; hoy no recomendamos nada a la gente que se nos acerca.
-¿Cómo evalúa el crecimiento de Guido Manini Ríos que es la primera vez que se presenta a las elecciones y ya tiene una intención de voto cercana al 10%?
-Hay una serie de causas, en primer lugar Manini está rodeado de toda la gente que fue cómplice de la dictadura. Por otro lado, hay que recordar que el Ministerio de Defensa tiene 30.000 funcionarios que a su vez tienen familias y que él usa un concepto muy falso que es el de familia militar, como si fueran lo mismo los altos oficiales privilegiados que el humilde soldado de base que vive muy pobremente. Con ese concepto falaz de familia militar ha enredado a muchas familias que viven en la pobreza. Creemos que ese impacto de Manini se resuelve, en primer lugar, con la presión vertical, antidemocrática, dentro del Ejército. En segundo lugar, por las vacilaciones del propio partido de gobierno que desde el Pacto del Club Naval ha sido muy ambiguo: se ha negado a juzgar a muchos represores, el que no quiso anular la Ley de Caducidad fue el doctor Tabaré Vázquez, que levantó a Manini a la máxima jerarquía y el ex ministro de Defensa, (Eleuterio) Fernández Huidobro, el FA lo apoyó también a tal punto que en el entierro de Fernandez Huidobro, Manini dijo que fue el mejor Ministro de Defensa que había tenido Uruguay, lo cual marca una connivencia clara entre un sector del MPP que se dice de izquierda y el sector neofascista de Manini. Digo neofascista y no neonazi porque el nazismo antisemita es una variante del fascismo, el fascismo es una definición científica que engloba a toda dictadura terrorista del capital financiero con un atributo de demagogia. En el caso de los nazis el atributo era llamarse nacional socialista, en el caso de Manini definirse falsamente como artiguista. Otro factor que atribuye a la subida de Manini es el miedo instalado por la seguridad de nuestros seres queridos y la falsa suposición de que un militar va a ser más eficiente en el tema de la seguridad que un civil.
-¿Cómo financia su campaña?
-Financiamos todo a pulmón, somos millonarios en voluntariado, en militancia. Cuando llegamos a un departamento del interior, compañeros de ese lugar tienen toda la agenda de prensa, dónde vamos a almorzar, dónde nos van a alojar. También tenemos contribuyentes modestos que aportan lo que pueden, hacemos festivales donde hacemos cantina, y no hay que olvidarse de que tenemos un diputado. Él tiene un sueldo injustamente muy alto, se queda con media canasta familiar y aporta a la UP y a su sector un dinero muy importante que nos permite movernos. Es muy difícil hacer política sin plata, sin gigantografías y sin espacios pagos en la televisión.
-¿Cómo evalúa el desempeño del diputado Eduardo Rubio?
-Fue una agradable sorpresa; lo que habíamos proyectado se multiplicó en sentido positivo. Trabajó sobre algunas cosas de tal sentido común que era muy difícil decir que no, por ejemplo, había un subsidio absurdo a la cerveza por parte del Estado y el Hospital de Clínicas se caía a pedazos; él propuso sacar una parte del subsidio a la cerveza y derivar ese dinero a mejoras del Clínicas por obra pública y no por (participación) público-privada. No hubo oposición parlamentaria, pero si no hubiera estado nuestro diputado, tampoco se hubiera propuesto. Lo mismo pasó en la investigación en la salud, en la investigación con ANCAP que coincidieron otros partidos, en la propuesta del Plan Nacional de Vivienda Popular, con la ley de prohibir los agroquímicos cerca de la apicultura, frenar la exportación de cueros crudos a los efectos de generar mano de obra uruguaya. Esos proyectos no son todo nuestro programa, pero son los que en el contexto actual podían sintonizar con una fuerte demanda ciudadana a los efectos de ejercer presión sobre los demás diputados. Fue una muy buena gestión y muy colectiva, él no hubiera podido hacer ni la tercera parte solo.
-Usted declaró que de tener representación en ambas cámaras, se podrían hacer más cosas de las que hicieron. ¿Cuáles?
