Se fundó en 2010 como parte de la propuesta de desarrollo académico de la facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar). Álvaro Cabana, doctor en biología y el actual director del centro de investigación, relató a Sala de Redacción que actualmente existen siete líneas de investigación dentro del CIBPsi; toma de decisiones y bases neuronales asociadas a los trastornos mentales, comportamiento alimentario, procesamiento del lenguaje, atención, cognición numérica, percepción e interacción y evaluación de desarrollo y temporalidad.
Actualmente trabajan allí unas sesenta personas; se pueden encontrar diariamente a más de treinta investigadores, estudiantes de postgrado y de grado, algunos becados y pasantes que realizan su primer trabajo de investigación o estudiantes que llevan a cabo su trabajo final de grado. Se consigue hacer dos maestrías dentro del centro, una en neurociencias y la otra, más reciente, en ciencias cognitivas. Los estudiantes también pueden conseguir su doctorado en neurociencia y en psicología dentro de la institución.
Cada área de investigación se divide en diferentes prácticas o estudios, y según Cabana, hay proyectos que vinculan dos o más líneas de investigación, como por ejemplo los trabajos que llevan a cabo en varias escuelas de Montevideo. Para poder realizar sus experimentos en las escuelas, el CIBPsi se alineó con el Centro Interdisciplinario en Cognición para la Enseñanza y Aprendizaje (CICEA) y firmó un convenio con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
Dentro de las instituciones educativas, se originan estudios que analizan trastornos en la adquisición de la lectura y los procesos cognitivos implicados en el aprendizaje de la matemática. Además, se establecen intervenciones lúdicas en las escuelas más carenciadas para intentar remediar el déficit de desarrollo cognitivo y solucionar problemas de conducta. Por otro lado, los padres reciben materiales con prácticas, juegos y consejos que puedan facilitar el aprendizaje de los niños.
El centro a su vez mantiene un contacto fluido con otras facultades e instituciones públicas. Por ejemplo, la línea de investigación en comportamiento alimentario, dirigida por el ingeniero en alimentación Gastón Ares, tiene un fuerte enfoque interdisciplinario a partir de la colaboración con investigadores de la Facultades de Química y Ciencias Sociales de la Udelar y el Instituto Nacional de Alimentación (INDA). Dentro de los proyectos de comportamiento alimentario se encuentra el diseño de los etiquetados para los alimentos que contengan altos niveles de sodio, grasas o azúcares según lo dicta el decreto establecido por el poder ejecutivo en 2018. Este proyecto significó un impacto muy concreto en la política pública y todas las pruebas de diseño se realizaron mediante experimentos conductuales en el mismo centro.
El CIBPsi fue pensado como un lugar con un fuerte énfasis experimental, por eso cuenta con dos salas de laboratorio insonorizadas con iluminación controlada. Para la inauguración del centro, se adquirieron dos equipos de vital importancia y que han marcado las actividades básicas que allí se desarrollan. El primero de los instrumentos es el “eyetracker”, un computador que puede medir la posición de las pupilas para saber qué está mirando exactamente el sujeto de prueba. Este equipo fue fundamental para determinar el diseño de los etiquetados para los alimentos; gracias al “eyetracker” los científicos pudieron comprender cómo funciona la atención de los consumidores al momento de elegir un producto.
El otro equipo es un aparato de electroencefalografía que ronda los 30 mil euros y que permitió el desarrollo de múltiples experimentos, cuatro tesis de maestría y dos doctorados. Una de las investigaciones actuales que utiliza la técnica en electroencefalografía es el estudio en personas con síntomas de depresión y ansiedad social.
El centro inició con los laboratorios ya construidos y los equipos instalados: La modernización de la facultad de psicología se dio gracias a la financiación de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) y La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Por otro lado, El Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM) adquirió en 2014 un resonador magnético, con un uso más bien clínico, pero surgió una colaboración con el CIBPsi en la que un grupo recientemente formado se encuentra elaborando distintos estudios en relación a los trastornos psiquiátricos. Victoria Gradin, quien realizó un doctorado y postdoctorado en las Universidades de Aberdeen y Dundee (Escocia) y a su vez es subdirectora del centro, utiliza una técnica de análisis sirviéndose del Resonador disponible en el CUDIM. La doctora, junto a su equipo, busca comprender los mecanismos neurales que subyacen a los trastornos psiquiátricos mediante el uso de experimentos del comportamiento humano.
Para llevar a cabo esos estudios, el CIBPsi intenta conseguir un dispositivo que ronda los 15 mil dólares, necesario para que el sujeto de prueba pueda ver imágenes dentro del resonador y así analizar las reacciones de su cerebro.
Álvaro Cabana declaró que este equipo de investigación en cuestión tiene un potencial enorme de crecer dentro del país, pero que en general, le gustaría que los científicos del centro tengan un lugar fijo para poder insertarse y desarrollarse académicamente. Según el director, el principal problema del centro es que los investigadores deben de migrar para realizar sus investigaciones a otros países, pero que a muchos les gustaría tener la posibilidad de regresar a su tierra natal. Lamentablemente no tienen la garantía de poder dedicarse a sus estudios si es que retornan. Cabana aspira a que los profesionales puedan conseguir un puesto fijo con más facilidad, ya sea mediante una nueva institucionalidad, nuevas fuentes de financiamiento o futuras fuentes de cooperación.