Familia Amiga es un programa del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) que fue lanzado en 2011 y busca personas que estén dispuestas a acoger transitoriamente a niños, niñas o adolescentes hasta que se encuentre una solución definitiva para su futuro, que puede ser la revinculación con su familia de origen o su integración en una familia adoptiva. De esta manera, los menores de edad a cargo de INAU tienen la oportunidad de vivir en ese entorno y se evita su permanencia en los centros de 24 horas, popularmente conocidos como hogares.

En diálogo con Sala de Redacción, el presidente del INAU, Pablo Abdala, detalló que hay más de 1.100 familias registradas en el sistema de acogimiento familiar y atienden a unos 2.200 niños y adolescentes. El jerarca destacó el carácter transitorio de este sistema, en el que “muchas veces la vinculación de un niño con esta familia se prolonga por determinado tiempo, pero otras veces esa atención se produce por períodos muy breves”.

Este sistema funciona a través de interesados que se ponen en contacto con el Programa de Acogimiento Familiar de INAU y el instituto se encarga de evaluar a los candidatos para determinar su capacidad. “Se exige, naturalmente, que haya una capacidad económica mínima de esa familia, ya que tiene que estar en condiciones de sustentarse a sí misma”, aclaró Abdala. De igual manera, el INAU aporta 15.492 pesos a las familias de acogida por cada niño que tienen a su cargo.

El reglamento del sistema determina que los plazos de permanencia dependen de los marcos jurídicos y el contexto de cada niño o adolescente, y de la situación de la familia de acogida. Abdala explicó que “desvincular al niño repentinamente de la Familia Amiga y volverlo a internar en un centro de 24 horas puede generarle un daño indeseable en una etapa de la vida que es de enorme fragilidad”.

Controles

El Programa de Familia y Cuidados Parentales del instituto es el encargado de realizar el seguimiento al niño y a su hogar transitorio, para asegurarse de que tenga acceso a las necesidades que requiera. Al respecto, Abdala dijo que “INAU está presente de esa realidad y en contacto estrecho con los adultos que son responsables en el marco del programa de acogimiento familiar”.

Sin embargo, muchas veces se presentan irregularidades durante la estadía de los niños por no cumplir con el reglamento. A pesar de que las familias son evaluadas previamente, hay situaciones en las que se desvía el objetivo del sistema y se han presentado casos en los que las personas ingresan al programa únicamente para obtener un ingreso extra. Es por eso que los supervisores tienen la labor de registrar esas irregularidades. El presidente del Instituto expresó que “el supervisor tiene que realizar informes periódicos que debe dejar por escrito” y, además, si se registra una situación irregular “está obligado a denunciarla o informarla, e inmediatamente se realizaría una intervención técnica”. “En un contexto de más de mil familias y más de dos mil niños, la diversidad es muy amplia”, agregó.

Otro inconveniente surge por los lazos formados por las familias de acogida. Muchos niños permanecen varios meses con esas personas y se crean lazos de afecto, lo que hace que la desvinculación sea difícil. “Ese es un desafío muy grande que el sistema enfrenta cotidianamente”, reconoció Abdala, y valoró el trabajo de los técnicos “para prevenir ese tipo de situaciones y, por lo tanto, para formular recomendaciones en el momento indicado a los efectos de vincular o desvincular a los niños de determinada familia”, añadió.

El instituto pretende llegar a la mayor cantidad de familias para que los menores puedan crecer en ese ámbito. A pesar de que en los centros de INAU reciben todos los cuidados necesarios, “falta ese otro componente que siempre da una familia” y eso es algo que sí se obtiene con Familia Amiga, declaró el jerarca. También recordó que “el año pasado se hizo una campaña específica en relación con esto para agrandar el sistema” y, por ello, este año se planea realizar una nueva edición “para persistir en el mismo camino” que inició en 2011. 

Ser Familia Amiga

Una de las familias inscritas en Montevideo es la de Enrique y Mariana. Hacia fines de 2020 aplicaron al programa y luego de ocho meses recibieron en su hogar a una bebé prematura que permaneció con ellos durante cinco meses.

Mariana comentó a Sala de Redacción que su objetivo era “incorporar un niño a la familia y darle cariño”, como también poder trasmitir todo lo que había hecho con sus hijos. Enrique añadió que, además, “se podía ayudar a un ser humano que estaba muy desprotegido en ese momento”.

En el caso de esta familia amiga, el proceso fue llevado a cabo con la Fundación MIR, a través de un convenio con INAU. Esta organización se encarga especialmente de bebés de 0 a 12 meses y ayuda a las familias de acogida con todos los insumos necesarios, como cuna y pañales, y también con el personal técnico, como psicólogos y psicomotricistas.

La bebé a cargo de Enrique y Mariana nació prematura y pesó dos kilos y medio, por lo que debían realizarle varios controles médicos y algunos cuidados especiales. Mariana recordó algunas de las tareas de la rutina de aquel momento, como programar despertadores cada tres horas en la madrugada para alimentarla, o llevarla una vez a la semana a la fundación para que la vieran la psicóloga y la educadora.  

Cuando se cumplieron los cinco meses, fueron avisados de que la bebé se integraría a su familia adoptiva en tres días. Enrique afirmó que sufrió la ansiedad de no saber cuál iba a ser el destino de la bebé. Sin embargo, hoy mantienen contacto con los padres adoptivos y reciben “fotos, videos y avances”. 

Años de experiencia

Alba ha sido Familia Amiga desde el comienzo de esta iniciativa, hace más de diez años. Ingresó como cuidadora del Centro de Evaluación Preescolar Integral, pero pasó a ser una familia amiga con la aparición de este programa. Alba está calificada para recibir bebés con problemas de salud más graves, muchas veces prematuros, por lo que debe brindar cuidados especiales. 

“Me han traído niños muy difíciles referentes a salud”, aseguró a Sala de Redacción. Su primer bebé era prematuro y llegó a su hogar con solo dos meses y pesando un kilo con doscientos cincuenta gramos. En este momento, se encuentra cuidando a un bebé asmático que sufrió complicaciones en los pulmones. Pese a las dificultades, siempre los bebés se han ido de su casa sanos. Según cuenta, siempre ha contado con el apoyo necesario de psicólogos, psicomotricistas y trabajadores sociales por parte del INAU, además de las tres Bases de Prestaciones y Contribuciones (BPC), la ropa y los pañales.

Por su parte, explicó que en Navidad, Día de Reyes y el Día del Niño INAU también brinda mil pesos por cada niño para comprar juguetes. “A mí me dan los juguetes y yo les compro, pero de mi dinero, les hago un regalo a cada niño que tenga”, comentó. Además, debe comprar pañales, ya que los que son dados por el instituto no son de buena calidad y lo mismo ocurre con la vestimenta: “yo soy de las que compran ropa para llevarlos, cada vez que salen es con ropa que yo les compro”, finalizó.

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