El estado de Pensilvania, que tiene 20 votos en el Colegio Electoral, fue el estado que, cuatro días después de la jornada electoral, le permitió a Biden alcanzar los 279 votos y sobrepasar la cifra de 270 que necesitaba lograr la Presidencia. Todavía resta por terminar el escrutinio en Georgia, Arizona, y Carolina del Norte; Biden lidera en todos ellos excepto en Carolina del Norte, por lo que se espera que su triunfo sea por una mayor diferencia.

En su discurso de victoria realizado este sábado en el estado de Delaware, a las 20.30 de esa región de Estados Unidos, Biden se comprometió a “ser un presidente que no busque dividir, sino unificar, que no vea si alguien es demócrata o republicano, que sólo vea a los Estados Unidos. Este es el momento para sanar a Estados Unidos. “Soy un orgulloso demócrata pero voy a gobernar como un presidente estadounidense, trabajaré tan duro por aquellos que votaron por mí como por aquellos que no lo hicieron”, agregó.

Aseguró también que el lunes nombrará a un grupo de científicos y expertos como asesores para elaborar un plan de combate a la pandemia de covid-19 que se va a desarrollar a partir del 20 de enero. Ese plan “se va a forjar en la ciencia”, subrayó.

Joe Biden al dar su discurso, en Wilmington, Delaware. Foto: Angela Weiss / AFP.

Estamos en un punto de inflexión, tenemos la oportunidad de derrotar la desesperanza. Durante mucho tiempo he hablado de la batalla por el alma de Estados Unidos, tenemos que restablecer el alma de nuestro país. Seamos la nación que sabemos que podemos ser: una nación unida, una nación fortalecida, una nación sanada”, afirmó.

También había enviado un mensaje desde su cuenta oficial de Twitter el sábado, más temprano, cuando se confirmó su triunfo: “Estados Unidos, es un honor que me hayan elegido para conducir nuestro gran país. El trabajo que nos espera es duro, pero les prometo esto que seré un presidente para todos los estadounidenses, hayan votado o no por mí. Voy a ser digno de la fe que depositaron en mí”.

En una votación con una cifra récord de aproximadamente 145 millones de votantes, más de 74 millones de estadounidenses votaron por Biden, quien logró la votación popular más alta para un candidato a la Presidencia en la historia del país. El candidato demócrata se convertirá en el presidente número 46 de Estados Unidos. Con 77 años, también será el mandatario más longevo de ese país.

Kamala Harris, senadora demócrata por California, de 56 años, y compañera de fórmula de Biden, será la primera mujer, primera persona afrodescendiente y primera hija de inmigrantes en ocupar la vicepresidencia.

Kamala Harris previo a dar su discurso en Delaware. Foto: Jim Watson / AFP.

En su discurso de victoria, previo a que hablara Biden, destacó la personalidad de su compañero “que tuvo la audacia de romper con una de las barreras más importantes que dividen a Estados Unidos y elegir a una mujer como su vicepresidenta”. “Quizá sea la primera mujer negra que integra este cargo pero no voy a ser la última”, agregó con contundencia.

Además le habló a los votantes demócratas: “Durante cuatro años ustedes se han organizado y han protestado para buscar la equidad, la igualdad y la justicia para nuestra vida y nuestro planeta, por eso ustedes fueron a votar. Enviaron un mensaje muy claro, escogieron la esperanza, la unidad, la decencia, la ciencia y la verdad”. “No importa por quién hayan votado, yo voy a ser una vicepresidenta como Joe lo fue para Obama: leal, honesta y preparada, levantándome todos los días pensando en ustedes y en sus familias”, afirmó Harris, quien finalizó su discurso asegurando que “el camino no será fácil, pero Estados Unidos está listo, y Joe y yo también”.

Los estados demócratas

California (55 votos electorales), Colorado (9), Connecticut (7), Delaware (3), Hawái (4), Illinois (20), Maryland (10), Massachussetts (11), Michigan (16), Minessotta (10), , Nevada (6), Nueva Jersey (14), Nueva York (29), Nuevo Hampshire (4), Nuevo México (5), Oregón (7), Pensilvania (20), Rhode Island (4), Vermont (3), Virginia (13), Washington (12), Washington D.C. (3) y Wisconsin (10), son los estados donde Joe Biden logró imponerse.

A estos se le suman los votos electorales obtenidos en el estado de Maine (4) -donde Biden también se impuso pero al tener este estado los electores divididos, el demócrata obtuvo tres de los cuatro votos-, y Nebraska (5) -en este estado fue Trump quien triunfó, pero también cuenta con electores divididos y Biden obtuvo uno de los cinco votos-.

El sistema electoral norteamericano

Las elecciones definen el nuevo presidente y vicepresidente, así como los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 miembros del Senado. Todos son elegidos de forma popular, menos el presidente.

El Colegio Electoral integrado por 538 miembros es quien se encarga de elegir al presidente; está integrado por dos senadores que representan a cada estado pero con una variación en la cantidad de diputados que es proporcional a la población que tiene cada uno. Aquel candidato que logre al menos 270 votos en este órgano es nombrado presidente de los Estados Unidos.

A diferencia de muchos otros países, la votación popular no asegura la presidencia para ningún candidato; un ejemplo es lo que sucedió en 2016 cuando la demócrata Hillary Clinton obtuvo 3.000.000 de votos más que su rival pero sólo consiguió 227 votos en el Colegio Electoral, contra 304 que tuvo Donald Trump, lo que le permitió ganar la presidencia.

