No quiero formar parte de ese sistema patriarcal en el que nos criaron a nosotros, no lo quiero para mí ni para los jóvenes. A la construcción la conozco de otra forma y quiero mejorarla, así como también al sindicato, algo que ya hemos logrado porque el hecho de que haya compañeras es un paso gigante, pero sé que podemos seguir luchando y las mujeres hemos demostrado que se puede”, expresó Laura Alberti, representante del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA), a Sala de Redacción.

A lo largo de los años, derribar barreras culturales no ha sido tarea fácil. La lucha por los derechos e igualdades entre mujeres y hombres en todos los ámbitos sigue vigente. Hablar de derribar barreras no sólo refiere a dejar atrás diferencias y desigualdades de género, sino también a terminar con el estigma de que ciertas actividades de la vida corresponden única y exclusivamente a unos y no a otros.

Brechas de género

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres), publicaron en julio un análisis sobre las brechas de ingreso por género en el Uruguay que evidenció que la discriminación es el factor más relevante en las diferencias salariales en el ámbito laboral entre hombres y mujeres.

El documento contiene una estimación de un modelo estructural teórico de la dinámica del mercado laboral con microdatos de ocho países de la región (incluido Uruguay) que constata que si no existiera discriminación, la brecha salarial favorecería a las mujeres, ya que se identifica que son más productivas que los varones, por lo que este elemento desfavorece la reducción de las diferencias. 

La participación laboral de mujeres y hombres es diferente. Según los datos del análisis de CEPAL y ONU-Mujeres, prácticamente todos los varones de las edades consideradas (25-59 años) participaban del mercado laboral (el nivel de actividad masculina nunca baja de 93%), mientras que la participación de las mujeres era de 81% en 2018.

Los sesgos de género no sólo se contemplan en las diferencias salariales, sino también en las oportunidades. Un claro ejemplo de esto es la industria de la construcción, que siempre se ha catalogado culturalmente como un lugar de trabajo exclusivamente para hombres. Con el correr de los años y gracias a la contribución de empresas, sindicatos y movimientos, esto ha cambiado y ha aumentado la presencia femenina en las obras.

Según la Encuesta de Personal Ocupado de la Cámara de la Construcción del Uruguay, publicada en setiembre y con datos de agosto, 94% (45.000) de los trabajadores empleados por las empresas constructoras son hombres y el restante 6% (2.500) son mujeres. Destaca, además que, 62 de cada 100 hombres y 46 de cada 100 mujeres en edad de trabajar lo hacen actualmente.

Una iniciativa que promete

El 19 de octubre se celebró el Día de la Construcción. Con el objetivo de promover más oportunidades laborales e impulsar la inserción de la mujer en la industria, la constructora Stiler lanzó la iniciativa “Día de la Deconstrucción” en busca de transformar la realidad y apostar a una mayor equidad de género en la empresa y en el sector en general.

En comunicación con Sala de Redacción, Leticia Fianza, jefa de Recursos Humanos de Stiler e impulsora de la iniciativa, dijo que ha trabajado mucho en cómo eliminar algunos prejuicios que hay sobre la construcción de que es una industria de hombres y que puede no ser un ambiente atractivo para mujeres. “Quisimos lanzar esta iniciativa para dar un mensaje a la sociedad de que Stiler está trabajando en equidad de género y de que realmente puede ser un lugar atractivo para mujeres, entonces decidimos aprovechar ese día y ese juego de palabras porque creo que ‘deconstrucción’ es un término muy acertado con lo que queremos lograr”, explicó.

Afirmó que es importante dar este impulso porque, si bien desde la empresa entienden que se trabaja en un ambiente sano, libre de discriminación, que los llamados no tienen connotación de género y que hay igualdad de oportunidades, la realidad muestra que no hay mujeres, prácticamente, en los cargos operativos como sí las hay en jefatura de obras, asistente técnica, prevencionistas y eso es lo que quieren revertir. 

La industria realmente permite que las mujeres ocupen cargos operativos. Las pocas experiencias que hemos tenido han sido muy buenas y ese diagnóstico que realizamos nos demuestra que hay barreras, ya sea dentro de la organización o barreras sociales, que tenemos que derribar, por eso ‘tomamos el guante’ de un tema en el que estábamos en el debe desde hacía mucho tiempo”, comentó Fianza.

Marcos Taranto, director de Stiler y representante de Uruguay en la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción, afirmó que se trabajó arduamente con el equipo de Recursos Humanos para que este fuera un plan de oportunidades, no de bolsa de trabajo, sorteos o subsidios. “Los llamados a puestos de trabajos en nuestra empresa no tienen que ver con el género sino con las competencias, con el compromiso de la persona  y finalmente con su desempeño”, manifestó. Agregó que es importante reconocer que históricamente todos los puestos han estado ocupados por hombres y que es fundamental dar capacitación y por eso desarrollaron “con el Fondo de Capacitación de la Industria de la Construcción (FOCAP), la Cámara de la Construcción y el SUNCA, un curso de introducción al sector que le permite a una mujer tomar los conocimientos básicos para desempeñarse con éxito en la función productiva”.

Taranto añadió que lo que buscan es garantizarle a la mujer un ambiente de trabajo seguro, con las instalaciones de bienestar como vestuarios y baños que permitan su desempeño sin ningún tipo de acoso o discriminación, “estamos también generando cursos de capacitación para los mandos medios, típicamente hombres, para que también derriben barreras e incorporen mujeres en sus obras”, concluyó. 

Desde adentro

La inserción de la mujer en la construcción se lleva adelante hace mucho tiempo y el SUNCA trabaja que más peonas, obreras, arquitectas, ingenieras y administrativas accedan a puestos de trabajo y tengan los mismos derechos y obligaciones que los varones.

