La incertidumbre que rodea al mundo por la covid-19 no deja afuera al deporte. Ligas suspendidas, torneos internacionales aplazados, pérdidas millonarias, son algunas de las complicaciones que se han generado. A pesar de esto, sus principales actores se las ingenian para salir adelante porque no hay encierro ni cuarentena que pueda con la pasión y el amor por el deporte. 

El básquetbol uruguayo decidió suspender sus actividades una vez finalizada la jornada del 14 de marzo. Ese día, Andrés Aristimuño, jugador de Hebraica y Macabi, disputó su último encuentro. “Después que suspendieron el campeonato, el profe nos mandó una rutina para que hagamos seis días a la semana, cada día algo distinto, un plan físico para intentar estar activos”, contó el basquetbolista a Sala de Redacción. 

Nada se asemeja al entrenamiento en la cancha pero los deportistas se rebuscan con lo que tienen a mano en sus casas para tratar de no perder el ritmo de entrenamiento. “En mi casa no tengo tanto espacio y trato de adaptarme al lugar que hay, pero ahora estoy en lo de mi novia y subo a la azotea, que ahí sí tengo bastante espacio. Y para entrenar tengo una colchoneta, algunas pesas y a veces cuando me quedo medio corto de peso busco algún bidón de agua”, agregó. 

Para Aristimuño la alimentación es clave y por ello destacó el esfuerzo que se debe tener en el cuidado de las comidas, aunque reconoció que a veces es difícil debido al aburrimiento o la ansiedad que pueden llevar a que coma de más.

El desafío de los preparadores físicos

Paula Bentancor es licenciada en Educación Física, trabaja como entrenadora de los equipos de natación y tenis del Biguá y en estos momentos está ante el problema de mantener el trabajo con sus dirigidos a distancia. Para ello, preparó videos con rutinas que los deportistas debían cumplir una vez por semana. Sin embargo, este plan no obtuvo los resultados que se buscaban, ya que los alumnos no cumplían o los realizaban con una baja intensidad, por lo que se decidió cambiar de estrategia. “Lo que empezamos a hacer fueron clases por Zoom y además les agregamos charlas con nutricionista y psicólogo”, acotó

El entrenamiento desde casa no es el ideal, y puede llegar a ser una complicación teniendo en cuenta que no todos los deportistas cuentan con los mismos espacios o los materiales adecuados para entrenar. Las clases son pensadas para poder realizarlas en un espacio acotado, con los insumos que los deportistas puedan tener en sus casas: sillas, bidones, trapos de piso, papel higiénico, palos de escoba, pelotas, todo lo que haya a mano. 

Además de trabajar en el Biguá, Bentancor es jugadora de voleibol del Club Atenas pero desde el 12 de marzo no tiene actividad. Su rutina de entrenamiento se basa en las sesiones que le envía su entrenador aunque a veces ella se organiza con sus propias rutinas. “En el fondo de mi casa tengo aparatos, algo de peso libre y me arreglo con eso. Al principio entrenaba cuatro veces por semana, pero ahora estoy con tres sesiones semanales”, señaló. En cuanto a su alimentación contó que por momentos se le hace difícil mantener su dieta habitual ya que los fines de semana se toma alguna libertad, pero que en general come “bastante sano”.

Para Bentancor lo ideal sería que los entrenamientos tanto de ella como de los jugadores que dirige sean para mantener el físico del deportista, pero la realidad es que no se logra. “Aquel que cumple al 100% y cubre la carga horaria habitual, de repente no cumple con los trabajos de peso, por ejemplo, nadie en su casa tiene una barra para trabajar sentadillas, con 80 kilogramos de peso. Entrenar en un grupo te implica una exigencia y un ritmo que vos solo en tu casa no seguís”, planteó. Por eso, una de las preocupaciones más grandes es pensar cómo recuperar el estado físico para evitar lesiones cuando se retome la competencia.

Algo similar plantea Sebastián Antelo, preparador físico de las divisiones formativas de Aguada. “Empezamos grabando videos y los subimos a Youtube, ahí les dábamos la posibilidad de hacerlo como mínimo tres veces por semana o todos los días si querían, e iban repitiendo la rutina. Después vimos que esto iba para largo, así que cambiamos la forma de trabajo y empezamos a hacer los entrenamientos por Zoom”, señaló. 

“En general planificamos de acuerdo a espacios chicos que les permitan moverse un par de metros. Si tienen más espacio, mejor, pero con que no estén muy apretados y tengan cierta movilidad ya alcanza”, apuntó Antelo. La mayor complicación está en que los deportistas no pueden utilizar la cancha y eso afecta tanto a la hora de realizar trabajos con pelota como en la motivación de los jugadores que no pueden compartir con sus compañeros.

“Hay que tener en cuenta la parte psicológica: están todo el tiempo encerrados y no están acostumbrados. Cualquier adolescente pasa la mayor parte del tiempo fuera de su casa, va al liceo, después al club, tienen otra actividad extra, y ahora están todo el día dentro de sus casas, sin ver a sus amigos, y eso es algo que tenemos que tener en cuenta a la hora de planificar”, concluyó

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