La rapera Virginia Sequeira, conocida artísticamente como Vicky Style, ha sido invitada a hacer un tema, pero resulta que “no estaban interesados en tu música, sino que tenían segundas intenciones”, contó desde su perspectiva afrofeminista. Desde 2016, cuatro mujeres afrodescendientes raperas, Style, Fabik, Valencia y Eugenie, se juntaron para formar el grupo musical de hip hop Se Armó Kokoa. “Lo que me motivó a entrar al mundo del rap fue buscar ser diferente, querer algo diferente para mí, algo que la sociedad no esperaba y que en su momento era una actividad para ‘hombres’”, aseguró Style a Sala de Redacción.

La rapera nació en Canelones, concretamente en Toledo, donde la cultura del hip hop no era conocida hasta ese momento. Según explicó, el mundo del hip hop y el rap le permitió “romper esquemas, buscar hacer algo distinto” y una identidad propia. Además, contó que en sus letras, con su posicionamiento en escena y la visibilización en diversos espacios intenta transmitir mensajes desde su perspectiva afrofeminista para generar “identificación y cambios sociales e individuales”.  

La rapera afirmó que desde diferentes colectivos afro y afrofeministas se vienen generando espacios de encuentros y visibilidad, aunque mencionó que todavía “falta un montón por hacer”. A su vez, agregó que esas acciones permiten que se sumen más mujeres y “ayuda a la autopercepción de la comunidad y al empoderamiento”. 

Cuando ingresó a la movida del hip hop las mujeres eran pocas, sin embargo, “ahora somos más”, expresó Style. Además, resaltó que todavía siguen siendo vistas como trofeos a conquistar por los varones que salen a escena, “para ver quién se queda con la piba”. “Eso lo sentí y siento mucho”, contó.

Comunidad afrodescendiente

El último censo realizado en Uruguay, en 2011, permitió contabilizar más de 250.000 personas afrodescendientes, 8,1% de la población total. Los departamentos con mayor porcentaje de esa población son Artigas y Rivera, con 17%; Cerro Largo, con 10,9%; Salto y Tacuarembó, con 9,9%; y Montevideo, con 9%. 

Según un documento de 2018 sobre mujeres afrouruguayas elaborado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, las mujeres afrodescendientes presentan la tasa de desempleo más alta a nivel nacional, con 14,3% frente a 9,7% de las demás mujeres. También se explicita que más de la mitad de las mujeres afrouruguayas se dedica al trabajo doméstico. 

En cuanto a las remuneraciones, “estadísticamente existe una brecha de hasta 32% de los ingresos, lo que puede estar asociado a la discriminación”, explicó a Sala de Redacción Noelia Maciel, integrante de la Coordinadora Nacional Afrouruguaya. Por este motivo, las personas afrodescendientes presentan mayor nivel de desempleo y, “evidentemente, son las mujeres afrodescendientes quienes tienen peores condiciones laborales”. Además, Maciel comentó que “las personas afrodescendientes trabajan más horas y en múltiples empleos”, y lo hacen “durante más tiempo a lo largo de su vida”.

Las mujeres afro lucharon y siguen luchando por su derecho a una vida digna y para no ser vistas como un objeto. Esa batalla se ha dado en muchos espacios como el periodismo, la política y el rubro artístico: “El rap es un ámbito fuertemente masculinizado”, dijo Style. Asimismo, subrayó que el acoso está presente y que tienen que “estar lidiando con estas cuestiones, marcando lugar y espacio, teniendo una actitud de distancia y estando alerta”.

“Hay muchos prejuicios”, expresó Maciel, en referencia a cómo es vista la mujer afro por la sociedad; “a mí me pasa personalmente que me preguntan de qué país soy”, señaló. Las mujeres afrodescendientes generalmente son asociadas con el carnaval, el candombe, o con lugares de servicio. Ella es docente y trabaja para organismos públicos en estrategias de diversidad e inclusión y contó que un día estaba yendo al Ministerio de Defensa a dar una clase, cuando la persona que la recibió le dijo que el personal de servicio tiene que entrar por la puerta del costado. “Lo único que vio es que era una mujer afro”, concluyó.


