Con el desempleo en aumento, la situación económica empeoró. Maia López, vocera de la Unión Trans y Disidente de Maldonado (UTDM), expresó que los cupos laborales contemplados por ley no se respetan y los requisitos de los llamados dejan por fuera a una parte importante de la población trans actual. Puso como ejemplo un llamado de la Administración Nacional de Educación Pública para personal de servicio que tenía como requisitos tener entre 20 y 35 años y Secundaria completa, y explicó que “todas las personas trans que están por encima de los 35 -y podrían tener la chance de participar- no lo pueden hacer por la edad”. Además, sostuvo que estas situaciones suceden en las empresas privadas y “no sólo a nivel estatal”. Del mismo modo, Marcela Pini, psicóloga, docente de la Facultad de Psicología y activista trans, afirmó que la falta de oportunidades laborales es histórica y que se sigue trabajando en eso: “todavía nos falta para un cambio cultural”.

En Maldonado, el programa Oportunidad Laboral no cumplió con el 1% de los cupos establecidos por la Ley Integral para Personas Trans -tampoco con el cupo para las personas afrodescendientes o con discapacidad- y López indicó que se elevó una carta desde Bloque Trans y Disidente, del que forma parte UTDM, en la que se solicitó a todas las intendencias el respeto del cupo, pero que en Maldonado “hicieron caso omiso”. Dijo que es una lucha constante y que “siempre hay que estar peleando para que se cumpla la ley”.

Además, la vocera de la UTDM manifestó que en la pandemia las trabajadoras sexuales trans no tienen salida laboral, porque el trabajo es muy escaso. A su vez, Pini afirmó que esto genera situaciones de mucha violencia socioeconómica que impactan en sus realidades, y añadió que el trabajo sexual sigue siendo uno de los mayores ingresos de esta población.

Desde el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) se les negó la canasta de emergencia solidaria, dijo la vocera de UTDM. Explicó que ante el reclamo les argumentaron que sólo les correspondía la Tarjeta Uruguay Social y -como excepción- se les otorgó algunas canastas. “Nos dieron una respuesta que no correspondía y fuimos quienes hicimos saber la situación”, afirmó, y añadió que no sólo en Maldonado ocurrieron estos problemas. Como consecuencia de una nota publicada en La Diaria -que advirtió sobre esta situación-, se tomó la resolución de brindar acceso a la canasta que se puede solicitar a través de la aplicación “tuapp”, desarrollada por el Mides, a toda persona del colectivo que la solicite.

La Unión Trans y Disidente de Maldonado forma parte del Bloque Trans y Disidente, conformado por distintas organizaciones en todo el país: “estamos en contacto permanente”, aseguró López. El colectivo está constituido por aproximadamente 20 personas que tienen entre 19 y 42 años. Es autogestivo y fue creado porque Maldonado tiene “un debe en cuanto a la lucha”, afirmó la vocera.

“Se han recrudecido” diferentes situaciones de violencia a partir de la aparición de la covid-19, dijo la psicóloga, y agregó que en muchas ocasiones se reviven debido al encierro y por cómo se “ha planteado la resolución de la pandemia”. Aseguró que la violencia social no empieza a partir de que la persona se autopercibe trans, sino desde las primeras manifestaciones, que provocan la exclusión familiar, educativa y, a partir de esto, las dificultades de acceso a un trabajo digno. “No debemos pensar la transexualidad como algo hegemónico, como que todas las personas trans son iguales”, reflexionó Pini. Los procesos son muy diferentes y a veces muy “sufrientes”. Además, remarcó la necesidad de que la sociedad entienda que “los cuerpos cis no son las únicas formas de habitar la corporalidad”. 

Nuevas generaciones

López explicó que muchas cosas han cambiado a nivel educativo y de inclusión a partir de la aprobación de la Ley Integral para Personas Trans, y que a partir de su difusión se visibilizaron estas identidades. De todas formas aclaró que persisten los “tabúes”, por ejemplo los relacionados a las enfermedades de transmisión sexual -“ya no se habla como antes”-, y consideró que falta un avance respecto a las identidades de género y la orientación sexual.

