El pasado lunes 22 de abril el célebre actor uruguayo Julio Calcagno, reconocido por su aporte a la Comedia Nacional y el teatro independiente de nuestro país, falleció a los 87 años. 

“Querido por el público, amigo de sus amigxs, Calcagno encarnaba la organicidad, la gracia, fragilidad y la inteligencia en escena”, fueron las palabras elegidas por la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD) para despedirlo, institución a la que ingresó a los 19 años. 

Tras culminar su formación en 1960, Calcagno forjó una extensa y exitosa trayectoria profesional. En 1981 fue galardonado con el premio Florencio por su papel en “La empresa perdona un momento de locura”, dirigida por Rodolfo Santana. Además, recibió varias nominaciones en las categorías de Mejor actor y Mejor actor de reparto.

El método actoral de Calcagno ha sido tan comentado que ameritó la escritura de un libro: “Calcagno al sur” de su colega Roxana Rügnitz, donde repasa la juventud del actor, el impacto de Barrio Sur en su expresión artística y las distintas influencias que forjaron su carrera. Desde una expresividad que dejaba entrever su admiración por Marlon Brando, tanto como la crudeza orgánica propia del realismo soviético, Calcagno fabricó un estilo distintivo que lo posicionó como referente. “Por esas raras vueltas que tiene la vida, Julio se coló en el teatro y, sin quererlo, logró que en los ’80 todos quisiéramos ser como Calcagno”, sentenció el también actor y director Héctor Guido en el prólogo del texto. 

No conforme con romper esquemas en lo actoral, en el año 2006 Calcagno se embarcó junto a Pepe Vazquez en la hazaña de guionar, dirigir y coprotagonizar “Líber Falco”, basada en el trabajo del poeta uruguayo. Estrenado en 2006, con motivo de los 100 años del nacimiento de Falco, el espectáculo fue presentado en el Centro Cultural Florencio Sánchez, para luego iniciar una gira por los barrios montevideanos, una política democratizadora del teatro a la que Calcagno adhirió a lo largo de su trayectoria. 

Curioso y multidisciplinario, también incursionó en poesía, canto popular y tango, colaborando con figuras como Alfredo Zitarrosa, Los Olimareños, Numa Moraes, Mercedes Sosa y Daniel Viglietti. En materia audiovisual, protagonizó radioteatros del Sodre y teleteatros en los principales canales, además de saltar a la gran pantalla en filmes como “El viaje hacia el mar” (2003), donde compartió elenco con Héctor Guido, Julio César Castro, César Troncoso y Diego Delgrossi, entre otros. 

“Sereno pero seguro”

Así definió Delgrossi a Calcagno, en base a los 26 días de rodaje que llevó la película. “Teníamos la sana competencia de ver cuál de los dos tenía más medicamentos en su neceser de viaje, de hecho intercambiamos medicamentos entre nosotros. Guido y Troncoso decían que nos cuidábamos de enfermedades que no existen”, recordó en entrevista con Sala de Redacción. “Era una persona entrañable y un gran profesional”, añadió. 

Troncoso, quien también compartió con Calcagno y Guido el paso por “Cretinos Solemnes” de Federico Guerra, coincidió: “Julio era un tipo encantador, de mucha calidad humana, más allá de la calidad artística que estaba archiprobada. Tenía sus cosas de genio, pero hicimos muy buenas migas”, contó a Sala de Redacción.  

Ambos actores refieren a un primer acercamiento a Calcagno como espectadores de algunas de sus obras más trascendentes. “Cuando recién empecé a ver teatro, con 16 o 17 años, lo había visto en ‘La empresa perdona un momento de locura’, como todo el mundo en su momento; pero también haciendo ‘Luca’, una obra en la sala chiquita del Teatro Circular, donde hacía de obrero y hablaba de su vida mientras levantaba una pared”, evocó Troncoso. “Muchas veces pregunté y muy poca gente se acuerda de esa obra, pero era maravilloso verlo. La naturalidad con la que el tipo trabajaba, la energía, el compromiso con la historia que contaba”, afirmó. 

Ese cariño y respeto por la profesión se convirtió en un gran diferencial de Calcagno: “En Uruguay no hay fama, no hay dinero, no hay prestigio. Actuar es algo que hacemos con el corazón, estás trabajando por la pasión que la actividad te merece y por eso mismo te tenés que involucrar. Ese respeto por la profesión es la impronta que deja Julio”, ponderó Troncoso. 

Legado

Calcagno fue despedido con mensajes de cariño por directores, actores, músicos y periodistas, así como por su fiel audiencia, principales testigos del impacto que su paso por los escenarios deja en las artes escénicas del país. 

“Siempre digo que se tendrán que filmar las obras de teatro, por lo menos las obras públicas. Sé que a veces se lo hace, pero tener una grabación de alguna obra donde Julio Calcagno haya sido protagonista o coprotagonista, sería realmente una clase de arte escénico para las generaciones futuras de artistas y espectadores”, reflexionó Delgrossi.  

“El teatro tiene esa cosa de que se hace y el que lo ve, lo ve, el que no, se lo perdió. Y cuando el actor fallece, como en este caso, lo que queda son anécdotas, recuerdos. El teatro es efímero”, respaldó Troncoso, y añadió: “Hay una generación que está dejando un modo de laburar, de comprometerse con la tarea que elegimos. No es fácil encontrar una actividad que te apasione y cuando lo hacés, hay que agarrarla y no soltarla más. A veces uno se cansa, pero venía un tipo como Julio poniendo esa polenta y motivaba”.

“Calcagno deja un vacío insustituible, porque él tenía su forma de hacer teatro y haciendo tanto drama como comedia, marcó a todos los que tuvimos el placer de actuar con él y verlo actuar”, concluyó Delgrossi.

Otro adiós
A pocas horas de conocerse la noticia del fallecimiento de Calcagno, la comunidad teatral nacional debió despedir a otro de los suyos: Mario Aguerre, colega y amigo de Julio Calcagno, falleció a los 79 años. 
Conocido por su trabajo en la música y las artes escénicas, Aguerre fue fundador de la Escuela de Acción Teatral Alambique en 1990 y docente en la EMAD hasta 1987, cuando se jubiló. En cine, integró el reparto de películas nacionales de relevancia como “El Viñedo”, “Flacas Vacas”, “Clever” y “Desconocido”, esta última en el año 2022.
Al frente de la banda Los Delfines, Aguerre formó parte de la generación fundacional del rock uruguayo junto a Los Shakers y Los Mockers. Además, es considerado un pionero en el mundo del clown en Uruguay. 
“Se va el compañero Mario Aguerre. Músico del grupo Los Delfines en los albores del rock nacional, alumno directo de Jacques Lecocq, fue y es una referencia del teatro de acción y los estilos de clown y bufón de Uruguay”, fue el mensaje de la Sociedad Uruguaya de Actores para recordarlo.

Pierina Cappelli / Rafaela Cardarello

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