Conmemoración

Cada 25 de julio se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrolatinoamericana, Afrocaribeña y de la Diáspora Africana. Esa fecha recuerda el primer congreso de mujeres afro en República Dominicana en 1992, en el que cientos de mujeres se reunieron para visibilizar a las mujeres afrodescendientes y luchar por erradicar el racismo y la discriminación.  

En falta

La ley 19.122, promulgada en 2013, establece la fijación de cupos con el fin de favorecer la participación de personas afrodescendientes en la educación y el trabajo. Desde la Coordinación Nacional Afrouruguaya realizan un control social del porcentaje de ingresos de personas afrodescendientes a los organismos públicos, en el que, según la ley, se tiene que cumplir con un cupo de 8%, pero Maciel aclaró que en general ello no se cumple. 

En 2020 se llegó a un 0,69% de cumplimiento y en 2021 a 0,8%, mencionó Maciel, y agregó que “esos años fueron los años de menor cumplimiento de la ley, pero vale aclarar que “en ningún año se llegó al 8%”. “La ley tiene muchos déficits y, por más que se haga un control social y se denuncie, no hay penalización para los organismos que no la cumplen”, explicó.

Si bien ha habido “mucha presencia política, militante y activista en la defensa de nuestros derechos”, en Uruguay “se ha investigado poco sobre el afrofeminismo”, es decir, “no hemos producido tantos documentos académicos”, dijo Maciel. Sin embargo, considera que deben ser las mismas mujeres afrodescendientes las que hablen en primera persona en espacios académicos, políticos y sociales: “Si no estamos nosotras, los temas no están”.

“La mejor forma es que las mujeres afrodescendientes podamos tener voz para hablar de las condiciones de vida que tenemos y las desventajas a las que estamos expuestas”, sostuvo la integrante de la Coordinadora Nacional Afrouruguaya. Por su parte, entiende que su rol es visibilizar la realidad de desigualdad y reconocer el papel que han tenido las mujeres afrodescendientes en la construcción de su identidad. “Considero que soy una defensora y promotora de los derechos humanos de las personas afrodescendientes; me interesa visibilizar la experiencia de diferentes personas afro”, planteó.

Cada vez más

Según el documento Notas para la memoria feminista. Uruguay 1983-1995, publicado en 2018 y editado por el colectivo Cotidiano Mujer, hubo un crecimiento de grupos de mujeres afro con intereses diversos. En materia de mujeres emprendedoras existe el colectivo Nzinga, con Mary Porto como referente, que se dedica a la formación de mujeres afro a través de talleres, producción y venta de artesanías. Por su parte, el colectivo Mizangas, integrado por Elizabeth Suárez, Noelia Maciel, Karina Moreira y Tania Ramírez, es referencia para mujeres jóvenes. En suma, en el plano cultural se destaca Afrogama Candombe, con Isabel Chabela Ramírez como referente y representante de las mujeres en la cultura; este colectivo trabaja en género y etnia a través del canto y la danza antirracista.

Según aclara el documento, “a partir del 2000 los procesos de incidencia política de los colectivos tuvieron la participación de las mujeres afrouruguayas en los partidos de gobierno, y en 2005 se concretó la creación del Departamento de Mujeres Afro en el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), que tuvo como cometido el diseño y la implementación de políticas públicas para mujeres afro”.

En el período 2010-2015, por definición política del ex presidente José Mujica y con el apoyo de varios sectores políticos, Beatriz Ramírez asumió el cargo de directora del Inmujeres, convirtiéndose en la primera mujer afro que asumió un cargo en el Poder Ejecutivo en la historia del país.

En los últimos años han surgido nuevos grupos de mujeres afrouruguayas, organizadas en ámbitos mixtos y también en forma independiente. Por ejemplo, la Coordinadora de Acciones Afirmativas, Universitarias Afrouruguayas, y el Bloque Antirracista trabajan a nivel social y político, y vienen forjando diálogos con el Estado y la sociedad civil. “Las luchas de las mujeres por sus derechos y contra la violencia hacen parte de la agenda feminista común de nuestros días”, asegura el documento.

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