El poster de la película Madres Paralelas, que debutará en los cines el próximo mes, se hizo visible en las redes sociales. Instagram decidió en un principio suprimirlo a Javier Jaén, quien lo diseñó, y a varios perfiles más, por incumplir su política de desnudos o actividad sexual. Jaén lo volvió a subir y aludió: “Como era de esperar @instagram ha eliminado el cartel que hemos hecho”. Pero, por el momento permanece intacto, es más, a través de un comunicado la plataforma se retractó. En diálogo con Sala de Redacción, la periodista Ana Laura Pérez contó que históricamente sucede que “los pezones de mujer suelen ser eliminados y los pezones de hombres no”. Y agregó: “Es un pezón maternando que lo están bajando por considerarlo sexual, y desde el punto de vista del artista no está sexualizado”.

El cineasta manchego Pedro Almodóvar es el director de la película. La producción es de El Deseo, aunque también intervinieron Netflix y la Corporación de Radio y Televisión Española. Forman parte del reparto Aitana Sánchez-Gijon, Israel Elejalde, Julieta Serrano, Rossy de Palma y Daniela Santiago. Milena Smith y Penélope Cruz, por su parte, son las protagonistas: las madres en torno a las que gira el drama ficcional. En cuanto al rodaje del film, tuvo lugar en Madrid, España, desde el 21 de marzo de este año hasta finales de mayo. Madres paralelas inaugurará la 78ª edición del Festival de Cine de Venecia y clausurará el Festival de Cine de Nueva York.

Transgresora

Esta película viene a revolucionar el universo de la industria audiovisual, fiel al estilo de Almodóvar, quien ha captado al público con sus característicos melodramas sobre homosexualidad, muerte, violaciones, abusos sexuales, soledad, entre otros. En este caso se enfoca en el lado b de la maternidad: los secretos más ocultos. Usualmente en el cine se tiende a relacionar la maternidad con la felicidad, el deseo de ser madre, la euforia durante el parto natural; en cambio, en Madres Paralelas se espera la contracara: la imperfección, el sufrimiento, los traumas, las exigencias y la implicancia de ser madres solteras.

“Es la historia de dos mujeres, Janis y Ana, que coinciden en la habitación de un hospital donde van a dar a luz. Las dos son solteras y quedaron embarazadas accidentalmente. Janis, de mediana edad, no se arrepiente y en las horas previas al parto está pletórica. La otra, Ana, es una adolescente y está asustada, arrepentida y traumatizada”, cuenta la sinopsis que compartió la productora de cine y televisión El Deseo.

Censura en Instagram

El poster considerado “tabú” por Instagram plasma un pezón femenino con una gota de leche materna desprendiéndose, encuadrado en el ojo de una persona. Se trata de una metáfora gráfica: un ojo que deja caer una lágrima, la maternidad y el dolor, la contradicción entre el deber ser. 

No es la primera vez que una red social elimina este tipo de contenidos por considerarlo “sexual explícito”, lo hace cada vez que aparecen cuerpos desnudos de mujeres y no cuestiona si es producto de una producción fotográfica, un gusto personal o, como en este caso, el cartel de promoción de una película, sino que todo contenido es considerado sexualizado y, en consecuencia, prohibido. Por esta razón, surgió hace pocos años atrás #FreeTheNipple, un movimiento que cuestiona la sexualización de los pezones femeninos. 

Un caso muy sonado fue la fotografía de la niña de Nalpam -que aparece desnuda y gritando en un contexto de guerra en Vietnam- que Facebook censuró. En relación a esto, Pérez afirmó a SdR que en esa imagen “no hay nada sexualizado” y a su vez no se tuvo en cuenta el contexto, “punto que debería ser muy relevante”. Sin embargo, no es casualidad que suceda, ya que es “una de las cosas más difíciles de enseñarle a hacer a una máquina”, encargada de la moderación de contenidos que violan las normas comunitarias de la red social.

