“La serie es muy interesante porque plantea el problema de la corrupción, el nudo política-religión-familia y cómo estas se potencian” comentó Hugo Armand Pilón, pastor valdense y presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay (FIEU), en diálogo con Sala de Redacción. La serie en cuestión es El Reino, una producción argentina de Netflix que presentó una fuerte crítica sobre la corrupción en el plano religioso y político, y los peligros que supone la unión de ambas partes. Con una gran cantidad de visionados desde su estreno, a mediados de agosto, durante varias semanas se posicionó en el primer ranking argentino y uruguayo de la plataforma. 

Pese a que sus guionistas, la escritora Claudia Piñeiro y el director Marcelo Piñeyro, en múltiples oportunidades declararon que se trata de una ficción, las repercusiones no tardaron en llegar. Desde la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina se lanzó un comunicado (que duró pocas horas antes de ser eliminado) en el que se señaló, entre varias objeciones, que “se utiliza un guion televisivo para crear un prejuicio”. Piñeiro respondió y calificó al comunicado como un “intento de censura”, en lo que recibió el apoyo de la Unión Argentina de Escritoras y Escritores. 

Otra de las polémicas, es una escena en donde se muestra a los fieles con la bandera celeste, en alusión al colectivo provida. Al respecto, Daniel Madrazo, presidente en Uruguay del Concilio General de las Asambleas de Dios -una de las organizaciones pentecostales más importantes del mundo- explicó a Sala de Redacción que existen algunas ramas evangélicas ligadas con el colectivo y que “si hablamos desde un lineamiento evangélico, somos provida”, confesó. Armand Pilón en cambio, no emitió una opinión personal al respecto, pero desde su postura como pastor valdense expresó su concordancia con el debate público. “Lo que siempre propició nuestra iglesia es que los temas se hablen, no hay tema que quede fuera de consideración desde el punto de vista de la fe, pero hay temas tabúes que son más difíciles, ese puede ser uno”, expresó. Pese a que reconoció que el tema es controversial, hizo énfasis en que la iglesia como institución nunca tomó una posición, a favor ni en contra. “Pese a ser creyentes y proclamarnos como seguidores de Cristo, vivimos en sociedad y tenemos que actuar como ciudadanos y hacernos cargo de lo que decidimos y elegimos. Por eso la opción es personal y no institucional”, aclaró Armand Pilón.

La religión y la derecha

¿Existen posibilidades de que se cree un partido político evangélico? Madrazo respondió que la iglesia no debería involucrarse en la política. No obstante, reconoció que es algo que está ocurriendo en otros países: “en Asamblea de Dios somos apolíticos, en el sentido de que cada uno tiene la libertad de escoger, siempre y cuando maneje ciertos principios”. Además, comentó que dentro de las filas evangélicas hay personas que son partidarias de diferentes grupos políticos. 

El Reino hace una clara referencia al vínculo entre la iglesia evangélica y el sector más conservador de la derecha. “Evidentemente existen iglesias como la que la serie presenta”, dijo Armand Pilón, quien señaló que el vínculo está presente en muchas iglesias que se definen como evangélicas pero que tienen una línea de querer tomar el poder desde una perspectiva unilateral. “Nosotros como valdenses consideramos que la iglesia no debe alinearse con ningún partido político”, subrayó. Armand Pilón enfatizó que la relación de la iglesia con el Estado es una relación de separación y respeto mutuo: “la iglesia tiene la función de predicar el evangelio, y para esto le conviene una mayor libertad y un menor compromiso con quienes gobiernan”, expresó.

Asamblea de Dios, por su parte, es partidaria del perfil de un posible candidato a una presidencia que esté más alineado con sus principios. “Eso no quiere decir que sea de un partido o de otro, hay diferentes partidos políticos, muchos de ellos están involucrados con la iglesia”, comentó Madrazo. Expuso que es clave tener una buena relación independientemente de cuál sea el partido de turno, pero no involucrarse en determinadas cuestiones ya que “si bien somos partícipes de una sociedad, tenemos que respetar al gobierno que la población ha elegido”. 

Si tomamos en cuenta que la Iglesia Católica en Argentina forma parte del Estado, ¿qué posibilidades hay de que la Iglesia Evangélica adquiera tanta relevancia como en El Reino? Armand Pilón respondió que “el tipo de iglesia evangélica a la que la serie hace alusión no se diferencia tanto de la católica, en cuanto a la visión de la obtención del poder en las instituciones públicas del Estado”. Además, detalló que muchas iglesias evangélicas de ese perfil copian los esquemas de la Iglesia Católica o se vuelven más clericales, a diferencia del movimiento evangélico tradicional. 

Madrazo criticó el vínculo entre la iglesia y la política. Sostuvo que “la historia nos marca que cada vez que la religión se metió en la política le fue mal y fue muy nefasto, dado que se desvirtuó el rumbo establecido”. Consideró además que el camino correcto es mantenerse al margen pese a que “muchos de nuestros feligreses son partícipes activos de la política y están vinculados con iglesias”. Pese a esto, se mantuvo firme en la postura de que participar de manera activa no es conveniente, aunque “es importante que personas que se identifiquen con el cristianismo estén dentro del gobierno”.

La Iglesia Evangélica en Uruguay 

Madrazo dijo que el relacionamiento entre la iglesia y la población uruguaya ha ido cambiando en el transcurso de los años, y que “lo que tenía que ver con la parte evangélica antes era más resistido”. Expuso que diferentes personas dieron un testimonio negativo con respecto a la iglesia y “mancharon la imagen”. Esto fue contraproducente dado que “nosotros tenemos que cuidar mucho nuestra imagen y nuestro testimonio”, recordó. 

No obstante, hizo referencia a que este cambio de mirada de parte de la población “cambió porque nuestra función más allá de lo espiritual también es social”. Señaló que actualmente tienen más visibilidad a través de los medios de comunicación y las redes sociales, que les permitieron mostrar lo que hacen. “La gente está conociendo nuestro sistema de trabajo y eso cambia la mirada”, evaluó.

En referencia a esto, Armand Pilón contó que “hemos salido al encuentro de muchas manifestaciones, sobre todo cuando se habla de evangélicos”. Sostuvo que se pretende “meter a todos en la misma bolsa” y que en realidad hay mucha diversidad, por lo que señaló que es importante conocer y estudiar las diferencias internas. Independientemente de esto, consideró que es una ventaja que el Estado sea laico, porque “cuando se habla de laicidad, se habla de la reivindicación del pueblo, de decidir con libertad. Como ciudadanos todos tenemos libertad de conciencia y los mismos derechos”, afirmó. 

Planteó que la población va transitando un proceso de secularización constante incluso a medida que una persona lee la Biblia ya que, a medida que pasa el tiempo, la población “va entendiendo cada vez más los propósitos del mensaje y le va quitando el halo mágico con el cual la religión suele casarse muchas veces”. 

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