Con una concurrencia de 68% del padrón de habilitados, el domingo se realizaron en Argentina las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), de cara a los comicios nacionales que se celebrarán en noviembre. Esta instancia electoral es la primera que se realizó bajo un contexto de pandemia en el país vecino, por lo que debió adaptarse a los estrictos protocolos establecidos durante la emergencia sanitaria.

Tras la aprobación de la Ley Nº 26.571 -denominada Ley de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral- en 2009, las PASO se realizan con el objetivo de definir qué partidos serán los habilitados a presentarse en las siguientes elecciones nacionales. Según lo que determina esta ley, podrán hacerlo aquellos que consigan alcanzar al menos el 1,5% de los votos emitidos en cada uno de los distritos de las respectivas categorías. A su vez, en las PASO se definen las listas de candidatos que representarán a cada uno de los partidos en los próximos comicios nacionales, algo similar a lo que en Uruguay se conoce como Elecciones Internas. 

Desencantos 

Cerca de las 20 horas de la noche del domingo, los rumores de boca de urna parecían asegurar el triunfo del Frente de Todos, fuerza política que llevó a Alberto Fernández a la presidencia en 2019. Pero poco después se demostraría lo contrario: la coalición liderada por el ex presidente Mauricio Macri, Juntos por el Cambio, pasaría a ganar ampliamente en la mayoría de las provincias. 

A propósito de este triunfo, Sala de Redacción se contactó con el politólogo Mauro Casa, quien afirmó que la derrota del oficialismo fue inesperada y anunciada al mismo tiempo. “En el corazón del gobierno estaba el sentimiento de que iba a ser una buena elección, que la ciudadanía le iba a perdonar la enorme crisis que están viviendo, por la correcta gestión que tuvieron durante la pandemia”, expresó. Pero los hechos demostraron claramente lo contrario: un evidente desencanto con el gobierno de Alberto Fernández. “Es un momento de mucha tristeza en Argentina, hay un panorama desolador”, señaló Casa, y explicó que “la mayoría de los argentinos y argentinas vienen afrontando desde hace muchos años una mala situación”. Respecto a cómo debería posicionarse el oficialismo tras estos desalentadores resultados, Casa entiende que al gobierno de Fernández “le quedan pocas herramientas para poder revertir la situación”, teniendo en cuenta que restan apenas dos meses para las elecciones de medio término. “La situación económica no va a cambiar drásticamente en cuestión de dos meses”, vaticinó, y agregó que “la tasa de pobreza terrible que tienen no va a cambiar tan rápidamente”.

A su vez, Casa remarcó que históricamente los comicios nacionales suelen consolidar los resultados alcanzados en las PASO, por lo que el horizonte para el oficialismo no parece muy alentador. Sin embargo, destacó que, a pesar de las cifras del domingo, para Fernández no todo es “tan catastrófico” si se tiene en cuenta que la coalición que lidera tiene pocas bancas para perder en noviembre. El politólogo explicó que en el Senado “la cosa no cambiaría, porque se están poniendo pocas de sus bancas en juego”, aunque el problema a afrontar sería en la Cámara de Diputados, donde quedaría con una clara minoría. “El problema es mas bien mirando hacia 2023”, concluyó, puesto que Fernández “parece tener poca chance de reelección”.

Otros movimientos

Respecto a la reestructura a partir de estas elecciones en los liderazgos dentro de la oposición, Casa sostuvo que quien sale muy favorecido es Horacio Rodríguez Larreta, actual jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Rodríguez Larreta y Macri estuvieron pulseando hasta el último momento por el armado de las listas”, señaló. Según el analista, Rodríguez Larreta se consolidó como “candidato presidencial cantado para 2023”, puesto que transita su segundo mandato en la capital y, por lo tanto, “no le queda otra que saltar al gobierno nacional”. De la mano del fortalecimiento de la figura del jefe de gobierno, Casa destacó el renacer político de María Eugenia Vidal, “alguien que muchos pensábamos que ya estaba fuera de la política, pero vuelve a entrar al Congreso como diputada por Buenos Aires”. 

Tras la derrota, y a través de una carta formal, al menos cinco ministros -que responden al sector de la vicepresidenta Cristina Fernández- presentaron su renuncia ante el jefe de Estado. Consultado al respecto, Casa sostuvo que parecería ser que el sector de la vicepresidenta “está presionando al presidente”. Según el licenciado, esta maniobra podría ser un pedido para que Alberto Fernández haga lo mismo con los ministros de su sector, “como si tuviera que haber un cambio en el gabinete para demostrarle a la ciudadanía que el gobierno toma nota de este resultado”. Según Casa, esta actitud posiciona a Alberto Fernández en una situación delicada, en la que “no tiene mucho para hacer”: si no realiza cambios ministeriales parecería que hace oídos sordos al resultado de esta elección, pero si los remueve daría la señal de que Cristina Fernández tiene gran influencia sobre él. “No le dejan mucho margen de maniobra”, concluyó. 

Interna dividida

Después de que el presidente de la República publicara un hilo en Twitter en el que dejó en claro que él toma las decisiones en el gobierno, este jueves trascendió una carta escrita por la vicepresidenta, Cristina Fernández, a propósito de la “catástrofe política” que vivió el peronismo el pasado domingo.  

En la misiva, la ex presidenta confirmó los rumores acerca de que la derrota del oficialismo no fue ninguna sorpresa para ella, sino que, por lo contrario, la anticipó. “Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis temores”, escribió. En sus palabras, dejó entrever los problemas de comunicación que existen entre los jerarcas. Según dijo, a lo largo de 2021 ambos mantuvieron 19 reuniones, la gran mayoría solicitadas por ella. Según narra la vice, pasadas 48 horas de la demoledora derrota, el presidente no la había contactado: “Me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él”, sostuvo. A su vez, Cristina Fernández declaró que no seguirá tolerando las “operaciones de prensa” que “desde el propio entorno presidencial, a través de su vocero”, se hacen sobre ella y su espacio político. 

A pesar de sus dichos, la ex mandataria reconoció en la misma carta lo “difícil” que resulta gobernar Argentina y rememoró los tiempos en los que fue presidenta junto a un vicepresidente declarado opositor a su propio gobierno, algo que el actual mandatario no vivirá, según afirmó. Resaltó, a su vez, que fue ella quien sugirió la candidatura del propio Fernández.

En la carta pública, la vicepresidenta declaró confiar en “que con la misma fuerza y convicción que enfrentó la pandemia, el presidente no solamente va a relanzar su gobierno, sino que se va a sentar con su ministro de Economía para mirar los números del presupuesto”. A propósito, Cristina Fernández desmintió que ella hubiera solicitado la renuncia del titular de esa cartera, Martín Guzmán. Respecto a la presentación de renuncia de los ministros kirchneristas, la ex presidenta expuso: “¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al presidente la reorganización de su gobierno?”. 

A futuro
Los argentinos volverán a las urnas el 14 de noviembre con las elecciones generales de medio término, que renovarán 127 de las 257 bancas que componen la Cámara de Diputados y 24 de las 72 del Senado. Será allí donde se terminará de concretar el rechazo o apoyo del pueblo hacia el oficialismo. 

FacebookTwitter