El Día del Patrimonio es una instancia que invita a los ciudadanos a recorrer todas las instalaciones que resultan de interés histórico, cultural o arquitectónico. Uruguay es un país que, sin dudas, guarda en cada rincón espacios donde el imaginario colectivo se encarga de dotarlos de valor. 

En esta ocasión, el Cerro de Montevideo fue partícipe de uno de los eventos más importantes para la colectividad barrial. En las inmediaciones de Camino Cibils y Bulgaria está instalada una reliquia histórica que se mantuvo en estado de abandono por muchos años. Conocida en la zona como “El Polvorín”,  La Real Casa de la Pólvora es una edificación del siglo XVIII destinada originalmente a almacenar esta mezcla deflagrante y las armas de la ciudad colonial. Bajo el marco de celebración del Día del Patrimonio, el pasado domingo 3 de octubre se inauguró el Centro Cultural Casa de la Pólvora.

La rehabilitación de este centro histórico comenzó en 2015, cuando un grupo de escolares cuestionó el funcionamiento de la antigua estructura. “Maestra, ¿qué es ese rancho que está ahí?”, preguntó uno de los alumnos de sexto año a Olga Santos, quien inició junto a los adolescentes un recorrido histórico sin retorno. La escuela N°364 se ubica justo al lado de la vieja construcción, lo que permitió que los estudiantes notaran con facilidad el deterioro del edificio. Los escolares comenzaron a investigar en sus ceibalitas. Tras la elaboración de varias carpetas en las que recopilaron todos los datos, se contactaron con el Municipio A para expresar la inquietud que les generó el lugar. 

Ese mismo año inició el estudio de un proyecto acorde a la reglamentación de las Comisiones Departamental y Nacional de Patrimonio. Los arquitectos responsables fueron Sergio Padilla y Pedro Gallo, quienes cumplieron con el objetivo de rescatar físicamente el inmueble para proteger y preservar sus valores constructivos, arquitectónicos y de contexto histórico. 

“Un antiguo espacio, un nuevo programa”

El nuevo centro cultural barrial tiene como iniciativa promover la apropiación del edificio a través de varios servicios culturales. Asegurar un espacio íntegro para la comunidad es una de las prioridades del proyecto. Las propuestas, que comenzarán a desarrollarse esta semana, se vinculan con las artes escénicas; además de talleres de teatro, títeres y música, se impartirán hasta diciembre clases de danza a cargo del Instituto de Artes Escénicas del MEC.

El discurso de apertura se tornó extenso por las intervenciones de las diversas figuras municipales presentes, entre ellas el Alcalde del Municipio A, Jorge Meroni. También contó con el aporte de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse. Bajo la premisa de que la curiosidad es el puntapié para las grandes causas, la ingeniera felicitó a los estudiantes y a su maestra por demostrar interés en un espacio tan simbólico para la identidad comunal. De manera inmediata, recordó la importancia de la educación pública y remarcó la eficacia del Plan Ceibal, proyecto que permitió a los jóvenes indagar. “Sí será importante la política para que la educación pública continúe avanzando en un mundo cada vez más complejo, con una enorme revolución del trabajo, como nunca hubo antes en la humanidad”, concluyó. 

La intendenta declaró a Sala de Redacción que se busca, a través de un esfuerzo conjunto en articulación con diversas instituciones, hacer peregrinar por todo Montevideo a los artistas locales, músicos y a la Comedia Nacional. “Estar acá para mí significa compartir con la gente del Cerro un lugar transformado entre la sociedad civil y una organización gubernamental. Tomar algo que mirábamos y que estaba ahí para convertirlo”, subrayó. Además, puso hincapié en el turismo incipiente que comenzará a incrementar con la llegada del Bus Turístico a la zona y que recorrerá distintos rincones del oeste de la ciudad. 

Restos del pasado

El arquitecto William Rey, director general de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación explicó que La Real Casa de la Pólvora es una de las pocas construcciones del siglo XVIII que quedan en el país, y su buen estado de conservación es una de las excepciones en toda América. Construida en los años 1793 y 1794 por el gobierno español, es una obra de carácter moderno por la tipología de arquitectura, conocimiento que empezó a desarrollarse en las academias militares de la Europa de la segunda mitad del siglo. El 6 de julio de 1976 (por resolución Nº 706/976) se declaró monumento histórico nacional. 

Al tratarse de un almacén de material explosivo, “El Polvorín” se construyó a las afueras de la ciudad de la época. La preocupación por el acondicionamiento edilicio para la preservación del material, determinó el diseño tan particular de todo el depósito. La calidad de la pólvora, que dependía de sus componentes, se clasificaba en función de la humedad y el tipo de grano. Cuanto más susceptible fuera a la humedad ambiental, más propensa era a quedar inutilizable y de esa manera se podían perder partidas enteras. 

Para mitigar posibles impactos negativos sobre la nueva construcción, se realizó de manera previa un estudio arqueológico que arrojó varios hallazgos dentro y fuera del bien patrimonial. A partir de las primeras intervenciones se rescataron objetos vinculados a las actividades militares, como medallas, espuelas, hebillas, decoraciones de uniformes y municiones. Los materiales culturales encontrados remiten a las ocupaciones que se desarrollaron constantemente en el área, y entre los menos inusuales se encontraron fragmentos y objetos de vidrio, loza, óseos o cerámica.

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