La mayoría de las mujeres que ha ingresado en la industria lo ha hecho a través de la ley N.º 18.516, que tiene la finalidad de satisfacer con mano de obra local la demanda de peones prácticos, personal no permanente y/o obreros no especializados para que las empresas que el Estado contrate o subcontrate en la ejecución de obras públicas los requieran por un mínimo de siete jornadas de trabajo efectivo cuando su personal permanente sea insuficiente. La distribución en cada caso se hace por sorteo público mediante la Oficina Departamental de Trabajo. Siempre que se comienza una obra, el SUNCA incentiva el ingreso de mujeres y el acceso de personas con discapacidad, “lo que nos surge la mayoría de las veces es que las empresas se saltean eso, en vez de solicitar peones solicitan medios oficiales, es un salto que hacen para evitar aplicar esa ley”, sostuvo Alberti.

Según Alberti, la mayor discriminación que sufren las mujeres es por el sector empresarial; entiende que “es mucho ‘bla bla bla’ pero a la hora de tomar ingresos nosotras somos números porque tenemos convenios colectivos que hablan de la inserción de la mujer en la industria o de generar esa inserción con capacitación pero nos está costando muchísimo porque lo que ven en nosotras es un gasto y un vestuario más”. Añadió que no es por desempeño, porque los capataces y medio oficiales con los que interactúan la mayoría de las veces hacen énfasis en que las mujeres son más prolijas, detallistas y cautas en el trabajo y “eso el sector empresarial no lo ve”, agregó la sindicalista.   

Internalizar las cuestiones de género

Alberti está convencida de que no sólo es fundamental que exista una comisión de género para impulsar el rol femenino en la industria, sino también para tratar temas de género como la violencia y el acoso callejero. “No sólo nos preocupa la industria sino toda la sociedad y el acoso callejero no es solamente un tema del trabajador de la construcción, pero sí es cierto que está estigmatizado”, apuntó y dijo que el SUNCA trabaja el problema en las obras y en las asambleas de la mano de las preguntas como “¿qué es el acoso? “y “¿por qué está mal?”. 

Ese trabajo ha tenido sus logros: “nos llegó a llamar una periodista de otro país preguntándonos cómo habíamos hecho, porque le pasaba que trabajaba en una cuadra donde había dos obras y al pasar por ahí le gritaban cosas, pero que eso ahora ya no pasaba, entonces habló con los compañeros y le explicaron que habían ido a explicarles que se estaba trabajando el tema”, enfatizó Alberti.

Para revertir las inequidades, es fundamental el ingreso de mujeres en la obra y entender que el acoso de cualquier tipo está mal dentro y fuera del lugar de trabajo, “por eso es importantísimo tener una comisión de género integrada por compañeras y compañeros, y hacer énfasis en que el otro y la otra son iguales, no físicamente porque está claro que somos distintos, pero iguales en el hacer”, dijo.

Representante de un sindicato mayoritariamente masculino

Laura Alberti fue la primera mujer en ocupar un puesto en la Mesa Representativa del PIT-CNT y en el momento en que asumió esa responsabilidad no asimiló todo lo significaba para ella y para otras mujeres en la industria. “Ser la primera mujer representando al SUNCA en la mesa representativa es un orgullo. Después me di cuenta, en conversación con las demás compañeras, que esto ayudaba y significaba mucho para todas”, expresó. Esta señal fue muy importante y le abre más puertas a la participación femenina en el sector.

Para la sindicalista, es militancia pura porque se avanza en visibilizar que las mujeres pueden ocupar lugares que en otros momentos no los ocupaban, “es entender que nosotras podemos asumir los lugares, y que no los asumimos porque somos mujeres, los asumimos porque tenemos las capacidad”, relató. 

Contó que a veces las propias mujeres son las que se “hacen tropiezo” y creen que no pueden hacerlo, “la realidad es que sí podemos, tenemos que convencernos de que nosotras podemos y que lo poquito que creemos que sumamos visibiliza un montón, sobretodo para las generaciones que vienen”.

Al referirse a las más jóvenes, Alberti dijo que es importante que entiendan desde chicas que pueden hacer las cosas, que no importa “el qué dirán”: “para mí es un orgullo ver a las gurisas jóvenes que andan por la calle y que se quieren ellas mismas, más allá de un lugar de militancia, que se muestren como, son es importantísimo”. Después de que fue a la mesa representativa y habló con sus hijos que son jóvenes, se dio cuenta de lo que les mostraba: “romper ese techo de cristal”.

Hoy los feminismos están como muy cuestionados y no hay que cuestionar nada, hay que seguir para adelante, codo a codo”, afirmó.

Sobre la iniciativa de Stiler

La representante del sindicato dijo que todo lo que sume al impulso de las mujeres en el sector no le parece mal, pero con las bases de esa desconstrucción sobre la mesa, lo hubiese hecho de otra forma ya que “a mí lo que me gustaría es que capacitaran a todas las mujeres para el ingreso a obra, sin distinción”, expresó. De todos modos, apuntó a que esta iniciativa es bienvenida porque “lo que se haga para apostar a la equidad de género en la industria y en todos los ámbitos de trabajo es siempre bien recibido por el sindicato”, dijo.

Las mujeres estamos muy empoderadas y no nos vamos a achicar. Después de que entran a trabajar en una obra siguen buscando trabajo, hay muchísimas compañeras en esa, entonces yo creo que vamos a tener la posibilidad de cambiar la forma y la perspectiva de la industria de la construcción”, auguró con orgullo.

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