De los estados en donde ganó el partido demócrata, Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Minessotta, eran considerados “swing states” (estados pendulares), que son aquellos que varían su inclinación hacia el Partido Demócrata o el Republicano de una elección a otra, sin identificarse históricamente con ninguno de los dos. También se denominan estados pendulares los que acostumbran definir las elecciones y donde se concentran los mayores esfuerzos durante las campañas.

Los tres estados que todavía no se conoce qué candidato logrará imponerse también eran considerados estados pendulares y claves para definir esta elección.

Los estados que tradicionalmente votan a un partido suelen ser llamados “safe states” (estados seguros), y no suelen variar su inclinación; representan la gran mayoría de los estados donde triunfó Biden.

El voto anticipado
En esta elección hubo más de 100 millones de votos anticipados; fue una cifra récord en la historia de Estados Unidos, que superó ampliamente los 47 millones de votos anticipados que había habido en 2016, según datos de la iniciativa independiente US Elections Project, de la Universidad de Florida. Según un sondeo de la CNN mostrado el día de las elecciones, el 64% de las que personas que iban a votar de forma anticipada respaldaban a Biden y el 34% a Trump, pero este tenía más votantes entre los que iban a concurrir presencialmente, y la diferencia era de 59% a 36% a favor del actual mandatario. Según el US Elections Project, cerca de 36 millones de personas emitieron su voto de manera presencial y casi 65 millones lo hicieron por correo. Y de acuerdo con el Washington Post, los más de 100 millones de votos anticipados, representan un 65,7% del total de los votos emitidos, porcentaje que no se registraba desde 1908. La pandemia de covid-19 hizo que esta votación fuera la más inusual en la historia de Estados Unidos y los estados tomaron medidas especiales para que la votación se hiciera de la forma más segura posible. Por ejemplo, algunos estados extendieron el período en el que se podía votar por anticipado, mientras que otros modificaron sus leyes para que los ciudadanos pudieran sufragar por correo sin necesidad de presentar una justificación. Todo esto generó que las elecciones se extendieran durante casi un mes.

Fiel a su estilo

El actual mandatario sigue sin reconocer la victoria de su rival. Cuando se confirmó el triunfo de Biden, Trump emitió un comunicado en el que volvió a hacer acusaciones de fraude electoral -como lo venía haciendo desde el jueves- sin mostrar ninguna prueba. “Todos sabemos por qué Joe Biden se está apresurando a presentarse falsamente como el ganador, y por qué sus aliados de los medios se están esforzando en intentar ayudarle: no quieren que se sepa la verdad”, expresó en el comunicado. “El simple hecho es que esta elección está lejos de haber terminado”, afirmó.

El jueves, cuando la victoria de Biden estaba encaminada, Trump insistió en que se estaba llevando a cabo un fraude electoral. En un discurso público que realizó ese mismo día aseguró que “están tratando de arreglar las elecciones y no podemos dejar que eso ocurra”. “Si cuentan los votos legales, yo gano fácilmente, pero si cuentan los votos ilegales, nos pueden robar las elecciones. Es un sistema corrupto y hace que la gente se corrompa, incluso la que no es corrupta en su naturaleza. Va a haber muchos litigios porque tenemos tantas pruebas que esto va a terminar en el tribunal más alto de este país”, afirmó el mandatario.

Varios medios estadounidenses cortaron la transmisión en vivo del discurso de Trump, argumentando que lo que decía no era cierto. Medios como ABC, CBS y NBC decidieron dejar de transmitir el discurso porque se consideraba que se estaba incitando a la violencia desde la mentira. “Estamos de nuevo en la posición inusual no sólo de interrumpir al presidente de Estados Unidos, sino de corregir al presidente de Estados Unidos”, sostuvo Brian Williams, presentador de la cadena MSNBC.

No es la primera vez que Trump difunde desinformación, la recomendación que hizo en abril de ingerir desinfectante para combatir el coronavirus, que generó más de 100 personas intoxicadas, es un claro ejemplo de las consecuencias de algunos de sus dichos.

Esta no fue la primera vez que medios de comunicación y redes sociales decidieron no difundir la palabra del presidente. Es por esto que los partidarios de Trump nuevamente se manifestaron a favor del mandatario afirmando que existe una conspiración en su contra. Estos mismos partidarios expresaron su indignación el jueves, cuando Facebook decidió cerrar el grupo llamado Stop the Steal (Paren el Robo), que había reunido a 300.000 seguidores en menos de 48 horas. “El grupo se organizaba sobre la deslegitimación del proceso electoral, y vimos llamamientos preocupantes a la violencia por parte de algunos de sus miembros”, se afirmó desde la empresa.

A su vez, en la misma noche de las elecciones y con el conteo de votos mucho menos avanzado, Trump se declaraba ganador pero ya aludía a“un grupo muy triste de personas que está intentando acabar con lo que ha logrado la gran mayoría de la gente”. “Esto es un fraude para el pueblo estadounidense y una vergüenza para este país, estamos listos para ganar estas elecciones, sencillamente hemos ganado estas elecciones”, afirmaba el presidente y agregaba su deseo de quela ley “se use de manera prevista y adecuada”. “No queremos que se encuentren papeletas a las cuatro de la mañana y de repente se metan en las urnas, que ocurra esto es algo muy triste para este país pero vamos a ganar esto, y en lo que a mí respecta ya lo hemos ganado”, expresaba.

De esta forma, es la primera vez que un presidente de Estados Unidos acusa un fraude electoral y critica fuertemente el sistema electoral democrático de su país. Estas acusaciones se han repetido a lo largo de estos días, pero la ausencia de pruebas hace que su discurso aún no tenga ningún sustento.

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