El carnaval de Artigas es una de las fiestas más concurridas y relevantes del norte de Uruguay y probablemente de todo el país, pero su edición 2021 está en duda por la pandemia de covid 19. En el certamen compiten escuelas de samba que trabajan durante todo el año para desfilar y ser evaluadas durante tres noches. Los jueces, que en general vienen de Brasil, puntúan las siguientes categorías: batería, enredo, samba enredo, armonía, alegorías, accesorios, fantasías, comisión de frente, “mestre” sala y portabandera, y evolución. Todos los años el show se realiza en la avenida Carlos Lecueder, principal calle del centro de la ciudad, que se transforma para el evento.

Los días previos al desfile, la población local y los visitantes se acercan a la plaza principal para apreciar las alegorías, que son carros especialmente fabricados por artistas artiguenses para representar una historia que cuenta cada comparsa. Las escuelas de samba competidoras son Barrio Rampla, Emperadores de la Zona Sur, Imperio del Ayuí y Académicos, que representan a cuatro de los barrios más populares de la capital artiguense. Todas cuentan con una gran cantidad de simpatizantes e integrantes, que hacen hasta lo imposible para que su escuela logre ganar.

La batería, compuesta por más de cien personas en cada caso, es parte central de cada escuela. Bailando y tocando instrumentos, animados por un “puxador”, la batería hace que los espectadores se contagien de su alegría y pasión, sin importar la bandera que lleven o la camiseta que visten.

Luego de tres intensas noches de desfile llega el momento del fallo del jurado, otro evento importante, dada la competencia entre los grupos. Se trata de una tarde en la que para la ciudad, los simpatizantes y fanáticos de las diferentes escuelas de samba se reúnen a esperar los resultados en sus cuadras de ensayo o en los alrededores de la plaza principal.

En diálogo con Sala de Redacción, Néstor Suárez, presidente de la escuela Barrio Rampla, la más ganadora del concurso, detalló que el máximo festival de Artigas “mueve muchísima gente de todas las clases sociales”. “Se involucra toda la ciudad, cada escuela tiene más de mil integrantes. Todas las noches, durante dos o tres meses se ensaya y a cada ensayo concurren más de 500 personas por noche”, contó. Además, señaló que el carnaval supone “una actividad social que le da otra tónica a la ciudad, que queda totalmente diferente en ese período y más la semana en que se festeja”. “Es como si fuera un mini Río [de Janeiro], resumió, y bromeó con que “el carnaval y las piedras preciosas son la cara de Artigas”.

En veremos

Pero la realización de la próxima edición del carnaval está en peligro. A partir de 2020 Suárez también es edil por el Partido Nacional y contó que la Junta Departamental se juntará en los primeros días de diciembre para tratar el tema. De todas formas, adelantó que el tema “viene complicado” tanto por la pandemia como porque recién esta semana asumió el intendente Pablo Caram, electo a finales de setiembre, y “sin el aporte de la intendencia es imposible hacer un carnaval”. “Nos vamos a sentar con el intendente a evaluar la parte de la salud y la parte económica”, agregó.

Suárez aseguró que hay posibilidades de generar un protocolo sanitario que, apelando a la responsabilidad, permita la realización del festejo. Para ello, argumentó que la celebración se da “en un entorno abierto”, donde, por ejemplo, se podría “tener un registro de todos los que entran, monitorear el distanciamiento y controlar las aduanas”.

Carnaval de Artigas (archivo de 2011). Foto: Raúl Zapata / Wikimedia Commons

Una situación a atender es que muchos de los integrantes que las comparsas contratan son de Brasil, ya que cuentan con experiencia que permite subir el nivel del espectáculo. “Las escuelas que contraten a brasileños tendrán que hacerles lo que sea necesario. Si tienen que cuarentenarse que lo hagan, en fin, todas las exigencias. Las escuelas se tienen que hacer responsables si creen que tienen la necesidad de traer gente”, señaló Suárez. Mientras transcurre el caraval también llegan muchos turistas, algunos son artiguenses que ya no viven la ciudad, otros montevideanos u oriundos de otras partes del país y hasta extranjeros que eligen experimentar esta fiesta popular. Consultado al respecto, Suárez contó que “hoy nuestro carnaval se caracteriza por recibir la visita de artiguenses que están afuera y uruguayos en general, no hay una gran concurrencia de brasileños”.