Pini habló de la importancia del desarrollo de políticas públicas para las nuevas generaciones y la necesidad de informar sobre la educación sexual. La psicóloga aseguró además que “las identidades no se inculcan, sino que se desean, se habitan y se construyen”, e indicó que “despatologizar las disidencias” es fundamental. Agregó que “las familias no crían a las niñeces habilitando la posibilidad de que el género y el sexo no estén necesariamente marcadas en una relación biunívoca [que el sexo biológico masculino sólo se corresponda con el género masculino y el sexo femenino sólo se corresponda con el género femenino], porque nos han culturizado y nos han educado en esa única posibilidad”. A su vez, señaló que es importante la aceptación y acompañamiento, no sólo familiar, sino también de las redes e instituciones en el proceso de transición. “Estamos teniendo niñeces trans, antes no había una visibilización porque no se habilitaban esos tránsitos”, y remarcó la importancia de la escuela como institución y las trayectorias educativas.

Pini sostuvo que la identidad de género es un derecho humano reconocido por las Convenciones Internacionales de Derechos Humanos. “Cuando no se atiende y no se acompaña, en el caso de la demanda de una disidencia sexogenérica, hay una violación a los derechos humanos”, concluyó. Además, hizo hincapié en el acceso a la información y el conocimiento de los derechos para poder demandarlos, porque “el tener conocimiento nos hace libres”, y añadió que “es una pena que todavía tengamos que seguir demandando y reclamando que se nos atienda conforme a los derechos humanos, pero sigue pasando”. 

“El sufrimiento psíquico existe y es un denominador común en las trayectorias de las identidades trans. Hasta el momento la sociedad no ha cambiado lo suficiente como para no generarle a una persona determinados mandatos sociales, que no sufra bullying y rechazo. Esos son aspectos que ya hemos hablado mucho y que son un común denominador en las trayectorias de las identidades trans, la violencia sexual y la violencia de género”, dijo la psicóloga.

¿Atención integral?

López contó que asiste a una policlínica en el barrio Hipódromo de Maldonado y la describió como muy amigable para la comunidad, bien diseñada para llevar adelante el tratamiento y con los médicos necesarios. “Es un lugar donde te sentís bien, tienen un capital humano grandísimo”, dijo. Sin embargo, resaltó el debe que hay en diferentes ámbitos de la salud pública, como en el Hospital de Maldonado, que no compra hormonas -únicamente en casos específicos por petición médica-, por lo que las personas deben trasladarse hasta otra ciudad para retirar sus medicamentos.

Del mismo modo, Pini señaló que los tratamientos de hormonización son más sencillos en el Área Metropolitana que en el interior del país. “Los profesionales aducen que no están capacitados como para comprender, y derivan a zonas metropolitanas”, dijo. Explicó, a su vez, que no todas las personas trans quieren pasar por tratamientos de cambio de género, pero en caso de requerirse tienen que ser garantizados por la ley integral: “todavía estamos peleando para que eso se cumpla”, añadió. Asimismo, afirmó que todavía hay mucha resistencia del sistema biomédico, “porque sigue manteniendo una dualidad binómica de género, y todo lo que salga de esa morfología aceptada por la Medicina no es tratado o es mal reconocido”. Sin embargo aseguró que hay un avance en médicos y médicas que se están formando o que “tienen una escucha más abierta para comprender”.

Además, sobre el acompañamiento psicológico dijo que “en el caso de que la persona lo necesite y lo demande está bueno y hay que habilitar”, y agregó que antes quienes asumían esta identidad no llegaban a la consulta. Si bien este acompañamiento no es indispensable para un buen tránsito, señaló que es imprescindible tener personal capacitado que “habilite la escucha disidente de ese deseo disidente”.

Otro asunto tiene que ver con la violencia institucional que se ejerce: a López le sucedió dos veces en una misma consulta médica que la llamaran por el nombre asignado en su nacimiento, y describió esos momentos como “muy violentos e incómodos”. En este sentido, puntualizó que el Ministerio de Salud Pública realizó una guía en la que se explica el trato que se debe tener hacia una persona trans, y dijo que no se cumple. “Son cosas que pasan todo el tiempo, en cualquier ámbito”, aseguró. Además, resaltó la urgencia de que los trámites de cambio del documento de identidad se hagan efectivos, para validar la identidad de las personas, porque “nadie puede estar sin cédula”.

Por otro lado, dijo que en UTDM están en gestión para brindar herramientas para generar capacitaciones en diversos talleres, como inglés, repostería e informática, y agregó que el objetivo del colectivo es “seguir la lucha por los derechos de la población trans y disidente de género, buscar opciones, ayudar a crecer y salir adelante”.

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