Llegando por Bernabé Rivera, sobre la calle Andrés Martínez Trueba, se encuentra la casa del Partido Colorado. Con 187 años de historia, el partido supo ser la principal figura política en décadas anteriores; hoy integra la coalición de gobierno y enfrenta cambios en la actualidad, más que nada en las corrientes políticas. 

“Ta, es acá”, pensó Andrés Ojeda, actual dirigente colorado y abogado del sindicato policial de Montevideo, al escuchar hablar a Julio María Sanguinetti en una pequeña reunión en la que participó en 2002, cuando era militante de un gremio de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República. Ese mismo año, se metió de lleno en el Partido Colorado, en el que milita hasta hoy y al que representa en la mesa interpartidaria por seguridad social.

El abogado y dirigente colorado se muestra como una figura cercana a los jóvenes pero con escucha atenta a los mayores del partido. En diálogo con Sala de Redacción, conversó acerca del partido y la materia en la que debería trabajarse más, pero también de su rol político en la coalición. Además fue claro con el “debe” del gobierno multicolor, y como Cabildo Abierto fue más insistente en las negociaciones de la reforma de seguridad social , estas instancias  para Ojeda marcan “la identidad de perfil” de cada uno de los integrantes.

¿Cómo entiende a día de hoy el rol del Partido Colorado en la coalición de gobierno? 

—Yo creo que el Partido Colorado es parte del gobierno, es parte en general de un grupo de partidos que gobiernan, acá gobierna una coalición, no un partido político, el que más claro lo tiene es el presidente. Hoy el Partido Colorado es sinónimo de gobierno, de garantías, de confiabilidad, de certezas, es nuestra identidad de siempre. Te das cuenta de lo cómodo que le queda estar en el gobierno al partido cuando todas las personas que ocupan cargos gestionan bien, es el ADN del gobierno. Tiene ese ADN de gobierno que le ha permitido estar en el lugar que sabe estar, que es gestionando y dando garantía, certezas y rumbos. 

¿Esta impronta que se presenta ante los demás partidos, cómo se trabaja puertas adentro?

—Todos los partidos tienen sus procesos internos para tomar decisiones. Acá tenés dos sectores grandes que básicamente tiene sus propias internas para procesar decisiones. En nuestro caso tenemos los comités ejecutivos nacionales y departamentales, que se reúnen semanalmente; las convenciones son más grandes en modo asamblea, es más difícil de reunir porque implica a nivel nacional unas 500 personas y a nivel departamental otras tantas. En las decisiones diarias están las reuniones de bancadas legislativas, cada sector tiene sus bancas legislativas y toman ahí sus decisiones internas. Depende de los temas, pero los espacios de decisión ganados electoralmente son lo que determina para qué lado van las decisiones

El ministro Tabaré Viera manifestó, en una charla que dio en marzo en la casa del Partido Colorado, la necesidad de progresar en conjunto como coalición y estar preparados para el mundo. ¿Cuál es su noción del tiempo que queda de gobierno? ¿Y cómo está el país en esta última etapa?

—A Tabaré lo tengo como referente, se ha ganado un respeto, tiene mucha experiencia. En materia de lo que queda de gobierno, hay indicadores mejores a los que había antes de la pandemia en todos los ambientes importantes. Uruguay tiene todas las condiciones para pensarse a no tan largo plazo como un país desarrollado o de primer mundo: gane quien gane, Uruguay tiene una estabilidad económica, social y política siempre importante. Este gobierno con pandemia, con sequía y con cosas grandes de por medio ha avanzado en este camino, le queda el tramo final, que es el que debería lograr cerrar la continuidad del rumbo. Deberíamos hacer las cosas hoy, pensando que quedan cinco años más. No podés hacer las cosas pensando en que no van a seguir, yo confío en que la ciudadanía va a ver que el Uruguay hizo muchas cosas en estos cinco años y que marcó el rumbo a hacer este salto al primer mundo, tiene todo para hacerlo.

Viera, por ejemplo, hablaba de generar órganos nacionales y departamentales que tengan llegada al interior del país. ¿Qué podría decir de esto?

—Ese es el debe más grande de esta coalición de gobierno, tiene que tener espacio de trabajo y decisión de coalición. Por ejemplo, para la reforma de seguridad social, si hubiésemos tenido un ámbito de trabajo interno de coalición con personas representativas de las decisiones de sus partidos políticos, hubiésemos llegado al final de la película con un proyecto acordado, zurcido y pronto, y no a esta situación que se produce porque todo termina yendo a través de la figura del presidente que se reúne mano a mano. Tendría que haber un ámbito en nivel nacional y una réplica en todos los departamentos, y que en todos los departamentos se vaya con un lema común. Que haya una voluntad política de que esto ocurra.

para la reforma de seguridad social, si hubiésemos tenido un ámbito de trabajo interno de coalición con personas representativas de las decisiones de sus partidos políticos, hubiésemos llegado al final de la película con un proyecto acordado, zurcido y pronto, y no a esta situación que se produce porque todo termina yendo a través de la figura del presidente que se reúne mano a mano.

