“Mientras dure la emergencia sanitaria entendemos que no hay condiciones para el retorno de la presencialidad. Nosotros no trabajamos con tablas o con hierro, trabajamos con seres humanos. ¿Quién se hace responsable de la salud y la integridad física del estudiante?”, preguntó José Olivera, presidente de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes), en diálogo con Sala de Redacción poco antes del anuncio del presidente.

Elbia Pereira, secretaria general de la Federación Uruguaya de Maestros (FUM), afirma que la federación no tiene elementos para estipular una fecha de retorno a las clases y que no es a ellos a quienes les corresponde tomar esta decisión: “quienes tienen la responsabilidad de marcar el retorno a las clases, así como marcaron la suspensión de los cursos, son las autoridades sanitarias. Nosotros no nos vamos a hacer cargo de algo que no nos compete, no somos autoridades sanitarias ni el gobierno nacional; lo que hacemos es establecer sugerencia de lo que entendemos debiera tomarse en cuenta”, afirmó a Sala de Redacción. Además añadió que la FUM entiende que la educación a nivel a inicial, que va de tres a cinco años y que son los jardines de infantes, escuelas preescolares, así como las escuelas especiales, tendrían que ser las últimas en ser tomadas en cuenta para un retorno a las clases presenciales.

Además de considerar fuera de lugar la vuelta a clases en el contexto sanitario actual, Olivera criticó que el gobierno excluyera a los sindicatos cuando decidió volver a las clases presenciales en las escuelas rurales, el 22 de abril. “Esperábamos que el asunto de la vuelta a las clases fuera en un ámbito bipartito donde la administración dialogara con las organizaciones sindicales. Lamentablemente esto no fue así” dijo. “Todo eso se negocia pura y exclusivamente en el ámbito del Poder Ejecutivo entre el presidente, el ministro de Educación y el presidente del Codicen (Consejo Directivo Central) de la ANEP, no el Codicen en su totalidad, y el Ministerio de Salud Pública (MSP), reprobó Olivera. Añadió que “si bien es cierto que la ley de urgente consideración plantea el sometimiento de la ANEP al Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), esto no es lo que dice la Ley de Educación que es la que está vigente. Hay un tema de autonomía: no entendemos cómo el retorno a las escuelas rurales lo terminó definiendo el presidente y no el Codicen de la ANEP que es el que tiene competencia a ese nivel en el marco de la autonomía que goza. Lo que la ANEP tuvo que hacer solamente es instrumentar una decisión del Poder Ejecutivo, y esto para nosotros no fue acertado”.

Cuando las autoridades definieron volver a la presencialidad en las escuelas rurales, la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), junto con el director general de la salud del MSP, Miguel Asqueta, el Sistema Nacional de Emergencias y con Robert Silva, presidente del Codicen, trabajaron en la elaboración de un protocolo que diera ciertas garantías a los trabajadores de las escuelas y a los niños que asisten. Según manifestóPereira “el protocolo consiste básicamente en cómo tiene que ser el aseo de las escuelas, en las condiciones de higiene, cada escuela tiene que tener un kit sanitario que incluye alcohol en gel, tapabocas, hipoclorito, alfombras sanitarias, etcétera; también tiene que haber un distanciamiento social de, mínimo, un metro y medio entre las personas”.

Pereira dijo que eso no necesariamente se cumple en las rurales y lo ejemplificó con la visita de Lacalle a la escuela 60 de Cerro Largo: “el presidente salió en todos los medios televisivos y nosotros no vimos el distanciamiento social sugerido por el MSP entre las personas que allí estaban; cuando me preguntan si es posible llevar a cabo un distanciamiento social en las escuelas, les digo que vuelvan a mirar el video del presidente en la escuela rural de Cerro Largo”.

Pereira considera que el distanciamiento social es la medida sanitaria más dificultosa de llevar a cabo en las escuelas urbanas: “Por ejemplo, si tenemos un promedio de 27 niños en cada salón, ¿qué dimensiones debería tener un salón para albergar a esta cantidad de niños con ese distanciamiento social sugerido? No existe eso, hay que pensar otras formas, otros mecanismos, para poder cumplir con este protocolo tienen que darse otras condiciones”, remarcó.

Además, Pereira sostiene que “no es lo mismo definir el regreso a una oficina pública que definir el regreso a la escuela que es un lugar lleno de niños” y dijo que “tampoco es lo mismo tomar decisiones desde lugares donde no se tienen un cabal conocimiento de las realidades, que tomarlas desde dentro de los territorios, esto vale para las escuelas rurales como para las urbanas. Las realidades son distintas; no se pueden tomar decisiones genéricas si no están presentes los que trabajan dentro de los lugares de enseñanza, maestros o inspectores”.

Las plataformas y sus dificultades

En los primeros días de mayo, Sala de Redacción dialogó con el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, quien destacó el buen funcionamiento de las plataformas del Plan Ceibal: “Las plataformas están funcionando muy bien y hemos conseguido multiplicar por bastante más de diez la cantidad de usuarios del Plan Ceibal”, había dicho.

