El silencio es tan duro como la espera. Las salas están completas, casi todas en penumbra, alumbradas apenas por una luz vacía, asustadiza. Ellas se miran unas a otras, quizás alguna siente que será a quien le toque quedarse más tiempo dentro del consultorio. Si eso pasa, no es bueno. El miedo a ser la próxima sobrevuela en el ambiente, el miedo se puede palpar a simple vista.
Pasan de a una, con un intervalo de cinco minutos que a veces se estira un poco más. Adentro les espera un momento de incertidumbre. Desnudas, desprendidas de la cintura para arriba, ahí paradas, las examinan. Una plancha fría aplana los pechos para analizar cuidadosamente qué hay oculto, qué se esconde bajo esas fibras que amamantan, que dan placer. Algo que crece en silencio puede destrozar su vida en poco tiempo.
Siempre las salas son tenues y frías, muy frías, tan gélidas que paralizan el alma. Las enfermeras no hablan, se mueven sigilosamente, observan, son como guías turísticas en los pasillos de las clínicas que realizan los exámenes de mamas. Esas a las que todas tratan de evitar, pero a las que no se puede dejar de asistir. Ninguna disfruta el viaje. Muy por el contrario, perciben la misma sensación que tiene un niño cuando va por primera vez al tren fantasma: ¿Qué habrá al final del pasaje?
La curiosidad es lo primero que lleva a abrir frenéticamente los sobres cerrados con los resultados, todas miran apuradas y angustiadas el resultado final. Los rostros describen sin tener que leer lo que ha tocado. Unas caminan presurosas a la salida, otras simplemente toman asiento y bajan su mirada. Una y otra vez se repite la misma escena.
Todos los 19 de octubre el mundo abraza esta causa. Los lazos rosa aparecen y se multiplican para intentar concientizar y prevenir el cáncer de mama. Actividades, manifestaciones, marchas y fotografías invaden por todos lados como un río que busca dar un baño de realidad.
Uruguay asusta
En Uruguay cada año mueren más de 700 mujeres por cáncer de mama, según datos publicados por el Ministerio de Salud Pública (MSP). En diálogo con Sala de Redacción, el director de la Escuela de Mastología -subdisciplina que estudia las patologías del seno-, el doctor Guillermo Laviña, dijo que es la enfermedad que causa más muertes de mujeres en Uruguay y que, si bien “hemos logrado conductas como la implementación de mamografías en el carné de salud”, se necesita “el empuje de todos, más allá del mes de octubre”.
– ¿Uruguay hace investigación sobre el cáncer de mama?
– Hay grupos de investigación, muy buenos grupos de tratamientos mastológicos. Están muy centralizados en la capital, faltaría mayor salida al interior. En la Sociedad de Mastología o en la Escuela tratamos de salir a hacer charlas, no solo a los médicos, salir a hablarle a la gente. La gente se interesa, va, escucha y hay que tener la capacidad de que entiendan por qué hay que hacerlo: para que se cruce la buena información del médico con la exigencia correcta del paciente. Todos tienen información en todos lados, el paciente también puede leer cualquier cosa. Están saliendo unas pautas del MSP, hay pautas de la Sociedad Uruguaya de Mastología y de la Sociedad Uruguaya de Radiología, es bueno que la gente se nutra de ahí.
-¿Se ha difundido que hay un gen que se puede detectar y anticipar al cáncer?
– Todas las enfermedades oncológicas y cánceres tienen algún tipo de modificación genética, que hace que la célula normal se transforme en una célula cancerígena; la predisposición puede darse por antecedentes familiares. No todos los pacientes son para hacer estudios genéticos, la transmisibilidad genéticamente alta es en pacientes en quienes el cáncer de mama aparece antes de los 45 años, cuando hay antecedentes de bilateralidad del cáncer de mama o de ovario. Hay una forma de presentación que lleva a pensar que ese paciente debería hacerse un estudio genético; igual, cuanto más sepamos genéticamente del cáncer de mama, mejor.
– ¿Qué información arroja un estudio genético?
En grandes titulares, el estudio de los genes del paciente nos puede dar que tiene riesgo genético alto, intermedio o bajo. Según el riesgo son la recomendaciones que le damos. Los más famosos son los BRCA1 y BRCA2, que son los más viejos, de 1991 y 1993. Ahí se descubre la predisposición a tener un alto riesgo genético de cáncer de mama y ovario. Con el paciente que tiene más de 80% de posibilidades de tener cáncer se toman conductas como un control más estricto y con una variación de imagenología, por ejemplo, resonancias u otros estudios o una mastectomía para reducción de riesgo. Después hay que seguir controlando con alguna ecografía y no es solo las mamas, en los ovarios también.
Las técnicas quirúrgicas han ido evolucionando, logrando resultados estéticos excelentes y funcionales. Solo a 5% de las pacientes a quienes se le sacan las mamas por disminución de riesgo se le encuentra algún cáncer. Generalmente es una paciente joven, a la que estéticamente tenés que cuidar, que no tiene una enfermedad sino un alto riesgo. Estás previniendo y con las técnicas hoy se logra un resultado espectacular.
– ¿El estudio de alteración genética tiene un costo para el paciente?
