Entre 25 y 27% de quienes votaron a Cabildo Abierto (CA) en las elecciones nacionales de 2019 un mes después dieron su voto a la fórmula del Frente Amplio (FA), encabezada por Daniel Martínez y Graciela Villar en el balotaje de noviembre. Así lo reveló una encuesta realizada por los politólogos Rafael Porzecanski y Nicolás Schmidt, que publicarán un estudio en un libro del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, y que adelantó el jueves 16 el semanario Búsqueda.

Lo que en un principio parecía ser un trámite para la fórmula de la coalición multicolor, integrada por Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimon, a quienes las encuestadoras daban una ventaja de hasta 5%, finalmente se transformó en un ajustado conteo. Los resultados no se confirmaron hasta el jueves 28 de noviembre, cuando oficialmente se declaró como ganadora a la fórmula encabezada por Lacalle Pou por muy poca diferencia de votos: 48,8% contra 47,5% de la fórmula del FA. 

En diálogo con Sala de Redacción, Schmitdt dijo que uno de los factores más relevantes de esta fuga de votos fueron las características del electorado de CA, que “tiene ciertas particularidades”, como un perfil de bajos recursos económicos y también nivel educativo bajo. “Es un electorado territorialmente fácil de identificar, dado por el nivel de información que tenemos a nivel de circuito en el Uruguay. Elección tras elección, sabemos que es un electorado con tendencia a cambiar su voto con cierta facilidad, lo que técnicamente se llama un ‘electorado volátil’, cautivo de captura por parte de diferentes partidos. En términos territoriales, esos votantes coinciden también en zonas de familias militares. Eso no pasó solo en Montevideo sino también en otras partes del país”, dijo.

El politólogo cree que otra de las causas de este fenómeno explica por qué CA votó tan bien en la primera vuelta, lo que son las “dos caras de una misma moneda”: “Para que esos votos se hayan fugado en algún momento tienen que haber estado en otro lado. Esos votos en octubre estuvieron en CA y después se fueron a otro partido”, sostuvo, y agregó que otra parte de los votos en el balotaje puede haber provenido de los sufragios en blanco y anulados de octubre. “Quizás eso fue un voto castigo al gobierno del FA, más que nada por lo que se votaba en octubre”, dijo, en alusión a los representantes nacionales en el Parlamento.

Schmidt destacó que al otro día de la elección algunos partidos contaban los resultados electorales a partir de los distintos circuitos, algo fácilmente identificable en todo el territorio, ya que se puede ver las zonas donde se perdieron votos en relación a la elección anterior. “Ahí los comandos de campaña desarrollan una estrategia territorial. Así fue que el FA dijo: ‘tuvimos una gran pérdida de votos en lugares en donde CA votó bien, tenemos que buscar a esos votantes y direccionarlos'”. Además, destacó el rol que jugó la presencia de José Mujica en el interior para recuperar votos.

Sobre el porcentaje de votantes de CA que en 2014 habrían votado al FA, Schmidt aclaró que no está estudiado, pero sí se sabe es que existe “un vínculo fuerte y estrecho” entre los votantes de ambos partidos. “Algunos no tienen una identidad fuerte con el partido, sino ciertas características que son volátiles, tienen cierta apatía, por ejemplo, y los hace cautivos a múltiples partidos”, dijo. Al respecto, agregó que dadas las características de los votantes, quizás con una semana más de campaña el FA podría haber captado más votos y ganar la elección.

Schmidt comparó lo ocurrido en 2019 con el balotaje de 1999, cuando la fórmula de Jorge Batlle y Luis Hierro López venció a Tabaré Vázquez y Rodolfo Nin Novoa: “Es como una elección espejada hasta la remontada de Martínez. En la elección de 1999 ya teníamos al ganador y 20 años después, en octubre, el ganador parecía evidente y eso no fue así. También es un llamado de atención para el actual partido de gobierno, ya que ganaron por una diferencia mínima. Eso habla tanto de una fortaleza del FA a los efectos de capturar votos y de una debilidad de la Coalición Multicolor por capturar esos votantes que estaban faltando para sacar un margen mayor y no estar esperando hasta días después”.

Sobre la posibilidad de que pueda ocurrir un fenómeno similar en las próximas elecciones, Schmidt afirmó que este electorado volátil “es casi una característica estructural que está presente todo el tiempo”. Según continuó, “el tema es cómo se llega y qué se le ofrece a esos votantes para capturarlos”. “Creo que el FA corre con ventaja. Si comparamos las organizaciones y la llegada que tiene el FA como organización, no solo en Montevideo sino en todo el territorio nacional, es bien importante. Y ese es un trabajo de las bases y la estructura”, continuó.

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