En cambio, Olivera opina que esta multiplicación fue muy abrupta -se dio en pocas semanas- y generó saturación en las plataformas; a su entender, no están teniendo un rendimiento adecuado. “En las plataformas a nivel de educación media pasaste de 20 mil o 30 mil a 200 mil accesos diarios, eso explica que es un elemento reciente, no planificado ni pensado. En cualquier situación de la vida este cambio no es bueno, si por ejemplo sabés que son 20 mil las personas que se toman un subte y de un día para el otro se lo tienen que tomar 200 mil, ¿vas a creer que vas a estar bien?”, cuestionó.

Pereira también ve dificultades de acceso a las clases virtuales. “Para poder trabajar en plataformas, el niño y la familia tienen que tener condiciones: tener internet, una computadora, un espacio adecuado en su casa para poder hacer la tarea, el niño tiene que tener una familia o alguien de la familia que lo contenga frente a esa tarea”, dijo.

Para los maestros, la virtualidad tampoco es sencilla. “Nosotros aprendimos a enseñar presencialmente, no a través de plataformas”, dijo la secretaria general de la FUM, que transmitió que muchos maestros expresan que “estar en la casa teletrabajando, con sus hijos, con su familia, es un doble trabajo” y que quieren volver a las clases presenciales: “quiero recuperar mi vida”, le dicen. Planteó, además, que “el maestro rural hoy está haciendo el doble de trabajo, está trabajando presencialmente con los alumnos que van a clase y a distancia con los que no están yendo; eso al maestro le genera un doble esfuerzo y una doble preocupación. Por eso hoy te diría que la inmensa mayoría de los maestros quiere volver a las clases presenciales”, afirmó.

Otros mecanismos de llegada

Muchos maestros buscan medios alternativos para comunicarse con sus estudiantes. Algunos conocen bien los contextos y tratan de llegar a través de Whatsapp o personalmente, llevándole material impreso a aquellos que van todos los días a la escuela por la alimentación.

“Que se piense que los maestros están de vacaciones es injusto, por lo menos. Es un gran esfuerzo el que están realizando para llevarles el material a todos los alumnos, por eso muchos maestros quieren volver a las clases presenciales donde hay un horario y donde se recibe a todos al mismo tiempo, actualmente no hay horarios y recibís preguntas sobre las tareas todo el tiempo”, detalló Pereira.

Olivera describió una situación muy similar en Secundaria: “Hay un enorme esfuerzo de todo el cuerpo docente en poder llegar a contactarse con el estudiante. El docente no está por fuera de lo que le pasa al conjunto de la sociedad, por ejemplo muchas compañeras son jefas de hogar que tienen hijos o adultos mayores a cargo, y que además tienen que cocinar o limpiar su casa; todo esto hoy lo tienen que hacer sin un horario de trabajo definido ya que se trabaja todo el día porque los estudiantes, obviamente, no responden todos al mismo tiempo a las tareas”.

Otra de las alternativas que la FUM está instrumentando son los espacios radiales. Uno de estos espacios es dentro de Radio Butiá, una radio de programación musical que en este momento ha incorporado contenido educativo; desde allí, todos los días a las 10 de la mañana se llega a los niños por medio de programas de enseñanza. Otro de los espacios es en la 1410 AM Libre, donde a algunos maestros se les cedió un lugar para un espacio llamado “En el país de las maravillas”, en el que todos los días a las 16 horas, se lleva adelante un programa en el que se realizan narrativas para niños, usando desde literatura hasta intercambios de recetas de cocina.

“Nos estamos ingeniando de todas las maneras posibles para que los niños puedan llegar con un rezago menor del que van a llegar algunos, los que sabemos que, por más radio o medios alternativos que haya, no tienen las condiciones necesarias para acceder porque sus familias se han quedado sin ingresos o los han visto disminuidos, o porque tienen preocupaciones mayores que no pasan por si el niño tiene determinado contenido educativo o no”, expresó Pereira.

Cuando todo vuelva

La FUM sostiene que los niños que no están pudiendo acceder a las clases virtuales “van a tener un rezago” considerable, y dijo que le han planteado el tema al Codicen y que lo harán con el Consejo de Educación Primaria. “Planteamos que se piensen programas para acompañar a estos niños en la vuelta presencial, de alguna manera tienen que existir decisiones políticas y educativas que apunte a atenderlos directamente, de la mano con la vuelta a la presencialidad en las clases. Pero no somos inocentes y sabemos que eso demanda presupuesto”, agregó.

Olivera asegura que varios docentes le comentan que muchos estudiantes no se quieren conectar por Zoom porque no quieren que se conozcan las condiciones de su casa, y remarcó que “este relato de los docentes no es algo aislado, es la constante”. “Estamos en contra de que nos quieran dejar de forma permanente algo que se está realizando en una situación excepcional, además algo que funciona mal”, se adelantó a decir Olivera.“Quien piense que la educación puede hacerse en estos niveles sin el docente, en realidad tiene un planteamiento político-ideológico muy fuerte que sin lugar a dudas va adaptado al tema de la privatización y la sustitución del docente por elementos tecnológicos; esto es impensable desde nuestro punto de vista. La relación laboral que nosotros tenemos con el Estado es a partir de definir condiciones de trabajo en la presencialidad, no en la virtualidad”, expresó el presidente de Fenapes.

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