La vacunación antigripal es una medida preventiva esencial en los meses más fríos del año, especialmente para los niños. Con el objetivo de priorizar a la población con más riesgo, el MSP articuló una campaña de vacunación escalonada en tres fases.

En una primera etapa priorizó a las personas mayores de 65 años, residentes y trabajadores de centros de larga estadía, embarazadas y otros grupos de riesgo. La segunda etapa, iniciada el 25 de abril se enfocó en niños de seis meses a cinco años y en personas con comorbilidades. Esta fase tuvo un aumento significativo en las dosis aplicadas: fueron más de cuarenta mil entre una semana y la otra. A partir del 3 de mayo toda la población quedó habilitada para recibir la inmunización.

La campaña de vacunación también ha incluido recomendaciones específicas para la población pediátrica. Se aconseja una separación mínima de 14 días entre la vacuna antigripal y la vacuna contra el COVID-19 para niños de entre 5 y 11 años, mientras que los mayores de 12 años pueden recibir ambas vacunas el mismo día.

En riesgo

En diálogo con Sala de Redacción, el doctor Álvaro Galiana, director del hospital pediátrico del Pereira Rossell, sostuvo que para que la vacuna sea efectiva debe haber una coincidencia “entre el virus incluido en la vacuna y el virus predominante en la temporada invernal”. “En general, hemos tenido buenas coincidencias pero ha habido años en los que esto no ocurrió debido a la circulación de varios agentes virales como el H1N1, el H3N2 y el virus de influenza B”. Cuando el niño se infecta con un virus que no coincide con el de la vacuna, “su situación se asemeja a la de un niño no vacunado”, indicó.

Consultando acerca de la sintomatología que suelen presentar los niños inmunizados a diferencia de los no vacunados, Galiana aseguró que difieren en severidad. “En los niños vacunados, la enfermedad es menos grave; pueden tener mocos, tos, un poco de fiebre y dolor muscular pero no es tan severa como en los niños no vacunados”, añadió.

Según Galiana, “la vacuna actual está diseñada específicamente para el virus de la influenza” y “no para el virus respiratorio sincitial (VRS)”. “Los niños con asma o problemas inmunológicos son considerados de alto riesgo y el VRS puede ser particularmente peligroso para ellos. Es crucial que estos niños reciban la vacuna contra la influenza y se tomen medidas adicionales para protegerlos de contraer infecciones respiratorias, ya que estas pueden desencadenar complicaciones graves como crisis asmáticas”, advirtió el médico.

Además subrayó la importancia de las medidas preventivas ante el impacto de la gripe en entornos escolares y en los jardines de infantes: “Los niños habitualmente eliminan más secreciones nasales y son más diseminadores de infecciones respiratorias virales que los adultos”. Es fundamental el lavado de manos, evitar que los niños concurran a la escuela si están enfermos y mantener una buena ventilación en los salones de clase para prevenir la propagación del virus.

El MSP ha distribuido 700.000 dosis de la vacuna antigripal a nivel nacional y según el reporte oficial de vacunación antigripal, hasta el 30 de junio ya se habían administrado 503.031 dosis. De esas dosis, 59.188 fueron niños de hasta 12 años. La cartera tiene como objetivo alcanzar los 191.307 niños vacunados antes de que termine el invierno.

En años anteriores Uruguay ha logrado altas tasas de vacunación infantil, superando el 80% en la mayoría de los departamentos. En 2023 se distribuyeron 700.000 dosis, con una cobertura total alcanzada del 70% en los grupos de riesgo y un total de 500.000 dosis administradas para finales de mayo, mientras que en 2022 se administraron alrededor de 650.000 dosis de la vacuna antigripal (logrando una cobertura del 65% en los grupos de riesgo).

Este año, el MSP busca mantener o superar estas cifras, enfatizando la importancia de la vacunación para prevenir complicaciones graves de la gripe en niños pequeños.

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