– Depende del lugar. De todas formas, pasamos de estudios que salían miles de dólares y estudiaban dos genes a tener estudios de paneo genético, que estudian treinta o cincuenta y pico de genes. Empiezan a aparecer genes nuevos y te pueden dar un riesgo moderado o bajo o alteraciones inespecíficas. Hay genes alterados que hoy no significan nada, pero quedás en una lista: si hacen un estudio y sale eso, se te llama para avisar y se hacen recomendaciones. Acá en Uruguay tenemos para hacer todo y salen siete veces menos, la accesibilidad es costosa, pero es bueno, rápido y tenemos todo para brindarle a la paciente. Diferentes tipos de operaciones, el control con diferente imagenología, todo.
– Cuando se sacan los senos por cáncer de mama, las mujeres sienten una mutilación, ¿los implantes son una opción?
– “Sí, se ponen implantes. Hoy en día 80 u 85% de las cirugías mamarias son tratamientos conservadores de mamas. Por la relación tumor/mama podemos sacar solo el tumor de la mama y luego tratar la axila. En la axila son tumores precoces y eso es negativo, entonces, se hace una biopsia de ganglios centinela. Cuando tenés programas de control de la población, como la mamografía, se puede encontrar tumores muy pequeños que permiten tener buen pronóstico y tratamientos chicos, rápidos y con muy buen resultado.
En el mundo hay una tendencia a empezar a actuar en la otra mama para poner mas prótesis o expansores, que es como una prótesis desinflada que se va inflando, a veces en un segundo tiempo. Es muy personalizado, depende de la paciente. Hay veces en que la paciente pasa por un tumor y te dice que le saques todo, al poco tiempo sigue su vida, no está pensando en eso y en cuatro o cinco meses le va a importar lo estético. Otras no quieren sacarse nada y tienen miedo, a esa paciente hay que explicarle que hay excelentes técnicas, con colocación de las prótesis. Hay muchas soluciones para cada caso y paciente, incluso para quienes fueron tratadas hace años y no tuvieron la suerte de tener ese desarrollo estético. Hoy en día se puede recuperar esa imagen, porque si no la paciente recuerda el tumor cada vez que se ve.
– ¿Qué hace falta en Uruguay para lograr una mayor concientización del tema?
– Educar a los médicos y a la gente. Campañas, que lo entiendan, unificar criterios, entender qué es lo importante para poder acompañar el tratamiento de la enfermedad. Por ejemplo, hay muchos estudios que muestran que en algunos casos de cáncer es bueno empezar con tratamientos sistémicos, o sea, haciendo la quimioterapia antes que la cirugía y después operar. Se aplican las técnicas y dependiendo de cómo haya respondido el tumor se define la cirugía que haya que hacer. Hay un grupo de pacientes que se beneficia de ese tratamiento.
Hoy la resonancia mamaria no está dentro del Plan Integral de Atención en Salud, o sea, en la lista de procedimientos que las mutualistas están obligadas a prestar con un arancel accesible. Ahí están la mamografía y la ecografía, pero no la resonancia. Si le pido una resonancia a la mutualista y sale 30 mil pesos, hay pacientes que no lo pueden costear. Increíblemente hay una paradoja, un paciente que se atiende en salud pública puede acceder a una resonancia y en la mutualista a veces cuesta más. Estamos muy bien en cuanto cómo estamos tratando los cánceres, los centros están muy actualizados, por lo menos en Montevideo y algunos departamentos. Habría que reorganizar a las pacientes del interior para poder brindarles a todas las mismas posibilidades, ya sea de salud pública o mutual.
Trabajo conjunto
Dame tu mano es una organización sin fines de lucro que nació para ayudar y contener a las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama. Su presidenta y una de las fundadoras, Sonia Waisrub, narró a Sala de Redacción los objetivos fundamentales de la organización. Además de brindar contención, mantienen un lugar para alojar a las pacientes que vienen del interior del país a realizar sus tratamientos de radioterapia en Montevideo y dada su situación económica no tienen donde alojarse.
Para Waisrub, la contención que necesitan esas mujeres es fundamental: “Poder hablar con alguien que haya pasado lo mismo que ellas, que las entienda, tranquilizarlas y acompañarlas desde nuestro lugar como paciente de años. Explicarles que hoy los tratamientos son personalizados y que cada una va a tener el tratamiento que le corresponda”.
“Ante un diagnóstico de cáncer de mama, lo más importante es no estar sola”, mencionó Waisrub y refirió a la importancia de los vínculos. Al respecto agregó que “desde la organización creemos que consultar en un grupo de ayuda o asistir a uno significa un gran beneficio, porque la gran mayoría son mujeres que han pasado por lo mismo que está viviendo la paciente”.
“Sabemos que sí se puede salir adelante, hoy en día se puede tener una muy buena calidad de vida y desmitificar que cáncer es igual a muerte”, indicó, y aclaró que la detección temprana es clave a la hora de salvar vidas, para lo que las mujeres deben cuidarse, controlarse y examinarse. La asociación cuenta con una sede ubicada en la Garibaldi 2416, donde reciben a las pacientes y realizan reuniones semanales los martes, además de otras actividades como la disposición de pelucas.