Consecuencias

El presidente de Rampla comentó que si el certamen no se realiza el próximo año “afectaría muchísimo a la parte económica”. “Son tres meses de trabajo que hace un montón de gente en las escuelas, en los eventos” y, por ejemplo, nombró al personal de las orquestas y seguridad. “Sería un caos”, enfatizó Suárez, pero agregó que “primero que todo hay que respetar la salud de las personas y de todos los artiguenses”. De todas formas, expresó que si el carnaval no se hace habría “un tremendo desgaste”, porque “la gente está acostumbrada a vivirlo año a año”. “Parar un año es como parar el fútbol, sin jugar un año los jugadores ya agarrarían otros hábitos. No digo que sería como arrancar de nuevo, pero sí bastante cuesta arriba el próximo”, agregó.

Además, remarcó que hay otros sectores que indirectamente se verían afectados, como los vendedores ambulantes. “La gente que trabaja con y para el carnaval es incalculable. Sería un problema para la ciudad, pero vamos a tener fe en que se va a solucionar en estos meses, y si tenemos que correr un mes o dos lo vamos a hacer, pero que no deje de salir”, manifestó.

Sobre la instalación de un sambódromo en Artigas, una instalación destinada única y exclusivamente al desfile de las escuelas de samba, Suárez comentó que “la viabilidad siempre existe”. Sin embargo, entendió que “no hay mucho lugar adentro de la ciudad, y cuando lo sacás para afuera, según la experiencia de distintas ciudades que lo hicieron, no salió bien, como en la ciudad brasileña Uruguayana. Porto Alegre, por su parte, lo sacó para las afueras de su ciudad y nunca más levantó”. En lugar de una medida de ese tipo consideró que podrían fortalecerse a las escuelas, por ejemplo, dándoles cuatro galpones grandes donde puedan trabajar.

¿Por qué carnaval samba?

La influencia del carnaval samba, que lo hace extremadamente parecido al brasileño, viene por la influencia cultural de ese país, más allá de que la ciudad vecina Quaraí prácticamente no celebra el carnaval y muchos de sus habitantes cruzan hasta Artigas para disfrutarlo. Justamente, Suárez narró que su pasión por el festival popular y por Rampla “nació sin querer, mirando mucho canal [de televisión] brasileño”. “Todo fue difícil, cuando empezamos con Rampla éramos 60 personas, se fueron cumpliendo etapas con mucha responsabilidad y muchos dolores de cabeza”, contó.

“A veces te querían dar la publicidad como un favor y muchas veces tenías que decirles ‘no, te pago porque me brindás un servicio’, mostrando que eso se iba convirtiendo en un negocio”, contó Suárez, para quien el punto de inflexión estuvo cuando el ex intendente “[Carlos] Signorelli entendió cuál era el potencial del carnaval y fue el primero que apostó a un carnaval de calidad, y lo que quedó fue un compromiso”. Según el presidente de Rampla, una prueba de ello es que todos los gobernantes del departamento defienden al carnaval “con uñas y dientes”. “Empezaron a entrar diferentes familias referentes del departamento a desfilar en una u otra escuela y aquello empezó a entrar a toda la sociedad alta. Ahí fue donde se despegó un poco más el carnaval”, recordó.

A futuro, Suárez pretende “ir profesionalizando más” y aseguró que “Rampla lo viene haciendo, es el pionero, hay ideas de contar con más espacio para el desarrollo profesional y también salir a difundir y a contar la historia del carnaval de Artigas, lo que mejora año a año”. Según agregó, también se genera un efecto social que se ve en una baja del índice de criminalidad durante los tres meses que dura la fiesta. En suma, mencionó que se puede apreciar “en la integración de los gurises que están en las esquinas, que a veces les falta un empujón de autoestima, para ayudar a soldar, hacer trajes, carros”. “Es un fenómeno social al que no entendés mucho, pero a la gente le gusta, cuida a su escuela y le agarra amor”, concluyó.

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