-Es una regla de tres. Si con un diputado hacemos un montón de cosas, con tres diputados y un senador tenemos que hacer más. Por ejemplo, el Plan Nacional de Vivienda Popular era un plan de mucho sentido común, no se establecía para los más pobres ni para los que tienen capacidad de ahorro previo, ni para los que pueden dedicar horas en las cooperativas, sino para gente que tiene trabajo estable pero bajo, se financiaba con el 10% de los ingresos familiares. Se produjo la mágica situación de que un voto se transformó en mayoría para una situación concreta, fue aprobado por Diputados y pasó a la otra cámara, donde se encajonó por un año y medio. Si hubiéramos tenido un solo senador convocando a la ciudadanía a rodear otra vez el Palacio Legislativo salía, pero como no teníamos un senador, quedó ahí. Va a ser lo primero que vamos a plantear en la nueva legislatura.
-¿Por qué propone crear un sistema de salud “estatal, público, único y gratuito”?
-No tenemos nada contra la salud privada, pero que no la financie el Estado. Del dinero que el Estado destina para la salud, dos tercios van para mutualistas; estas tienen una gestión muy opaca, es difícil conseguir un especialista y las órdenes de los medicamentos son tan caras que para los jubilados y pensionistas es un derecho inexistente. Queremos que toda la plata del Estado vaya a la salud pública. En ese sentido vinculamos el proyecto de salud, educación, vivienda, a un cambio radical en la política impositiva poniendo fuertes impuestos al privilegio; proponemos hacer auditoría de la deuda externa y control estatal de todo el negociado bancario y del comercio exterior. En el caso de la salud, producción nacional de medicamentos; los últimos gobiernos han desmantelado los laboratorios, los medicamentos en su inmensa mayoría podían valer la décima parte de lo que valen si se produjeran en suelo uruguayo. Creemos que el dinero del Estado para salud tiene que ser para salud pública y el que diga que los proyectos públicos no pueden funcionar que visite el hospital público de Tacuarembó.
-¿De dónde sacaría el dinero para la construcción, reparación y ampliación de los centros educativos que propone crear?
-Muchos servicios que antes cumplía el Estado hoy se han dado a empresas que tienen un altísimo nivel de lucro. Por ejemplo, para renovar tu cédula de identidad o para pagar una multa a la intendencia ya no vas a funcionarios públicos sino que vas a redes privadas de cobranza que con una gran usura ni siquiera declaran lo que ganan. Creemos que un impuesto a las redes privadas de cobranza, a la bancarización, a los bancos privados, ese dinero llegaría al presupuesto para todo lo que son servicios. Pagamos una cantidad insultante de dinero de interés de deuda pública; creemos que la deuda pública tiene una parte que hay que pagar y otra parte que nos las están “garroneando”, que no hay que pagar. Hay que frenar esa sangría de dinero para volcar ese dinero a proyectos públicos.
-¿Cómo planean incluir socialmente a las personas que salen de prisión?
-Hemos desarrollado un trabajo muy largo, incluso hemos producido un documento que se llama “Rompiendo rejas”. La última visita que hicimos a personas privadas de libertad fue en Punta de Rieles, donde tuvimos a una asamblea con los presos de la cárcel vieja. La gente que sale necesita estudio y trabajo, además de contención afectiva mientras están adentro. Tenemos una población carcelaria muy alta, pobre y joven. El 80% son menores de 35 años y cuando salen, la reincidencia sube al 75%. No porque quieran volver a la cárcel sino porque no tienen ninguna salida, ninguna solución. Nosotros excluimos un núcleo perverso de violadores y asesinos seriales, que ojalá se pudran para siempre en la cárcel. Pero entendemos que tiene que haber oportunidades en lo inmediato, creemos que eso tiene que ser un trabajo conjunto del Mides (Ministerio de Desarrollo Social), el Ministerio de Educación, el Instituto Nacional de Colonización, de extensión universitaria, trabajando juntos en un seguimiento personalizado que empieza desde dentro de la prisión. Una cosa que nos plantean los presos es el dolor de la gente que no tiene familia el día de la visita, y ahí aumenta la tendencia al suicidio. Si nosotros sabemos que del 80% de la gente que rapiñó en la última semana tenía antecedentes y salieron una o dos semanas antes, hay un nexo entre el tema cárceles y el tema de la violencia social. Es un proyecto complejo pero que hay que atender con urgencia.
-¿Por qué considera necesario eliminar el sistema de “El guardián” y el “PADO”?
-Porque toda la estrategia policial está equivocada sobre la base de represión a los más pobres. Hace dos años el ministro (Eduardo) Bonomi decía que una boca de pasta base en un barrio humilde generaba un ingreso mínimo de 40 mil pesos por mes, pero mientras tanto nosotros tenemos una economía dolarizada y esa economía es el descontrol total del narcotráfico por arriba. Con secreto bancario, con dólares que entran y salen sin control, lavás todo el dinero que querés. Los de abajo muchas veces, a pesar de que son culpables, también son víctimas de una situación de necesidad. Todos los mecanismos de cercanía, de control, es para golpear al último escalón de la cadena, pero nosotros creemos que el problema hay que empezarlo por arriba.
