A través del proyecto Cruzar, desarrollado por la Universidad de la República (Udelar), se descubrió una serie de documentos que podrían indicar la ubicación del archivo secreto del Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), que entre 1971 y 1985 centralizó las acciones de inteligencia y operativos represivos contra sindicatos, agrupaciones guerrilleras y partidos políticos. La organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos sostiene que, de encontrarse, este archivo podría revelar información importante acerca de las desapariciones de detenidos, según publicó Brecha. La información sobre la posible localización había sido entregada al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, a comienzos de julio de 2020, pero aún no se han tenido novedades sobre el tema.

Nilo Patiño, miembro de Familiares que participa en el proyecto Cruzar, comentó en diálogo con Sala de Redacción que la posible ubicación del comando del OCOA se descubrió “gracias a un parte de información que hablaba de esa base diciendo que los teléfonos se habían roto y detallando cuáles eran”. A través de una guía telefónica se pudo determinar la dirección en la que se encontraban y luego se contrastó con otra serie de archivos que confirmaron las sospechas.

Cruzar es un proyecto que busca arrojar luz sobre los hechos del pasado reciente a través del análisis de archivos militares de la época de la dictadura. Del proyecto participan la Facultad de Ingeniería (FING) y la Facultad de Información y Comunicación (FIC) de la Udelar, además de contar con el apoyo de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y del Grupo de Trabajo Verdad y Justicia.  

Con este objetivo, la FING desarrolló un programa informático para crear una base de datos sistematizada que ordene la gran cantidad de documentos que maneja el proyecto. Con esto se busca una mayor facilidad a la hora de poder encontrar un documento específico a través de determinadas categorías como el año, el organismo que lo emite y tipo de documento. Estudiantes de la FIC participan del proyecto como actividad de extensión con la tarea de clasificar manualmente estos documentos, que se encuentran en formato de microfilm, y a la larga permitirá que el programa aprenda a clasificarlos solo. 

Patiño afirmó en cuanto a este objetivo que “estamos más cerca que cuando empezamos, pero aún falta mucho” y que el proyecto “necesita muchos recursos, gente dedicada a esto, sobre todo ingenieros”.

Luisa

Otra parte importante del proyecto es la aplicación Leyendo Unidos para Interpretar loS Archivos (Luisa), en honor a Luisa Cuesta, madre del detenido desaparecido Nebio Melo Cuesta. Esta aplicación busca recuperar documentos ilegibles o parcialmente ilegibles para poder incorporarlos, posteriormente, a la base de datos. Cualquiera puede colaborar con esta iniciativa a través de la página web, en la que se muestran fragmentos de documentos con partes ilegibles. Cada persona que ingrese pondrá lo que cree que dice en ese fragmento, lo que al final resultará en que el programa informático determine que es lo más probable que diga en esa parte, lo que permite recuperar ese documento.

En base a estos documentos, colaboradores y coordinadores del proyecto han hecho varias investigaciones haciendo búsquedas manuales en los archivos. A través de ellas se busca explicar la estructura militar de la época para entender mejor cómo se operaba. Se pueden consultar en la página web del proyecto.

Patiño afirmó que “al principio fue difícil aprender a leer los documentos, entender las siglas, las jerarquías, el lenguaje militar y eso se fue haciendo con una tarea titánica de muchas horas de lectura”. También destacó el trabajo que llevó entender el lenguaje en clave que se usaba para los organismos y los jefes: “descubrimos que el Servicio de Información de Defensa era Ceibo, que Ceibo 1 era el director, que la división de operaciones de OCOA era Oscar y que la de Información, era India”. Asimismo, hizo hincapié en la labor del proyecto para aclarar a la opinión pública el funcionamiento del aparato represivo.

Es importante entender el proceso por el cual se detenía a las personas, comentó Patiño. “El objetivo era interrogarlos, lo que se hacía en una base, en el caso de la OCOA, bases clandestinas como 300 Carlos o La Tablada. La mayoría de los desaparecidos de Uruguay desaparecieron de esas bases. Eso quiere decir que hay un registro del equipo que detiene a esa persona, de a dónde lo trasladaron y quién es el responsable del operativo. Esos registros existen aunque no los hayamos visto”, declaró Patiño, apuntando que se cree que podrían estar en esa ubicación que tenía el comando la OCOA.

Está por verse
La semana pasada se encontraron archivos en el Grupo de Artillería 5, en donde funcionó un centro de detención entre 1972 y 1974 y a los que tuve acceso Cruzar. Patiño comentó que “no tiene mucho valor lo que se ha visto, hay muchos documentos repetidos que ya teníamos, pero habría que revisarlos más a fondo”. El fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, también hizo declaraciones en esta línea a la radio M24: “Desde el punto de vista de la investigación hay muy poca cosa hasta el momento”, pero que sí hay elementos que pueden aportar a la historia del país.
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