La atleta uruguaya, oriunda de Flores, María Pía Fernández describió su pasaje por los Juegos Olímpicos de Tokio como una experiencia “un poco agridulce”. Sin embargo, no cambiaría nada de lo que pasó: en diálogo con Sala de Redacción, afirmó que le enseñó algo más valioso de lo que es el deporte y la superación. 

Volvió de Tokio, en agosto de 2021, con un desgarro en la pierna derecha. Tiempo atrás, había tenido una tendinopatía en la pierna izquierda que no se le curó del todo y que la siente hasta el día de hoy; “lo de Tokio fue un poco por compensación, una pierna compensa lo que la otra no pudo hacer”, expresó. 

“Nosotros muchas veces mostramos la parte linda del deporte, pero no mostramos lo otro; cuando pasó lo de los Juegos Olímpicos mi familia me decía: ‘tranquila, que en cuatro años hay otro’. Pero nosotros realmente lo vivimos como un duelo y que una persona te entienda o viva con la misma intensidad con la que vos lo vivís, te ayuda a salir adelante”, dijo la atleta, que desde niña soñaba con alcanzar en esta competencia, para la que trabajó durante diez años.

Para clasificar a los Juegos Olímpicos hay que entrar entre los 45 mejores del mundo. En ese entonces transcurría la pandemia del covid 19, por lo que el proceso de selección se retrasó un año, así como Tokio 2020. “Pese a que fue muy estresante, cuando clasifiqué fue lo máximo que me pasó en la vida. Di el 120% de mí para poder llegar de la mejor manera posible”, expresó y agregó que cuanto mejor es la preparación de un atleta, más propenso se está a sufrir lesiones. La entrevistada hizo alusión a una comparación a la que acuden todos los que practican este deporte: “cuanto más punta le sacas a un lápiz, mejor escribe, pero también es más fácil que se quiebre. Nosotros llevamos el cuerpo tan al límite que es algo así y yo lo pagué en Tokio”. 

Su pareja, familia y vecinos fueron de gran apoyo cuando volvió al país. “En Flores me esperaron niños con cartelitos que decían: ‘gracias por no rendirte o luchar por sus sueños’. Todos me dieron para adelante e incluso hasta el día de hoy sigo recibiendo mucho cariño, eso es más valioso que ganar una medalla”, sostuvo, emocionada. 

El origen de la resistencia

María Pía tiene 28 años. Empezó su carrera como atleta “casi por casualidad”, cuando su profesor de gimnasia del liceo la descubrió y la invitó a participar en una carrera que había en Flores, Trinidad, su ciudad natal. En la llegada se encontraba el licenciado en Educación Física y Deporte, Sebastián Allende, quien en aquel entonces estaba formando una escuela de atletismo y la invitó a unirse. “Desde ese entonces entreno con él y van a ser casi 15 años de practicar este deporte”, contó. 

En su familia nadie hacía deporte, sin embargo, Pía siempre fue muy activa: hizo handball, básquetbol y fútbol, hasta que conoció el atletismo y, con el paso del tiempo, se convirtió en el deporte de su vida.

“En ese entonces fue muy difícil, en Flores no habían muchos recursos, no teníamos un gimnasio en condiciones. Mi entrenador había comprado unas barras y entrenamos con materiales muy caseros, pero eso nunca fue un impedimento”, contó, y añadió que se desarrolló y consiguió grandes resultados entrenando en una pista de tierra la mayor parte de su carrera.

Pía explicó que viene de un núcleo familiar complejo. Cuando era chica su madre estaba muchas horas fuera de casa y su hermano tomó un camino diferente. “Yo estaba horas y horas en la pista de atletismo porque no quería volver a mi casa”, confesó. Frente a esto, su entrenador hizo muchas veces de padre, amigo y consejero: “charlas que a veces tenés con tus padres, yo las tenía con él porque era la persona en la que más confiaba”, sostuvo. Añadió que muchas veces ha pensado en dejar su vida de atleta, pero que él la ha ayudado para que no desista, que la ha apoyado y le recuerda todo lo que ha pasado para estar donde está hoy.  

Apostarlo todo

En el 2013 se mudó a Paysandú para estudiar fisioterapia en el Centro Litoral Norte de la Universidad de la República; dos años después se tomó un año sabático para dedicarse 100% al atletismo. 

Entre 2015 y 2016 dio un salto en su carrera; logró sus mejores marcas que la llevaron a participar en los Juegos Panamericanos, batió el récord nacional en 1.500 metros con un tiempo de 4:12, ganó dos medallas de oro a nivel de Sudamericano sub 23. “Fue el impulso que necesitaba para darme cuenta de que me quería dedicar a esto y que lo podía lograr”, aseguró. 

