La voz de La Trampa y actualmente de Spuntone Mendaro y de Proyecto Bifröst, Alejandro Spuntone, conversó con Sala de Redacción sobre el nuevo disco que sacará en los próximos meses. No quiere “colgarse” de lo que ya hizo, sino encontrar nuevos caminos y así respetar la historia. Afirmó que gracias a la música, se siente con “juventud eterna” y exteriorizó sus ganas de tocar en público, más aún después de la interrupción impuesta por la pandemia. Charló sobre La Trampa, una de las bandas más convocantes de nuestro país: del período de comienzos de los 90 a 2010, de cómo fue la vuelta en 2017 y la actitud honesta que implicó volver y dejar de tocar. Por lo difícil que es vivir del arte en Uruguay, considera que “seguir haciendo música en este país ya es una actitud de rock”. Suele expresar su opinión sobre temas sociales y políticos en las redes sociales; al ser consultado sobre esa faceta, comentó que su forma de hacer política es mediante canciones, y aclaró que no se refiere a la política partidaria, que ese “es un error al que te quieren llevar aquellos que no quieren que hables de cosas que tenés que hablar”.
El nuevo camino musical
-Formaste Proyecto Bifröst junto a Diego Caetano y el año pasado lanzaron el disco Onírico, que está orientado hacia un sonido heavy metal. ¿Cómo te sentiste en ese género?
-Para mí fue un poco volver a las raíces, es la música que me gustó toda la vida. Si bien con La Trampa, aunque no éramos una banda de metal ni mucho menos, hubo cierto acercamiento en el disco Calaveras por el uso de las guitarras, siempre tenía esa cuota pendiente. Realizarlo a distancia, escribir la mayoría de las letras y hacer las propias canciones para mí fue un sueño hecho realidad. Pudimos presentar el disco en marzo de este año, ya que Diego [Caetano] vino desde Berlín. Fue como una patriada porque tuvimos que ensayar en siete días con músicos nuevos; fue una experiencia de estrés, pero también de mucha energía con la cual quedamos muy satisfechos.
-Ya desde El Resto de Nosotros agregaste a tu faceta de intérprete la de compositor. Al Proyecto Bifröst le sumaste el atípico proceso de composición desde la distancia, ¿cómo fue?
-Yo venía de trabajar muchos años en La Trampa en donde había dos compositores fuertes como eran Garo [Arakelian] y Sergio [Schellemberg]; fue un aprendizaje encontrarme a la hora de escribir y de tratar de decir algunas cosas. Lo que más me gustó no fue solo trabajar las letras sino ponerle melodías a ciertos instrumentales que tenía Diego, fue un laburo muy lindo porque cada uno de nosotros dejó fluir al otro y lo que hicimos fue sumar energía. La distancia ahora es casi que la nada misma, nosotros ya veníamos haciéndolo desde 2019, no fue algo que surgió a partir de la pandemia, lo que sí hizo fue agilizar el proceso. Le mandaba las cosas desde mi casa y después grabé las voces en el estudio con Lalo Sánchez, mi técnico en Spuntone Mendaro. Después, mostrarles las canciones a los amigos y que la gente para que las escuchara fue algo sumamente copado y que vamos a seguir haciendo.
-Están grabando un nuevo disco con Spuntone Mendaro. ¿Qué se puede esperar de él?
-El nuevo disco con Mendaro lo tenemos para grabar de hace casi tres años, fuimos largando temas pero queríamos terminar de armarlo y la idea es que salga en setiembre u octubre. Las partes vocales, guitarras, baterías y bajos ya están todas grabadas, solo faltan unos arreglos. El disco va a constar de once canciones, tres ya salieron: “Instante de paz”, “Tras la nube” y “Silencio”. Es un disco de canciones inéditas y estamos re contentos con el resultado final, porque mantenemos eso de componer y colaborar con amigos: va a haber una canción con Marcelo Oliveira, baterista de Traidores, y una letra de Franco Correa. También musicalicé dos letras de una tía de mi esposa, que falleció hace casi 40 años y que me pareció como volver a la vida a quien no conocí, pero que pude conocer a través de sus sentimientos en esas poesías. Una de esas letras, la primera mitad está escrita por ella y la otra mitad por mi esposa, ya que sentía que le faltaba una resolución y le pedí que la escribiera. Me pareció una cosa mágica poder interlazar esas dos generaciones a través de una canción, en donde una le contesta a la otra con tantos años de diferencia. Hicimos una canción que para mí es emocionante desde todo punto de vista.
