En ese momento todos guardaron silencio. La atención de la sala se dirigió al relato de una mujer que formaba parte del público. Había comenzado a leer el libro luego de una de las experiencias más dolorosas que puede atravesar una persona: la pérdida de un ser querido. “Hacía como un mes que mi hermano se había suicidado”, soltó Raquel, al comenzar a exponer ante un grupo de desconocidos que de inmediato empatizaron con ella y contemplaron el sufrimiento que transmitía al pronunciar esas palabras.

El espacio de diálogo en el Teatro Anglo durante el conversaciones “La industria de la felicidad” logró despertar emociones fuertes en el público presente. La primera en expresar su identificación con lo que le sucedía a Carola Henner, la protagonista de la novela “Loca”, de Lorena Pronsky, fue la comunicadora María Noel Minozzo, quien mantuvo un ida y vuelta en el escenario con la autora. Allí, la conductora de “Otra tarde negra”, en Radiocero, explicó que se sentía identificada con la protagonista de la historia, ya que se vio inmersa en un cuadro de depresión en 2018 tras perder a su hijo Lolo, quien falleció a los 12 días de haber nacido.

En el caso de Carola, el momento de quiebre es cuando realiza un intento de autoeliminación, que finalmente no se concreta. A partir de ese incidente, la escritora debe reconstruir su vida, pero la recuperación no es tarea sencilla. El hilo conductor de la historia repara en diversos factores externos que influyen en el cuadro depresivo que atraviesa el personaje principal: su trabajo, su pareja, su rol como madre y la hostilidad con la que se maneja el mundo del cual forma parte. Recuperarse no se reduce a una tarea de ella como sujeto individual.

La trama de la novela resultó un disparador para que se hablara en el evento sobre temas que subyacen en nuestra sociedad. La autora, en diálogo con Minozzo, destacó la mirada despectiva que suele existir hacia la persona que por determinadas circunstancias se encuentra angustiada y deprimida. La imposición de que hay que estar constantemente bien y que quien no se encuentra en esa sintonía sea calificado como tóxico o pase a ser dejado de lado por una sociedad que no contempla a quien se siente distinto, es una temática presente en la narrativa. Sin embargo, Pronsky también reparó en la angustia como una vía para ingresar al mundo del otro, y de esa forma lograr ser comprendido y aceptado. Para la psicóloga, esta dualidad puede verse como “una flor en el barro”.

En cuanto al rol de la sociedad en la recuperación de un paciente depresivo, la psicóloga oriunda de La Plata, Argentina, hizo varias apreciaciones. En primer lugar, enfatizó que la publicación del libro tiene como uno de sus objetivos hacer que quienes están alrededor de personas que sufren este problema de salud mental puedan entender cómo ayudar. Pronsky considera que el primer paso es informarse y empaparse de las emociones que invaden a quienes padecen el trastorno emocional. En ese sentido, remarcó la importancia de poder consultarle a la persona cómo poder ayudarla y evitar interpretaciones propias que terminan en una invasión del espacio personal.

Además, Pronsky sostuvo que usualmente se concibe a quien está deprimido como una persona cuya recuperación tiene que estar pautada únicamente por la fuerza de voluntad, y que las convicciones de gente no formada, así como de ciertos profesionales, van en esa dirección. Problematizó sobre los discursos de autoayuda excesivos como “querer es poder” o “desearlo hasta que suceda”, frases trilladas que hacen parecer que la responsabilidad de recuperarse recae solamente sobre el individuo. 

La autora de “Loca” habló sobre la industria y el dinero que se mueve en torno a la búsqueda de la felicidad. Para ella, esta carrera por alcanzar ese ansiado bienestar que se vende mediante recetas y fórmulas preestablecidas hace que se pierda de vista lo subjetivo del concepto. Asimismo, aseguró que no es posible escindir a las personas de su condición social, política y económica, cuestión que no se pone sobre la mesa a la hora de vender caminos trazados para lograr el objetivo que se intenta transmitir.

Por último, afirmó que el sistema tiene mucho que ver con la aparición de cuadros depresivos y con la recuperación de los sujetos que los padecen. Para Pronsky, el individualismo predominante en el mundo contemporáneo refuerza un accionar que se rige por la norma de “primero vos, segundo vos, tercero vos”: se promueve el bienestar propio a toda costa sin importar el efecto que esto pueda tener en los demás, a tal punto de que el otro “es usado y sirve a los fines de lo que a mí me hace bien”.

Otra cuestión que se trató en el conversatorio fue la de la abundancia y los logros como sinónimo de éxito. Según Pronsky, muchas veces la gente asocia el estar sano mentalmente con estas cualidades. En el caso de Carola Henner, la protagonista de la novela, ella tiene una vida en la que no parece faltarle nada, pero aún así se ve desbordada por otra serie de factores. Lo que es incluso más paradójico es que la protagonista es psicóloga y, aún así, no puede evitar caer en depresión.

“Como si uno no saliera de ese estado porque no quiere salir de él”, comentó Pronsky en diálogo con Sala de Redacción. Muchas veces sucede que se torna inexplicable cómo una persona que parece tener todo a su alcance cae en ese estado mental patológico. Pero así como Carola Henner lo padecía de esa forma, hay gente que lo hace de otra.

La autora del libro subrayó que también existen casos de personas que no logran colmar sus propias expectativas y alcanzar sus metas. Desde su experiencia como terapeuta, Pronsky resaltó que es pertinente trabajar sobre las expectativas, ya que a veces no se adecuan “a lo que la realidad te puede dar”, para evitar caer en frustraciones que resulten difíciles de sobrellevar.

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