¿Qué posición política cree que tomó el partido en la negociación en la reforma de la seguridad social? 

—Yo creo que nosotros no podemos con nuestra condición: nosotros somos la ética de la responsabilidad, es nuestra identidad, jamás vamos a poder ser pragmáticos para nosotros mismos, no está en nuestra capacidad hacer cosas que nos beneficien a nosotros y que perjudiquen al país. El Partido Colorado nunca, y por ninguna razón, hubiese dejado al país sin reforma por cuestiones de perfilismo electoral. Esto no fue la excepción, en todo momento estuvo fuera de duda que el partido iba a acompañar la reforma, incluso con todo lo que pasó. Esta reforma puede no ser la reforma más popular del mundo pero no cabe duda que es necesaria. El partido nunca va a hipotecar el futuro del país para evitar un circunstancial perjuicio electoral a corto plazo. O sea, si se perjudica a corto plazo pero esta reforma le va servir a corto, mediano o largo plazo, lo va a hacer igual. Es más necesaria la reforma para el país que lo que pase con nuestro destino partidario.

¿Cree que en este tránsito se le ha dado más relevancia al Cabildo Abierto?

—No creo que se le haya dado más relevancia a Cabildo. Sí creo que Cabildo hizo más ruido, pataleó más, eso es una realidad. También es una cuestión de identidad de perfil, Cabildo no carga con 200 años de historia que le marcan un ADN de funcionamiento y de identidad. Acá hay un partido histórico del país con responsabilidades con su propia historia y con el futuro del país. Si vos sos el partido de las garantías, el partido de la responsabilidad y el partido  de las reformas, no podés andar especulando con eso para tener un poquito de notoriedad pública para agarrar algo más en las próximas elecciones; eso es mezquino y no somos nosotros. Si, eventualmente, otros partidos quieren tomar otras decisiones y recorrer otros caminos, bien por ellos, son otras maneras.

Cabildo hizo más ruido, pataleó más, eso es una realidad. También es una cuestión de identidad de perfil, Cabildo no carga con 200 años de historia que le marcan un ADN de funcionamiento y de identidad. Acá hay un partido histórico del país con responsabilidades con su propia historia y con el futuro del país.

¿EL hecho de que el partido esté integrando una coalición implica una retroalimentación ideológica y política para su interna? 

—No son cosas contrapuestas ni excluyentes, acá problemas de identidad no hubo nunca, las identidades están cada vez más claras, incluso cuando se hacen visibles las discrepancias que después terminan en acuerdos con consenso. Todo el mundo sabe quién es quién, y todo el mundo sabe quién es el Partido Colorado, es una marca con 200 años de historia. Obviamente el trabajo en coalición de gobierno enriquece, siempre que vos trabajás en conjunto con otras personas que no piensan exactamente igual, te enriquece. Nosotros aceptamos trabajar en un gobierno de coalición con 13 puntos rectores, lo que era el acuerdo de cara al balotaje, eso es lo que nos gobierna, lo que nos une. Con estos 13 puntos había obligaciones y se cumplió por parte de todos. Quién es quién lo sabe cada uno y, sin embargo, trabajamos todos juntos, obviamente las visiones de cada uno enriquecen, esta coalición ha sido una experiencia de éxito, sin duda. 

¿Podría hablar de este éxito de la coalición?

—Está a la vista: esta coalición aguantó una pandemia de forma ejemplar, sacó sote en el manejo. Yo invito a ver para el costado, Argentina tiene un 100% de inflación, casi dos millones de pobres, y lo que dicen todo el tiempo es “esto fue la pandemia”, la misma pandemia que tuvimos nosotros, y tenemos números mejores que antes de la pandemia, en seguridad, en empleo, en economía y en crecimiento.

Por nuestra identidad, nosotros no podemos tolerar que haya personas que duermen en la calle y comen en una olla popular, es inadmisible. Tenés un país chico que permite hacer las cosas casi de forma individual. En Uruguay no puede haber ni gente en la calle ni gente que coma en una olla, el rumbo y el énfasis que hay que hacer está ahí.  

Ha dicho varias veces que en cuanto a seguridad hay que ser duros con el delito, pero aún más duros con lo que lo causa. ¿Para usted la LUC ha mantenido esa dureza con las causas del delito más que con el delito en sí?  ¿Cómo ha sido su trabajo en la mesa interpartidaria?