-Sos parte de La Voz, en Canal 10. ¿Qué consejo le darías a un joven que se está iniciando en el mundo musical?
-Yo trabajo en Canal 10 desde hace muchos años pero es la primera vez que hago algo relacionado directamente con la producción; participé en el casting y después se me propuso ser parte del equipo de asesores vocales. No soy mucho de dar consejos, lo que sí digo es que cantar es un acto hermoso y ni un concurso ni un certamen te lo puede sacar, ni siquiera en un país donde ser músico es asimilar que te van a preguntar de qué vivís porque es difícil llevarlo adelante como un medio de vida. Aconsejo que nunca dejen de cantar si les gusta, lo que te tiene que movilizar es interpretar y tratar de dejarle algo a alguien en el momento que te escucha. El acto de cantar es intentar comunicar y conmover a otros.
En este programa a lo que apunto con las personas que trabajo es a tratar de comunicar, qué dice la letra, qué transmite y hacer olvidar la versión original; un poco lo que me llevó ser un intérprete en todos los discos de La Trampa y ahora de las propias cosas que escribo. En las ramas del arte, cuando veo un cuadro, leo un libro, escucho una canción, me tiene que generar alguna cosa, que me emocione, que me haga reír, el arte pasa por el lado de dejar una vivencia. Eso es a lo que apunté toda la vida como cantante y ahora en mi rol de coach o de compositor también.
El rock y la historia
-A pesar de que las influencias siempre están y el rock es un culto en sí mismo, ¿por qué se han impuesto diferentes géneros en los últimos años? ¿El rock está muerto?
-En todas las épocas hubo música de todo tipo. Ahora están los traperos y es interesante ver lo que escriben, hay una frase que me quedó y decía “somos el nuevo rock n’ roll le guste a quien le guste”. Me gustó esa actitud, justamente de meter ese dedito en la llaga sobre todo a los rockeros más ortodoxos. La música es hija de los contextos, quizás el nuevo rock y el punk está más manifestado en el trap.
-Quizás la rebeldía está ahí ahora…
-Quizás la rebeldía está más ahí, la revelación contra lo establecido. Porque los rockeros también en un momento se vuelven parte del sistema de lo que ya está establecido y entonces está bueno que alguien venga y lo patee, me parece sumamente interesante. A mí me gusta escuchar más la melodía y el trap capaz no lo tiene tanto, pero respeto toda esa búsqueda.
El rock no está muerto, hay que buscar dónde está, capaz que está en bandas que uno no conoce. Antes nosotros salíamos a ver recitales a un lugar porque sabíamos que tocaba una banda, no sabíamos quién estaba, pero íbamos igual porque era donde había bandas en vivo. La gente tiene que retomar esa energía de ir a consumir música a los lugares donde se toca en vivo, porque es ahí donde la música existe realmente. Después de lo que nos tocó vivir en pandemia, hay en el aire una energía en los músicos, de ganas de tocar. Yo tengo pilas de ganas de tocar, porque es donde uno se siente vivo como artista; puedo hacer miles de canciones pero hasta que no las toque siento que no vivieron. Creo que el rock no se murió, seguir haciendo música en este país ya es una actitud de rock.
Tuve la suerte de que me han convocado para concursos y he escuchado muchísimas bandas, me interesa ese músico que hace cosas y que no está esperando nada de nadie. Yo soy de la escuela que me gusta tener el disco en la mano. Las generaciones nuevas casi que no lo conciben, ya los suben a las plataformas, pero yo con casi 50 años siento que no terminé el disco hasta que no tengo el diseño, la tapa, el nombre; cosas que me quedan de ser un tipo de la generación de los 70.
-Escribir canciones que tengan conexión entre sí y marquen un momento en tu vida.
-Claro, en el disco el orden tiene un porqué, el nombre tiene un porqué. Se ha perdido esa obra del disco conceptual porque una canción abre el disco, porque otra lo cierra y porque pasan las cosas que pasan. Yo sigo pensando con Guzmán [Mendaro] y Diego [Caetano] que está bueno mantenerlo como una obra en general y no como canciones sueltas, para que por lo menos alguien lo escuche en el orden original; después lo va a desordenar como todos porque en un disco de diez canciones, tres o cuatro eran tus favoritas. Hay muy pocos discos que uno escuche todos los temas, me pasa con Back in black ,de AC/DC, que es el primer disco de rock que escuché.