En 2017 retomó los estudios y pidió el pase para Montevideo, de esta manera le dio “una vuelta de tuerca” a sus entrenamientos. Comenzó a asistir a buenas instalaciones deportivas y a viajar a España para seguir creciendo y buscar un nivel que no había en Sudamérica.

“Empecé a ir por la temporada de verano, me iba un mes y volvía, después iba dos y volvía hasta que fiché para un club en León, la ciudad española en donde entreno”, contó. Allá entrena con un grupo de mujeres que la motivan y la ayudan a crecer. “Es duro, porque estás lejos de tu pareja, de tu familia, tus amigos, pero realmente el estar solo enfocado, entrenando en un centro de alto rendimiento, con atletas a nivel mundial te motiva y te ayuda a crecer muchísimo”, añadió. 

Running team

María Pía está en pareja con Eduardo Gregorio desde hace ocho años; lo consideraba su referente y amor platónico cuando comenzó en el atletismo: ella apenas tenía 13 años, él 20 y ya competía en campeonatos internacionales. “En el 2015 coincidimos en mi primer campeonato Sudamericano de mayores, en Lima, allí fue que empezamos a hablar mucho más y hasta el día de hoy no nos hemos separado”, expresó. Dijo que es algo “muy gratificante” compartir el día a día con alguien que se dedica a lo mismo que ella: “si un domingo te tenés que levantar a las siete de la mañana a entrenar, lo hace, o te acompaña porque sabe lo que significa para vos; nos apoyamos mucho cuando hay que prepararse para una competencia importante, con la dieta, con los entrenamientos, con cumplir y nos motivamos mutuamente cuando uno u otro no tiene muchas ganas de entrenar”, expresó.

En 2018 Eduardo estaba estudiando para ser entrenador de atletismo y antes lo había hecho María Pía, por lo que decidieron conformar juntos el grupo de entrenamiento “Gregorio-Fernández Running team”. Lo integran corredores amateurs que trabajan en una oficina y salen a entrenar por salud, para distenderse, aún aquellas noches en las que hace mucho frío y “no hay ganas de moverse”, comentó, con admiración. “Este grupo es como la otra cara de lo que hago, por un lado está el alto rendimiento, y por otro el disfrute. Siempre decimos que el atletismo es un deporte solitario, pero en realidad cuando tenés un grupo tan lindo, gente detrás apoyándote o cuando lo compartís así con más personas, se vuelve un deporte colectivo”, consideró.

Volver al ruedo

Tras volver de Tokio trabajó mucho en recuperarse de las lesiones. “Los meses posteriores fueron realmente muy duros, me dijeron que tenía que operarme”, expresó, y añadió que sufrió ansiedad e incluso depresión. 

Para 2022 seguía posponiendo la cirugía y empezó el año compitiendo en los juegos Sudamericanos con la idea de prepararse para el campeonato del mundo que se realizaba en Oregón. Pero fue imposible, “no aguantaba más el dolor y el médico me dijo que si seguía así, corría el riesgo de que en el mundial me pasara lo mismo que en Tokio”, aseguró. 

“Tenía un Haglund, que es como un sobrehueso a nivel del calcáneo, como una espina que te lastima todo el tiempo el tendón, además arrastraba un edema óseo, tenía el tendón súper engrosado”, relató. Frente a esto, decidió bajarse de la clasificación del mundial y enfrentar la cirugía. Afirmó que fue duro a nivel psicológico, pero también físico, porque le llevaría casi un año recuperar su nivel.

Luego de la cirugía y su pronta recuperación, volvió a viajar a la ciudad de León para entrenar y prepararse. Fue un momento desafiantes: “cuando llegué a España casi que no corría, las marcas eran malísimas y no podía seguir a nadie”, expresó. Reveló que al principio fue frustrante, pero que la apoyaron y ayudaron para llegar a las marcas que tenía previo a su operación.

En julio de este año ganó la medalla de bronce en el campeonato Sudamericano que se realizó en San Pablo, Brasil. Pía expresó que había trabajado muy duro para hacer una buena marca en esa competencia y, de esa manera, ganar puntos para los Juegos Olímpicos de París 2024, pero que no se esperaba llegar al podio. “Volver a estar en un podio después de varios años y las lesiones me dio la motivación o eso que necesitaba para decir: ‘sí lo puedo lograr’”, manifestó.

Detalló que esta competencia fue la primera de cinco que se necesitan para clasificar a los Juegos Olímpicos de París. Le siguen los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile que se desarrollarán entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre y para los que la atleta ya se está preparando. El próximo año participará en tres competencias más que le permitan ir por la clasificación a París. “Ha sido un proceso largo, duro, pero que está dando sus frutos. Estoy motivada por lo que viene y mi objetivo fundamental es estar en París 2024”, culminó. 

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