Desde la creación de Internet en 1969, las tecnologías enfocadas en las telecomunicaciones han tenido un gran avance, tanto en su desarrollo como en nuevas herramientas, así como en la democratización de su acceso. Lejos quedó la aparición de los “Cibercafé”: el primero de todos fue el Café Cyberia en Londres, fundado en 1994.

Con su creación, las tecnologías avanzaron y permitieron que el acceso a Internet fuera más popular y global. Así como surgieron negocios y plataformas, cambiaron algunas dinámicas y también desaparecieron otras. Un ejemplo es el de la empresa Blockbuster, compañía líder del negocio de los videoclubes, que dejó de existir en el año 2014, entre otros factores por el surgimiento de plataformas como Netflix.

En Uruguay el acceso a Internet subió de un 11,1% en 2001 a un 90,1% en 2021, lo que provocó que la demanda de cibers se redujera. Esto provocó que el costo de la hora en las computadoras de un ciber subiera de unos aproximadamente $20 en 2013 a unos actuales $80.

La recorrida de Sala de Redacción por cibers de Montevideo comenzó en una oscura galería de la avenida 18 de Julio, que tiene el aspecto de haberse quedado dos o tres décadas atrás. El costo es de $80 la hora, pero se puede abonar menos en relación al tiempo de uso, aunque el cálculo es un tanto arbitrario: $20 puede equivaler a 5 o 15 minutos en una computadora. 

Este ciber tiene un total de seis computadoras que pueden utilizarse de lunes a viernes de 10 a 18 horas; los sábados y domingos el local se encuentra cerrado. En una semana, el techo de recaudación es de $19.200 para el dueño del local y de unos $76.000 por mes. Pero al entrar al local se puede percibir una realidad totalmente distinta, ya que solo una o dos computadoras son ocupadas por clientes.

“Esto lo sigo haciendo por costumbre”, comenta el dueño del local, quien actualmente está jubilado. El ciber lo tiene desde hace 20 años, pero la mayoría de sus ingresos no provienen del uso de las máquinas, sino que de “la reparación de computadoras, fotocopias y venta de alguna que otra cosa”.

La recorrida continúa en las inmediaciones de la Plaza Cagancha, donde los resultados de la pandemia se sintieron negativamente. “Si antes nos iba mal, después del covid fue peor. Hay que adaptarse al cambio, hoy por hoy casi todo el mundo tiene computadoras o celulares, y uno como dueño de negocio tiene que buscarle la vuelta y tratar de vender alguna cosa o dar algún servicio para tener algún ingreso extra” cuenta el dueño de este ciber, y agrega que “no hay tanta gente que venga como hace 10 años, pero siempre alguien hay”; las pocas personas que asisten al local van porque “te saca de un apuro, o de última te es un complemento si por ejemplo no tenés impresora en tu casa”.

El acceso a nuevas tecnologías y dispositivos tuvieron como efecto que el negocio de los cibers sea menos rentable que hace 5 o 10 años, pese a que busquen permanentemente reinventarse. Y en la actualidad, tanto en Montevideo como en el resto del mundo, están en camino a desaparecer.

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