—La LUC, en seguridad, fue positiva y aportó. En cuanto a las causas, claramente el gobierno le puso foco y ganas a cuestiones de prevención, en las reuniones con el Ministerio del Interior, que está diseñando un plan de prevención en materia de seguridad pública con la presencia de todos los partidos políticos que están en el Parlamento. En estas reuniones no hay una conversación sobre represión, la prevención está en las causas. No hay dos lecturas. Las 15 propuestas del gobierno para ser llevadas adelantes están vinculadas a las causas del delito y, de hecho, la mayoría son propuestas nuestras.

¿Personalmente, pero también como abogado, le dejó alguna duda el resultado? 

—La LUC es una propuesta del gobierno, ¿es el 100% de lo que hubiésemos querido nosotros? Obvio que no. De hecho, los únicos dos artículos que tiene en materia carcelaria son del Partido Colorado, hay cosas que batallamos y las perdimos, otras que batallamos y las ganamos en la negociación, de ahí a que yo crea que no es positiva, hay un paso. ¿Quedaron cosas por resolver? Un montón. Nunca queda todo en forma óptima y más cuando uno tiene que generar consenso. El consenso implica ceder cosas, si no, no hay manera de negociar, pero es mejor algo consensuado que la nada misma.

—¿Entre todas las generaciones que habitan el partido, en dónde se ubica?

—Obviamente por un tema generacional tenemos más afinidad con generaciones más jóvenes, eso es natural. Igual tenemos rebuen vínculo con personas mayores que tienen ganas de hacer política y que sufren cuando ven a un Partido Colorado que no está, de repente, en un lugar que debería estar. Yo me llevo muy bien con estas generaciones también en particular, disfruto mucho de juntarme con personas que me pueden contar cosas que vivieron y yo no viví. Obviamente en la militancia directa, dura, diaria, siempre hay una barra joven que tiene más dinamismo y pujanza, que está con unas ganas bárbaras, que es con la que tenés una conversación más directa. De todas formas hay que acordarse de que hay mucho colorado viejo, y a esos hay que entender.

¿Cómo ve al Partido Colorado desde afuera? ¿Qué le falta?

—Creo que el partido tiene la necesidad de modernizarse y dar una imagen más fresca a la ciudadanía. Hay necesidad de demostrar cierta frescura, que renueve su comunicación, el partido está laburando muy bien a través de todas las personas que tienen en el gobierno y no siempre se ve todo lo que debería verse, se ven cosas malas que a veces surgen. Ese laburo de hormiga diario de cada persona en el gobierno a veces queda un poco escondido, y ese trabajo de comunicación debería ser uno de los ejes centrales: mostrar lo que está pasando en el gobierno. Hay flor de equipo laburando mucho, debería verse mucho más, hay un desafío comunicacional muy grande, para que la gente entienda que el partido labura y muy bien, que se ha refrescado, que tiene cuadro joven, que está para apostar y que no ha perdido nada de la identidad que lo define.

hay un desafío comunicacional muy grande, para que la gente entienda que el partido labura y muy bien, que se ha refrescado, que tiene cuadro joven, que está para apostar y que no ha perdido nada de la identidad que lo define.

¿Qué representa para usted que el Partido Colorado no sea electo para gobernar desde hace tiempo?   

—Nosotros no hacemos las cosas pensando que esto va atraer votantes esto no, hacemos las cosas que creemos tenemos que hacer y ojalá eso traiga muchos votantes, por supuesto. Pero estamos convencidos de que los caminos para la mejora de la calidad de vida de la gente son estos, obviamente abiertos a que nos convenzan, a discutir, cambiar y mejorar, pero no a elegir convicciones en virtud de lo que más nos sirva, las convicciones que tenemos, las tenemos, si nos llevan lejos, bárbaro, y si no, las estaremos comunicando mal. 

¿Cómo se vivió la salida de Ernesto Talvi? ¿Cómo fue su trabajo en el partido para usted?

—Fue un cimbronazo grande, una vez que vos lográs un liderazgo muy sólido y una persona con mucha perspectiva de competir por el gobierno… Yo creo que uno de los ejes más grandes del crecimiento de Talvi es la calidad de la comunicación de las ideas, sin duda había un componente comunicacional muy bien logrado ahí, el partido ideas de calidad siempre ha tenido, ahora se hizo énfasis en la comunicación de las ideas y ahí la ciudadanía respondió porque las ideas son buenas. Obviamente la figura de Ernesto era importante, fue un golpe, pero ese velorio se terminó, ahora para adelante, ya está.

¿En este sentido qué ha significado la vuelta de Pedro Bordaberry al Partido Colorado?

—Yo creo que siempre la vuelta de cualquier clase A siempre es positiva. Pedro es un clase A, le guste a quien le guste, lo quieran, lo odien. La vuelta de un clase A siempre es positiva para los partidos políticos, yo le tengo mucho cariño, tendré algún matiz pero lo quiero en mi cuadro para todos los partidos, es un tipo leal, derecho, metedor, nadie podría en ningún momento, ni antes ni ahora, amputarse la presencia de Bordaberry.

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