-Además de Back in black, te han influenciado discos como Nevermind, de Nirvana, Ten, de Pearl Jam, y The Black Album de Metallica. ¿Qué otros discos te han marcado?
–Montevideo Agoniza (Traidores), Somewhere in time, de Iron Maiden y Electric, de The Cult, son discos que me marcaron mucho.
-Ahora que nombraste a Traidores, ¿cómo fue la conexión con Víctor Nattero para iniciar El resto de nosotros?
-Nos conocíamos de la vuelta, Víctor y Garo [Arakelian] eran amigos. Pasaron los años y después que La Trampa dejó de tocar, me llamaron con Marcelo [Olivera, baterista de Traidores] para armar un proyecto nuevo y ahí surgió El Resto De Nosotros que fue maravilloso y sacamos un disco que para es mí divino. Creo que hoy que pasaron casi nueve años de haberlo sacado se le está dando más pelota que en aquel momento, esas cosas que pasan acá.
Víctor es un compositor brillante de la música uruguaya, no hay con qué darle con eso. Luego volvieron tanto Traidores como La Trampa y quedamos ahí en la nebulosa y no nos volvimos a rearmar.
-¿En algún momento se puede retomar este proyecto?
-Sí, nunca cierro las puertas de nada porque la vida es muy dinámica.
-La Trampa volvió en 2017 y llenó cinco Teatros de Verano, fue la primera vez que gran parte de las nuevas generaciones pudieron ver a la banda en vivo. ¿Por qué duró lo que duró la vuelta de La Trampa? ¿Fue muy efímera o fue el estallido necesario? ¿Quedaste conforme?
-Es como todas esas cosas, se dio en un momento de charla y de juntada, un desborde sin pensar que pasara todo lo que iba a pasar. Si bien sabíamos que teníamos un público fiel, nunca pensamos en hacer cinco Teatros de Verano. Fue una especie de sorpresa linda pero, a la vez, la vorágine de cómo armarlo. Después, estuvimos casi un año tocando hasta que la banda se separó de vuelta. Fue con subibajas, cosas que uno pensaba que habían cambiado y no cambiaron, con cosas que se daban peores y cosas que se daban mejores; pero duró lo que tenía que durar y listo. Yo quedé conforme en que fuimos honestos para la vuelta y fuimos honestos cuando se terminó. Podríamos haber seguido haciendo la plancha hasta el día de hoy siendo la banda más convocante de nuestro país y sin embargo se optó por arrancar de cero. Fue divino y tengo los mejores recuerdos a pesar de alguna cosa que no fue tan linda, pero el saldo fue positivo. Queda la sensación de decir qué hubiera pasado si se seguía, pero fue la comprobación, una banda que no tuvo muchos apoyos y no era de las más difundidas, y sin embargo creo que fuimos la banda más convocante, y no sé si no lo seremos hasta hoy. Eso está bueno, te deja una sensación de orgullo de las cosas bien hechas, cada uno hizo su parte y cada uno generó eso; a mí me queda la paz de que eso estuvo bien y ahora hay que remarla, yo en mi caso sin colgarme de eso. En Spuntone Mendaro tocamos 25 canciones habitualmente, de las cuales hacemos un tema de Hereford y uno de La Trampa como parte de nuestra vida; por ese respeto y porque queremos ganarnos el lugar en base a otra cosa. Yo voy a ser el cantante de La Trampa toda la vida y él va a ser el guitarrista de Hereford toda la vida, pero eso es parte de nuestra historia de la cual tenemos mucho orgullo pero de la que no queremos colgarnos siempre. En octubre va a hacer doce años que intentamos buscar nuestro camino y hacerlo por otro lado es lo más honesto que podemos hacer.
-¿Cuál fue la mayor experiencia que viviste arriba de un escenario y en tu carrera como músico?
-Fueron muchas. Tengo un gran recuerdo de haber hecho el Teatro Solís con Spuntone Mendaro, una cosa maravillosa para nosotros. También el primer Teatro de Verano que hicimos con La Trampa o la salida del primer disco, Toca y obliga: tenerlo en la mano fue una de las cosas más grandes que recuerdo.
