Al ingresar a la Sala Campodónico del teatro El Galpón se puede apreciar, sobre un amplio escenario, la estructura de un apartamento. Un dormitorio, un baño, un living-comedor con cocina integrada, muebles, cuadros y plantas forman parte de lo que es el set de filmación de la serie de ficción Temporario

“Es un ‘híbrido entre teatro y cine’ producto de un largo proceso que comenzó hace más de un año”, detalló en diálogo con Sala de Redacción el actor, director teatral y director del Teatro El Galpón, Héctor Guido.

Producida con el apoyo de Lavorágine Films y compuesta por ocho capítulos, la obra es  resultado del trabajo del elenco y del equipo técnico del teatro en torno a una idea original de la escritora y guionista argentina Esther Feldman.

Temporario fue, para El Galpón, una manera de salir a flote en medio de la paralización de actividades que le impuso la crisis sanitaria al sector cultural. El rodaje de esta producción comenzó la primera semana de julio y según Guido, ya se han rodando seis capítulos.

A pesar de que aún no se ha fijado una fecha de estreno, Guido adelantó que han tenido reuniones con Canal 10 y que se espera que “no pase de fines de setiembre”.

Según Guido, una de las inquietudes que los impulsó a desarrollar el proyecto tuvo que ver con la “desesperante necesidad de generar fuentes de trabajo” y retomar “el vínculo con la gente”. El contacto social es “uno de los problemas más grandes y serios de la pandemia”, agregó. 

-¿Cómo surgió la idea de filmar una serie audiovisual en El Galpón?

-Surge de un proceso muy largo que comenzó prácticamente con la pandemia, analizando la realidad de cómo podía enfrentarse aquí en Uruguay, lo que estaba pasando en el espectáculo, en particular con los teatros y los espectáculos presenciales, donde se había destruido ese puente imprescindible entre la gente y el artista. Muchas salas estaban utilizando un procedimiento llamado “streaming” y como teatro nosotros también lo aplicamos. Fue la primera reacción y en principio la idea era en vivo. Se buscó una herramienta para colocar a demanda obras ya registradas. Pero de todas maneras tenía un defecto muy grande: las artes presenciales tienen como sustancia, justamente, el estar con el público presente y no hay manera de sustituir eso. Pasaríamos a lo que llamamos “teatro filmado”, y no es bueno. Personalmente me niego a llamarlo “teatro” porque es una modalidad totalmente diferente. El teatro implica una relación directa entre quien está en el escenario interpretando y el espectador. Es una dinámica muy particular la del arte en vivo.

Protocolos

Para rodar Temporario se precisó de un protocolo “muy estricto”. Un equipo de sanidad se aseguró de que que permanentemente se cumpliera con todas las pautas, que incluyeron testeos, desinfección diaria de vestuarios y utilería, y uso constante de tapabocas por parte de todo el equipo, a excepción del actor que rodaba la escena. Además, Guido destacó como una ventaja “que no hay nadie que no esté inmunizado con más de 14 días cumplidos desde su segunda dosis”.

Un verdadero reto

Según el director, parte del desafío de Temporario implicó “reaccionar y analizar el desarrollo de los medios de comunicación en el mundo, el desarrollo de las plataformas, y la nueva modalidad de producción”. En base a esto, aclaró que contemplaron la realidad y buscaron mecanismos para revertirla: “hicimos un estudio de nuestras propias fuerzas, con amigos que trabajaban en la disciplina de los audiovisuales, como el cine, la televisión, y llegamos a un diagnóstico respecto al capital del teatro: teníamos un capital fantástico. Vieron un imponente set donde nosotros siempre vimos un gran escenario”.

Asimismo, confesó que otro desafío fueron los guiones porque “no es lo mismo la dramaturgia que la técnica del guión”. Para dirigir al equipo de guionistas, recurrieron a los conocimientos de Esther Feldman y convocaron a profesionales del mundo del cine, como a Pablo Stoll, Laura Santullo y Federico Borgia, entre otros, y a dramaturgos como Gabriel Calderón, Marcos Acuña y Carlos Morelli, que “estaban interesados en ver cómo se procesaba la técnica de la obra de teatro a la estructura del guión”.

Por último, Guido explicó que se entrenó a todo el elenco participante, porque no se utiliza la misma técnica de actuación para un teatro que para un proyecto televisivo.

Nuevas vivencias

“Es una experiencia absolutamente loca. Tan loca como fascinante” admitió. “Para un actor de teatro estar en un híbrido entre teatro y cine y para la gente del cine estar conviviendo con la gente de teatro, es algo realmente mágico y creo que hemos llegado a un producto fantástico que tiene su propia identidad, porque nunca quisimos separarnos estrictamente del teatro”, relató.

A pesar de que se trata de una producción televisiva, según Guido, el interés radica en que el público sepa que lo que se ve se realizó sobre un escenario de teatro. Incluso mencionó que “la serie en determinados momentos, hace referencia visualmente a que eso está sucediendo en El Galpón”. “Este híbrido surge de ser fieles a las dos artes y no digo que estemos inventado pero, quizás estemos llegando a un punto inédito e insólito”, confesó.

¿Cuáles son las cosas buenas y malas que tiene producir un audiovisual?

-Por ahora solo estoy encontrando beneficios. Me parece maravilloso poder adecuarnos a un mundo que exige que estemos en los medios de comunicación masivos;  es imprescindible que manejemos las técnicas para estar a la par de las producciones internacionales que llegan. Lo otro es muy menor. Se requiere muchísimas más horas de trabajo, muchísimo más esfuerzo físico bajo un contexto de crisis económica gigantesca, cuando lo audiovisual justamente requiere de mucho capital. En nuestro caso el capital fue sustituido por ingenio, que también es otro buen capital, pero no es plata.

Ese ingenio del que habla Guido, refiere a las estrategias que buscaron para explotar el capital del teatro y los apoyos externos que lograron a través de fondos como el Programa Uruguay Audiovisual, al que se postularon mediante Lavorágine Film. En este sentido, señaló que si al monto total de inversión que se ha puesto en el proyecto se le suma lo que representa el espacio, el personal y el equipamiento técnico del teatro, entre otros aportes, se estaría hablando de una cifra que ronda los “400 mil dólares”.

Guido reconoció que con esta serie se espera “romper un poco el hielo que existe en una televisión que no tiene presencia de artistas nacionales” y sostuvo que es un “desafío que a nivel de nuestra televisión, podamos reconocernos a nosotros mismos”. Por último sugirió que “va a ayudar también a volver a poner en marcha los teatros” porque considera que “muchas veces la gente va al teatro porque ve al artista en la televisión”.

En referencia a los aprendizajes incorporados durante las grabaciones, el director especificó que todo lo que han transitado los “desafía a que puedan aspirar a mantener de forma simultánea esta producción de contenidos”. Asimismo, agregó que una de las aspiraciones es que el producto pueda circular y se pueda comercializar en el exterior.

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