El principal motivo por el que se dan este tipo de problemas, sobre todo con “personas de países periféricos o desconocidos”, pero no con “famosos”, “países centrales” o “un director de cine o portada norteamericana”, es la utilización de “sistemas de detección automatizados”, dijo Pérez. Esta práctica se utilizó con frecuencia cuando la covid-19 golpeó más fuerte, por lo que, aumentó la “censura” y “las tasas de error” en “temas sensibles”.

Según Pérez, pocas veces se recurre a la intervención humana, sólo en caso de haber “dudas o problemas” o que se trate de figuras públicas. De igual manera, existen fallas, ya que las personas a cargo “no hablan el idioma o no conocen la cultura” del país en cuestión y por lo tanto aplican “preceptos morales, éticos y legales” pertenecientes a la cultura estadounidense. Es el caso del cartel de Madres paralelas, que fue eliminado bajo los parámetros de Estados Unidos, país que entiende que “el pezón femenino es más grave que las imágenes de violencia”. En cambio, para la cultura española “el pezón no es un problema”, explicó Pérez. Es más, si se tiene en cuenta la filmografía de Almodóvar; “desnudos, escenas sexuales, gente atada”, se podría reparar en que “un pezón de madre para él no es sexualmente explícito”. 

Para Pérez el problema en cuestión es: “¿Qué es lo que vos consideras sexualmente explícito?”, ya que es “una construcción cultural y no todas las culturas construyen la misma idea”. Por ejemplo, en la cultura islámica el tobillo, el escote o el pelo son catalogados de esta manera; en cambio, en la cultura sueca “la desnudez no es un problema”. El tema es que se le aplica a todas las culturas “la definición WASP”, es decir, blanco, anglosajón y protestante. 

Asimismo, existe una diferenciación en cuanto a si los pezones son femeninos o masculinos, al reproducirse de forma tajante los valores de la cultura norteamericana en los procesos de decisión. “Si vas caminando por la calle y un varón se saca la remera en Miami no pasa nada, en cambio, si la remera te la sacás vos, probablemente te agarre la Policía”, comentó Pérez. Por lo tanto, es una problemática que trasciende lo digital e implica un cuestionamiento en la vida diaria, ya que “no discutimos la existencia de un pezón masculino”. De hecho, “los varones pueden circular con sus pezones al viento y las mujeres no podemos”, especificó.

También existe desigualdad dependiendo de si sos o no una figura pública con cuenta verificada. Es el caso de la actriz  Cruz, quien no tuvo problema al subir el cartel de Madres paralelas, por ser conocida “en el mercado norteamericano” y porque “ese contexto sí fue tenido en cuenta”, lo que vislumbra el “peso de lo hegemónico”, sentenció Pérez. Lo mismo ocurrió con el ex presidente norteamericano, Donald Trump, quien cometió ciertas irregularidades y pese a eso su cuenta no fue cerrada en aquel momento; sin embargo, a otra persona le hubieran “bajado la cuenta a los 10 minutos”. Según explica Pérez, estas diferencias no sólo suceden en Estados Unidos, sino que también en “cualquiera de sus mercados dominantes”: Brasil, China, India y Europa. En este sentido, para Pérez las redes sociales deberían transparentar en sus términos y condiciones “cómo funcionan los procesos de moderación”. Por ejemplo, en ninguna parte indica que “no se puede publicar pezones”, así como tampoco refieren al “tratamiento diferencial de las figuras”.  

“Hacemos excepciones para permitir la desnudez en ciertas circunstancias, lo que incluye cuando hay un contexto artístico claro. Por lo tanto, hemos restaurado las publicaciones que comparten el poster de la película de Almodóvar en Instagram, y lamentamos mucho la confusión causada”, decía el comunicado que envió Facebook vía email, según el periódico chileno La Nación.

Mientras, Almodóvar agradeció la difusión del poster con un posteo en Twitter a cargo de su hermano Agustín Almodóvar: 

FacebookTwitter