-¿Cómo organizaría la seguridad?
-La seguridad es esperanza, trabajo y estudio, un personal policial altamente calificado -no militar- a los efectos de comprender, y un Poder Judicial con mucha más capacidad de comprensión. La justicia implica el tratamiento desigual de decisiones desiguales. Mientras no se comprenda humanamente el problema de la violencia, de los femicidios, desde el punto de vista de los que la sufren e incluso de los victimarios y su psicología perversa, estamos manejando de una forma muy abstracta todo ese tema. Tenemos que encontrar soluciones prácticas.
-Usted plantea anular la Ley de Riego y el contrato firmado con UPM por la segunda planta. ¿Tiene el apoyo necesario para hacerlo?
-Si pensás en la cantidad de jóvenes que se mueven en defensa del agua, ahí hay una base social importante, quizás de todos esos jóvenes el 1% sea de la UP. Hay muchachos escépticos con la política, enojados con todo, pero que se mueven generosamente por el agua. La Ley de Riego es la privatización de la gestión del agua, es una ley anticonstitucional. Pero además cada represa es un reservorio de cianobacterias porque el agua aposada cambia la temperatura y destruye el ecosistema. Es un mecanismo perverso de apropiación del capital internacional y de expulsión de los pequeños productores. El convenio de UPM es vergonzoso. Para nosotros los docentes es un insulto que el gobierno haya permitido que UPM decida sobre la currícula de la UTU de Paso de los Toros. Ni que hablar de la plata del tren y la contaminación: le construimos un tren que sale de su planta a su puerto y lleva venenos de su puerto a su planta, cortando el país con una cinta extranjera de Montevideo a Paso de los Toros. Además está el riesgo de los venenos que se transportan a alta velocidad, los caldos químicos que hay que llevar a la pastera y que vienen por su puerto -no por el Puerto de Montevideo- controlado por su gente y no por la gente del Uruguay. Es vergonzoso que el gobierno lo haya aceptado en estas condiciones.
-A fines de agosto se hallaron los restos de Eduardo Bleier. ¿Cómo le parece que manejó el gobierno del FA el tema de los desaparecidos?
-Con Eduardo Bleier nos llevábamos muy bien, él militaba como yo en el Partido Comunista, fue muy impactante saber que el cráneo que vi en las fotos era de él. El gobierno del FA, incluso cuando era oposición, desde 1985, tuvo una posición muy ambigua y muy vacilante en cuanto al juicio y castigo de los crímenes de lesa humanidad, nunca aceptó anular la Ley de Caducidad alegando que había sido plebiscitada, y nosotros les dijimos: una ley sobre crímenes de lesa humanidad, no se plebiscita, se anula y el gobierno tiene que hacerse responsable de anularla. La Ley de Caducidad de la Prevención Punitiva del Estado es una monstruosidad. El gobierno del FA no juzgó como se debía a los militares, encaramó a Manini Ríos, fue el que lo llevó a las máximas jerarquías, Huidobro fue su amigo, ahí no hay inocentes, ahí todos son responsables. Se tapan, tanto el gobierno del FA como la alta oficialidad.
-¿Qué propone UP? ¿Cómo exigiría a los militares que digan la verdad?
-Forzándolos con un Poder Judicial con juicio y castigo, anulando la Ley de Caducidad e incorporándose a una fuerte movilización ciudadana, que más que una marcha del silencio sea una marcha de gritos y exigencias. Es curioso, cuando matan a un almacenero, la gente se indigna y la Policía lo comprende, se hace la reconstrucción. La Policía muchas veces siendo empujada entiende que no debe abrir fuego porque entiende el dolor de esa gente, sin embargo el gobierno ha sido insensible ante el dolor de los seres queridos que están buscando a sus muertos. Tiene que crearse una fuerte opinión pública, el FA ha sido cómplice de amansar a la gente en este tema y de aplacar la indignación que tiene que rodear a las Fuerzas Armadas para exigir verdad y justicia.
Soledad Espíndola, Ailén López, Sofía Oxandabarat y Fiorella Riguetti
* Sala de Redacción solicitó entrevista con todos los candidatos a la Presidencia de la República. Hasta el jueves 24 publicaremos las entrevistas de quienes accedieron.