Esto está mal. No debería estar aquí. Debería estar en el colegio, del otro lado del océano. Aun así, ustedes se acercan a los jóvenes buscando esperanza. ¿Cómo se atreven?”. Con estas palabras, la activista Greta Thunberg abrió la cumbre sobre la acción climática de la ONU, celebrada el lunes 23 en la ciudad de New York.

Con 16 años, la joven sueca se ha convertido en uno de los íconos en la lucha contra el cambio climático, más específicamente, contra quienes niegan el problema. En agosto de 2018, Thunberg hizo una protesta frente al parlamento de Suecia y rápidamente obtuvo la atención de las masas; así se originó el movimiento Fridays For Future (Viernes por el futuro) en el que jóvenes de varios países, entre ellos Uruguay, militan en búsqueda de respuestas de los líderes mundiales. 

En la cumbre, Thunberg hizo frente a los representantes de casi 70 naciones. Donald Trump, presidente estadounidense y uno de los mayores negadores del cambio climático, estuvo diez minutos pero se retiró antes del discurso de la activista. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, no formó parte de la instancia y en la asamblea general del martes desestimó la preocupación internacional ante la devastación de la Amazonia. Quien sí estuvo presente fue el representante de China, uno de los países que genera mayor contaminación. El apoyo de estas naciones está lejos de lo que se necesitaría para revertir el impacto del cambio climático, y pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos propuestos por la ONU. 

Conseguir que las naciones establezcan “planes concretos y realistas para mejorar sus contribuciones concretas a nivel nacional para 2020, siguiendo la directriz de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45 % en los próximos diez años y a cero para 2050” fue uno de los objetivos propuestos por la ONU para esta cumbre.

Por más de 30 años la ciencia ha sido clara. ¿Cómo se atreven a mirar al costado, venir y decir que están haciendo lo suficiente, cuando las políticas y soluciones necesarias siguen sin aparecer por ningún lado?”, acusó Thunberg. Su discurso es crítico y directo y ha motivado la movilización de miles de jóvenes, un fenómeno similar al que generan las celebridades, pero con el medio ambiente como causa. 

Algunos políticos respondieron a los comentarios. El primer ministro de República Checa, Andrej Bavis dijo que Thunberg tiene “ideas interesantes”, pero no cree que un discurso “emocional e incluso histérico lleve a un debate racional”. Sin referenciar a la activista, el primer ministro de Fiji se solidarizó con la juventud “harta de ver cómo su futuro está secuestrado por naciones demasiado ciegas”, e instó a los líderes a que tomen riendas en el asunto. Otros países se comprometieron a cumplir con los objetivos climáticos fijados para 2030. Trump no habló sobre el cambio climático aunque utilizó las redes sociales para hacer un comentario sobre la activista que muchos tomaron como burla. “Parece ser una joven muy alegre que desea un futuro brillante y maravilloso. ¡Que lindo!”. Thunberg respondió utilizando la frase como el encabezado de su cuenta de Twitter palabra por palabra. También se refirió a los comentarios agresivos que recibe en Internet: “Los haters están más activos que nunca. Atacan mi apariencia, mi ropa, mi comportamiento y diferencias. Se les ocurre cada teoría conspiratoria y mentira posible. Parece que cruzarán cualquier límite con tal de desviar el foco, ya que les desespera tanto no hablar de la crisis climática y ecológica”

Una obsesión sana

En agosto de 2018, Thunberg comenzó una campaña unipersonal para generar acción política por el cambio climático a la que denominó School Strike for Climate (Huelga escolar por el clima). Con el correr de los meses la prensa comenzó a prestarle atención. Encontrar el disparador de su popularidad repentina parece ser difícil, pero su familia podría ser una pieza importante: su padre y abuelo son productores de cine, y su madre, además de actriz, es cantante de ópera y representó a Suecia en Eurovisión, una de las competencias más reconocidas del viejo continente. 

Tengo Asperger. Por ello las cosas las son blanco o negro. Veo a las personas al poder y me pregunto cómo hicieron las cosas tan complicadas. Escucho que las personas dicen que el cambio climático es una amenaza existencial y aún así los veo actuar como si nada ocurriera”, reveló la joven.

El síndrome de Asperger pertenece al trastorno del espectro autista. Sus padres le atribuyen a él un papel importante en la preocupación de su hija por el medio ambiente, y lo mismo dice Thunberg con respecto a la visión crítica que tiene sobre los líderes mundiales, sin miramientos y con una dialéctica directa y brutal. El portal español ABC describe este síndrome como un “trastorno del desarrollo que afecta la interacción social verbal y no verbal”, a pesar de contar con un lenguaje fluido y en muchos casos “una capacidad intelectual media e incluso superior”. Entre los síntomas destaca el “interés obsesivo del niño en un objeto o tema único”. En 2020 los padres de Thunberg publicarán un libro con la historia familiar, pero en el adelanto de la obra cuentan que su hija sufrió mutismo selectivo debido a su fijación por el tema.

Cuando comenzó su protesta, el ausentismo escolar de la joven era constante; meses después entendió que debía regresar a sus estudios y se fijó los viernes como el día para continuar con su lucha. Con la influencia generada en las redes por su familia, figuras públicas y la prensa, la joven se ganó la popularidad que la convirtió en la cara de la lucha contra el cambio climático. De su accionar surgió Fridays For Future, organización de la que ahora es vocera y líder. Existe un equipo de personas que se encargan de la administración y Thunberg cuenta con una representante encargada de administrar todo contacto con ella y lo relativo al movimiento. Fue a partir de una de las organizaciones europeas que Uruguay estableció contacto con la causa para formarse a nivel local. 

Uruguay por el futuro

En nuestro país el movimiento comenzó en febrero. Las redes sociales son el lugar en el que generan mayor atención y movilizan a los preocupados por el medio ambiente. Realizan marchas algunos viernes y en los últimos meses lanzaron una proclama con objetivos a cumplir para mitigar los efectos del cambio climático. Algunas de las figuras políticas que firmaron el documento fueron los candidatos presidenciales Luis Lacalle Pou, Daniel Martínez y Ernesto Talvi.  

En diálogo con Sala de Redacción, Ariana, una de las primeras integrantes de Friday’s Uruguay explicó que el movimiento mantiene un contacto frecuente con la representante de Thunberg. En diciembre la activista irá a Chile para participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ariana reveló que la organización la invitó a conocer nuestro país; independientemente de su respuesta, en diciembre una delegación de Friday’s Uruguay viajará hasta Chile para conocer a la persona que inició todo. 

En este momento la joven se encuentra en Canadá, donde recibió las llaves de la ciudad y brindó un discurso en Montreal. El domingo por la mañana anunció en las redes que la protesta global del viernes sumó cerca de 7 millones de personas. Tan solo en Alemania participaron 1,4 millones de jóvenes. Thunberg se dirigirá a Chile en este panorama, entre críticas y elogios de políticos y figuras públicas, continuando su travesía intercontinental que cuenta con la particularidad de evitar usar medios contaminantes. Para su primera escala por New York, cruzó el océano en una embarcación a base de energía solar que le fue ofrecido por el navegante Alemán Boris Hermann y su equipo. Hasta donde Ariana sabía, el viaje continuará con varias escalas entre bote y tren hasta llegar a Chile en diciembre, de allí confían poder traerla a Uruguay. 


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