-¿Con qué músico o banda internacional te hubiese gustado o te gustaría compartir escenario?
-Sé que es imposible pero me hubiera gustado compartir escenario con Joey Ramone, que para mí fue el primer tipo antihéroe, por lo que representó su historia en particular. El tipo no era fachero, el propio guitarrista le birló a la mujer y siguió tocando, cargó con una enfermedad toda su vida y sin embargo fue el frontman de una de las bandas más influyentes de la historia del rock. Me quedo con esa cosa casi de perdedor con éxito. Yo a Los Ramones los escucho cada tanto, es parte de mi ADN musical, no porque haga cosas similares, porque nunca hice nada similar, pero sí como ese norte en Joey, sobre todo, porque el guitarrista era alguien ultraderechista bastante nefasto como persona, si uno ve los documentales se da cuenta que no era un buen tipo.
El arte y la política
-Muchos artistas no se expresan sobre temas sociales o políticos pero vos siempre das tu opinión, en redes sociales, en campañas o con canciones ¿Creés que el artista, por la influencia que tiene sobre el público, tiene que dar un mensaje sobre temas importantes?
-Desde que empecé a hacer música en La Trampa, o incluso antes, siempre lo he intentado. Las letras dicen algo. Yo expreso mis opiniones políticas en las redes o en canciones porque es un medio que tengo de expresión y es lo que me interesa. No considero que esté mal el artista que no lo hace, sí que digan que el arte no se mezcla con política me parece la cosa más absurda. Que no se mezcle con política partidaria, estoy de acuerdo, yo nunca toqué en ningún acto de un partido. Sí participé en lo que tiene que ver con política de derechos humanos o de una campaña en la segunda vuelta de las elecciones pasadas, porque ya no tiene que ver con un partido sino más bien con modelos a seguir.
Considero que sí, soy un tipo que vive en una sociedad, no vivo en un búnker o en un barrio privado; sufro los mismos problemas que sufre cualquiera. Tengo la suerte de que puedo escribir una canción o decirlo a través de la letra de alguien más, otra gente tendrá programas de radio, lo hará en su trabajo, en un sindicato, en su familia, pero somos seres políticos con los hechos de todos los días. Levantarse e ir a laburar es política, no partidaria, y eso es lo que se confunde y te quieren meter cuando quieren denostar la palabra. La política es un medio para vivir en sociedad, como lo queremos llevar es una cuestión de filosofía de vida. Hay tipos que todo lo piensan desde el individualismo y hay otra gente que no, yo tengo un buen laburo, tengo una linda casa y vivo bien pero me preocupa mucho los que no lo tienen; me encantaría que todo el mundo tenga la misma chance que he tenido yo. Entonces, eso es política.
-En “Cruz diablo”, de La Trampa, fragmentos como “El mate amargo, un pucho y la partida”, “Contó el dinero, pagó el boleto obrero”, “Se fue al laburo un viejo pasajero”, hacen pensar que es la vida, pero también que es política.
-Ese disco en particular, Caída libre, quizás es el más político en particular porque es fruto de un contexto. Tenía “Santa Rosa”, “El oro y la maldad”, “Perdidos en Montevideo”. Todos esos temas eran y son una manera de hacer política, y vuelvo a repetir no es partidaria y es un error que te quieren llevar aquellos que no quieren que hables de cosas que tenés que hablar. Los partidos son personas, que se equivocan y hacen cualquier burrada. Pero el resto es lo que quiere uno, el faro de sociedad al que querés apuntar y yo apunto a una mucho mejor. Mi forma de hacerlo es en canciones.
-¿Qué sentís cuando te agradecen por tu música?
– Me parece maravilloso, porque a mi también me pasa con otros, como me pasó con Los Traidores, Los Estómagos y con Los Ramones, las bandas sonoras de mi vida. Que a alguien le pase lo mismo con cosas que hicimos nosotros también es maravilloso. Todo lo frustrante que tiene hacer música acá o estar esperando siempre pegar un éxito para poder vivir de lo que nos gusta hacer pasa a un segundo plano y te quedás con las cosas sencillas. Escribir una canción, grabarla, sacar el tema, eso me genera un placer enorme y me libera, me exorciza de cosas negativas. Siento como que me alarga la vida y me da juventud, casi que eterna, te diré.